Capítulo 61: Trajes y corbatas

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Camino entre los pasillos de aquella nueva universidad, esta era el mes de intercambio y ahora me hallo en una escuela pública, buscando mi salón.

« ¿Por donde es? » Me cuestiono mirando hacia todos los lados.

Las clases ya han comenzado y no veo a nadie en los pasillos.

Doy un largo suspiro cuando una puerta a mi izquierda se abre y de esta sale una persona con la que choco a causa de que no me dio tiempo de esquivarlo.

— Disculpa —pido y observo al chico con el que me he dado de hostias.

— Debes ser la chica de intercambio ¿no? —cuestiona con voz ronca.

Es alto y su piel bronceada le hace ver mucho más sensual junto a las vetas azules entre su cabello oscuro.

« Este ser no necesita gimnasio, el gimnasio lo necesita a él. » Pienso echándole un rápido vistazo a su musculatura.

— Si, soy yo, pero creo que me he perdido —respondo simplemente.

— Te han asignado mi salón, te guío —ofrece y sonríe, mostrando un pequeño hoyuelo en su mejilla derecha.

— Gracias —agradezco siguiendo sus pasos.

— Así que, tienes las mejores notas de tu escuela —dice, ya que el intercambio es entre los mejores alumnos.

— Si —digo.

— ¿Te gusta esta universidad?

— Acabo de entrar —expreso.

— ¿Por qué me da la impresión de que no hablas mucho? —pregunta sarcástico.

— ¿Por qué me da la impresión de que haces muchas preguntas? —respondo y ríe.

— Me caes bien Novata —dice y frunzo mi ceño.

— ¿Novata? No me llames de esa forma.

— Eres la nueva, y no recuerdo que te hayas presentado.

Ruedo los ojos — Mi nombre es Alexa.

— Bonito nombre Novata, yo soy Kail —Se presenta y nos detenemos frente a una puerta—. Es esta —dice abriendo.

Luego de presentarme a la clase y que el profesor me asignara mi asiento en última fila, me senté y comencé a prestar atención.

Escucho al maestro hablar pero luego de un par de minutos me desconecto y hago un leve puchero.

« ¿Qué estará haciendo Dylan? »

Tomo mi teléfono y abro su chat para escribirle cuando un mensaje llega antes de que pueda darle a "enviar", sonrío al leerlo: "Bambiiiiiii, te extrañooooo".

Escribo: "Yo también, extraño sentir tu mirada acosadora en mi nuca".

Segundos después recibo mi respuesta: "Es difícil no admirar la belleza de mi novia".

Siento mis mejillas enrojecer y volteo el teléfono. No debería ponerme nerviosa, pero realmente lo hago cada vez que utiliza la palabra "novia" para calificarme.

Mi teléfono vibra y lo vuelvo a voltear: "De seguro ya te has sonrojado, presta atención a clases y ya no pienses en mí".

Vigilo que el profesor no esté viendo para escribir: "¿Como no voy a pensar en la criatura más sexy del planeta? Por cierto, voy a visitarte en la empresa, quiero verte en uno de esos trajes".

Al minuto me llega su respuesta: "¿Solo para verme?"

Una de mis comisuras se eleva mientras contesto: "Eso lo decidiré después, depende de si tienes corbata o no".

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora