Capítulo 31: Residencia

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Conduzco el auto mientras de reojo veo a Alexa, va mirando su móvil como si todo en su vida fuera color de rosa, verdaderamente admiro esa capacidad que tiene.

— Lo encontré —anuncia victoriosa.

— ¿Qué cosa? —pregunto.

— Estaba buscando un libro electrónico en internet —Me muestra su teléfono donde aparece la portada de un libro.

— ¿Qué página es esa?

— Wattpad —dice volviendo a mirar su teléfono.

— ¿En serio existe algo llamado así? —hago una mueca. Justin me ha hablado de esto.

— Ya ves que sí —asegura.

Ruedo los ojos.

— Supongo que pasarás el resto de la noche leyendo.

— Por supuesto, desvelarme leyendo viene como bonus de mi personalidad —asegura.

— Oye, ¿qué harás con...ya sabes? —menciono dudoso.

— Con Justin, puedes decir su nombre —bufa—, no somos niños pequeños.

— ¿Y entonces?

Se encoge de hombros.

— Nada —dice simplemente—. Gira a la izquierda —ordena y así lo hago.

— ¿Podrás verlo aún después de lo que hizo? —cuestiono.

— No subestimes mi capacidad de borrar a alguien de mi vida y actuar como si fuésemos simples desconocidos.

— Woow —expreso—, así que tu plan es ignorarlo, que madura.

— Bueno, también puedo golpearlo —dice sencillamente y hago una mueca de dolor.

— Si, yo soy testigo de que tus golpes duelen.

Ella se carcajea y realmente estoy sorprendido, lo ha hecho tan pocas veces de una manera auténtica que cuando lo hace ser espectador de ello se vuelve increíble.

— No fueras testigo de mis golpes si dejaras de hacerme enfadar.

Entonces yo sonrío.

— Pero también puedo hacerte reír.

Sus risas se opacan y cobra una actitud seria, desviando su mirada hasta la ventanilla, la observo de reojo y una de mis comisuras se eleva al notar un leve sonrojo en sus mejillas.

— Es aquí —avisa en un tono bajo y detengo el auto ante una casa grande de dos plantas, con una cochera amplia.

— ¿De quién es la casa? —cuestiono viéndola bajar de mi auto y cerrar la puerta.

Se asoma a la ventanilla y me muestra un par de llaves en sus manos.

— ¿De quién crees que va a ser Archer? —pregunta burlona—. Gracias por traerme a casa y...—Me mira en silencio por unos segundos en los que espero sus palabras—, nuestro trato termina aquí —dice y me siento ¿triste? Debería sentirme aliviado—, gracias por ayudarme, imbécil —comenta burlona y extiende una mano hacia mí.

Por un momento dudo pero termino estrechándola.

— Un gusto hacer negocios contigo Bambi.

Ella sonríe de una manera sincera y me da la espalda caminando hacia su casa.

« Aquí, nuestro trato llega a su fin. » Pienso poniendo en marcha el auto. « Supongo que todo vuelve a la normalidad. »

(...)

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora