CAPITULO 01

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ANNE

Para algunas personas el tiempo se les pasa como un caracol, lento y aburrido, parece que el día jamás acabará o que el próximo año tardará más de lo esperado en llegar, pueden hacer mil cosas y aún así les sobran horas del día.

Pero ese no es mi caso hoy.

La alarma sonó exactamente a la hora que la programe, sin embargo ya voy tarde a mi primer día de último año en preparatoria, no logro entender cómo siempre se me hace tarde el primer día de clases de un nuevo año o semestre, si hay algo que me molesta demasiado es llegar tarde a cualquier lugar, pero aquí voy de nuevo, como todos los primeros días de un nuevo años escolar.

Miro mi reloj y luego a mi padre, como si tan solo con mi mirada pudiera decirle que conduzca más rápido, y es que se que si se lo digo me recordara que por mi culpa es que vamos tarde, incluso él llegará tarde a su vuelo.

—Deberías levantarte más temprano— comenta doblando en la calle que da a mi colegio.

—Sabes que lo hago, pero el despertador me odia y no sonó— miento, una mentira inocente.

–Aja, a eso súmale la hora que te la pasaste arreglándote.

—Es primordial, Robert— medio sonríe.

—Yo te veo igual, Anne— sonrio —Bájate ahora— se estaciona frente al portón.

—¿Cuando regresarás?— inquiero metiendo mi celular en la mochila.

—Dos semanas, llamaré cada mañana, tarde, día y noche cariño— me mira —¿Segura que estarás Bien sola?

—Lo prometo— acaricia mi mejilla.

—Te amo, recuerda, nada de fiestas ni de invitar a amigos, ¿okay?

—¿Y a mis amigas?

—A ellas si, ahora baja o decidiré quedarme y perder el caso, sabes que odio perder.

—Te amo, suerte— dejo un beso en su mejilla.

—Te amo— le doy una última sonrisa antes de bajar del auto.

Le digo adiós con la mano, hace lo mismo y avanza, miro al frente soltando un suspiro que se queda a medias al darme cuenta de que están a punto de cerrar el portón así que me echo a correr para alcanzar a entrar.

Corro lo más rápido que puedo hasta llegar a mi salón, le doy gracias al cielo de que ningún profesor ha llegado todavía. Visualizo a mis amigas las cuales están sentadas en una esquina al fondo del salón como siempre, me guardaron mi lugar, me acerco, dejo mi mochila en el suelo y me siento.

Saco mi celular para enviarle un mensaje a mi padre deseándole suerte de nuevo y recordarle que lo amo, jamás me había dejado sola por tanto tiempo, más bien no me había dejado sola jamás, sus viajes siempre son de dos o tres días, jamás de una o dos semanas y siempre me lleva con él ya que pide permiso en el colegio, pero esta vez son muchos días y sería más difícil ponerme al corriente, más considerando que es mi último año.

Robert es uno de los mejores abogados, eso lo hace ser un hombre muy ocupado, más considerando que es papá soltero, pero aún así trata de pasar tiempo conmigo, incluso puso un día especial en el que solo somos él y yo así tenga demasiado trabajo, los miércoles vamos a comer y después a hacer lo que yo quiera, verdaderamente se ha esforzado por jamás hacerme sentir sola aunque los demás días es raro que se la pase en casa después de las siete de la mañana o antes de las ocho de la noche, pero aún así no me ha faltado amor jamás.

Tengo al mejor papá.

—Llegas tarde— miro a Emma, mi mejor amiga.

—Como todos los primeros días— ahora miro a Sofia, mi otra mejor amiga.

Clase a media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora