Pov Dylan
— No la necesito —Claro, se estaba muriendo de frío y no necesitaba taparse, pero prefería morir de hipotermia antes de acercarse a mí para cubrirnos a ambos, tan típico de ella.
Quito la toalla de sobre mi cuerpo y se la coloco, aún así trata de reclamar.
— Deja de ser terca —protesto y resoplo—. Si que eres una molestia Bambi.
— Claro, porque tú no —dice sarcástica.
— Infantil —expreso con una mueca, porque es lo que estaba siendo.
— Imbécil —responde.
— Tonta.
— Creído.
— Terca.
— Estúpido.
La observo, su nariz está algo roja por el frío y su cabello está suelto cayendo a los lados de su cuello mientras se acurruca en la toalla.
— Hermosa —digo.
— ¿Qué? —dirige su mirada a mí, sorprendida por como acababa de nombrarla—, ¿qué dijiste?
— Qué eres hermosa —reitero, porque sí, lo es, no hay otro adjetivo para calificarla.
« No me gusta. » Me repito en mi mente y entonces me acerco, derribando ese maldito espacio entre nuestros rostros.
Llevo una mano a su nuca, ejerciendo presión e impidiendo que se aparte de mí, y hago lo que hace mucho deseaba: la beso.
Sus labios son suaves y delicados, tan deliciosos, me separo de estos y deparo en los ojos de Bambi, se ve sorprendida ante mi acción, luego mi vista vuelve a sus suculentos labios y deseo probarlos de nuevo.
— Acabas de...acabas de... —Ella comienza a reaccionar.
— Si, lo hice —afirmo sin arrepentimientos.
— ¡Acabas de besarme! —grita y me resulta divertido que esté entrando en pánico.
— ¿Y? —pregunto.
— ¡Demonios! ¡Acabas de besarme!
« ¿Cómo puede ser tan tierna? »
Acaricio con una de mis manos su mejilla, ella comienza a sonrojarse.
« Solo es atracción. »
— Prepárate, porque lo volveré a hacer —aviso y me acerco nuevamente, antes de que pudiese protestar.
Con lentitud comienzo a mover mis labios sobre los suyos, esperando una aprobación de ella.
Quiero estar seguro que no soy yo solo el que piensa que esto es una locura. Una estúpida locura que quiero cometer.
Sin embargo no espero demasiado antes de que sus labios comiencen a seguir el compás de los míos, algo inseguros. Me acerco más, y su lengua golpea mis labios, mi piel se eriza y la dejo pasar, comenzando un baile con su lengua, tiene un sabor amentolado gracias a los caramelos que comimos minutos atrás, y me encanta.
— ¡Demonios! —mascullo molesto sobre sus labios, necesitando más, mucho más.
Un impulso a poseerla se apodera de mí y llevo mis manos a su nuca, obligándola a no separarse mientras tomo el control del beso, consumiéndola, un pequeño jadeo escapa de ella cuando doy un apretón a sus caderas y sus dedos se pierden en mis cabellos.
El frío del ambiente comienza a pasar a un segundo plano.
Llevo ambas manos a su cintura, guiándola hasta que se sienta a horcajadas sobre mí, ahueca mi rostro con sus manos, besándome con fuerza mientras esta vez es ella quien se apodera de mi boca.
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Perfectamente imperfectos
Teen FictionUna chica con un pasado incierto causa la curiosidad de uno de los herederos más poderosos de la universidad privada a la que asiste. Un chico bajo la presión social de su padre tiene la ideología de que debe ser la imagen de la perfección. Un reenc...