CAPITULO 04

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ANNE

Miro la hora en mi celular anhelando que la clase acabe aunque no se que está peor, si esta aburrida o que la clase que siga sea la del profesor Hiddleston.

Sinceramente en todas estas horas no me he podido concentrar, es que esa mascada es tan importante.

Cuando mi mamá enfermó y comenzó a caérsele el cabello la usaba siempre, yo le decía que me gustaba mucho y es verdad, es una mascada hermosa y muy fina, de seda, color blanca con un marco azul cielo como a ella le gustaba y con algunos detalles dorados. Un día me la regalo y no entendí porque hasta que crecí un poco más, dijo que siempre que la trajera traería un pedazo de ella conmigo, ella ya se sentía mal en ese momento, sabía que iba a...que iba a morir.

Necesito mi mascada, no puedo perderla.

Un papelito cae en mi escritorio, lo abro y es de mis amigas, un "¿estás bien?" es lo qué hay escrito, me giro para mirarlas y asiento lentamente con una media sonrisa, ellas también asienten.

Vuelvo a mirar al frente y por fin la clase acaba, no pasan ni cinco minutos cuando el profesor Hiddleston ya está dentro del salón.

—Buenas tardes chicos— deja sus cosas sobre el escritorio —Tengo su trabajo del viernes, paso lista y vienen por el— saca las hojas —Sofia Ávila.

Mi amiga es la primera en pasar, cuando regresa nos enseña su hoja con el nueve que le puso el profesor, al parecer las preguntas no eran tan fáciles.

Él sigue nombrando aunque no estoy muy lejos, soy la numero once de la lista.

—Anne Downey— me pongo de pie y voy hasta el.

—Gra...— guardó silencio al ver el siete en mi hoja, lo miro pero él mira la lista —Profesor...

—Adam Dexter— me ignora.

Muerdo mi mejilla interior y regreso a mi lugar, jamás habría tenido siete en ningún trabajo, debe ser un error, definitivamente es porque me odia.

Cuando termina de pasar lista y darnos el trabajo, inicia la clase, se nos pasa explicándonos la historia de las finanzas y no se que más, en toda la clase no le quito la mirada de encima, ¿cómo puede ser tan guapo y tan amargado?, definitivamente los guapos algún defecto tienen que tener.

Nuestras miradas se cruzan de ves en cuando, la de él es inexpresiva, no parece que está enojado conmigo y eso es lo que más me da miedo, al parecer sus hermosos ojos son de otro mundo y por eso no pueden transmitir nada.

En cuanto la clase termina guardo mis cosas excepto la hija que medio el profesor.

—¿Nos vamos?— inquiere Emma a mi lado.

—Adelántense, espérenme en la salida— asiente, ambas se van.

El profesor sale antes que yo así que apresuró el paso, lo sigo acomodando mi mochila en mi hombro y sosteniendo fuertemente la hoja en mi mano.

—Profesor Hiddleston— no deja de caminar.

—¿Algún problema señorita Downey?— trató de ir a su paso pero es más alto que ya y con un paso que él da yo tengo que dar como tres.

—Es que me puso siete en el trabajo y no entiendo porque, bueno si pero no creo que las tres ultimas estén mal contestadas y...

—¿Insinúa que me equivoque?— doblamos en un pasillo.

—No, para nada, solo que bueno entre tantas respuestas yo creo que usted...

—La calificación que está ahí es la que se merece señorita Downey— llegamos al área de oficinas.

Clase a media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora