Capítulo 14: Estado de embriago

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Alexa camina a mi lado, creo que estacioné mi auto demasiado lejos, y en la carrera nos alejamos demasiado.

— Estoy cansada —dice y se sujeta de mi brazo, haciéndome detener.

Ruedo los ojos.

— Vamos Bambi.

— Odio que me digas así.

No puedo evitar sonreír.

— Lo sé.

Ella me suelta y cuando volteo la veo sentada en el suelo abrazada a sus piernas.

— No quiero caminar —Se queja.

No puedo creer que la chica patea traseros se esté comportando como una niña pequeña.

— ¿Dónde vives? Pagaré un taxi para que vuelvas.

— ¿Crees que te diré mi dirección? —Me saca la lengua.

Me agacho frente a ella y sujeto sus hombros, las personas que caminan a nuestro alrededor se nos quedan observando, aunque eso no es importante en este momento.

— No seas infantil, necesitas volver a casa —trato de explicarle.

— Es que... —Sus mejillas se tornan de un color carmesí y aparta su mirada de la mía—, no recuerdo mi dirección.

La miro con incredulidad y bajo la cabeza, no sé si reír o llorar. 

— ¿Alguna casa de una amiga? —cuestiono y niega con la cabeza, suspiro cansado—. De acuerdo, te llevaré con Justin.

— ¡No! —exclama—. No quiero que me vea así, no puedes llevarme con él —dice ahora en un tono bajo y esconde su cara entre sus brazos.

¿Por qué esta chica era tan complicada?

« No puedo creer lo que haré. » Pienso.

— De acuerdo, pero debes levantarte de ahí —Le digo.

— Está bien —Me pongo de pie y la ayudo a levantarse, pero trastabillea, se sujeta de mi brazo y quita sus tacones—. Está frío —expresa al pisar el suelo.

— Eres tan descuidada —expreso acercándome a ella y me coloco en su frente, sujetando sus muslos y en un movimiento la elevo del suelo cargándola a mi espalda mientras ella se aferra a mi cuello y sujeta sus tacones.

— Puedo caminar sola —expresa con su lengua algo enredada.

— Si, si, lo que tú digas —comento—, ¿sabes? Borracha me caes mejor.

— No estoy borracha —Niega rotundamente, aun en este estado sigue siendo orgullosa.

— ¿Por qué te emborrachaste de ese modo? —cuestiono.

— No sé —dice—. Ni siquiera quería salir hoy pero mis amigas me arrastraron hasta el bar y desaparecieron, luego empecé a beber y no pude parar, ¿tu hermano se sentirá así de mal?

« Así que ella también está sufriendo. »

Esta versión de Alexa es más habladora, por lo menos me responde sin lanzarme una palabrota por el medio.

Y se me prendió el bombillito.

— ¿A dónde vas después de la universidad? —cuestiono.

— A...un lugar —niego ligeramente con la cabeza mientras la acomodo para cargarla mejor, ni borracha se va de lengua.

Minutos después por fin llego a mi auto, abro la puerta y la dejo con poca sutileza en los asientos traseros, me enderezó y la observo, está acostada sobre los asientos, y mantiene sus ojos cerrados.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora