EMMA: 2/2

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EMMA

Sofia: Feliz cumpleaños Emma, espero te la estes pesando bien, a pesar de todo, te quiero y espero que estes bien.

Releo el mensaje de Sofia por milésima vez en el día, el sentimientos de culpa y arrepentimiento me invaden por dentro, ahora mismo estaría con mis amigas, disfrutando de un rico pastel más hecho por nosotras, más por Sofi y por mi ya que Anne no cocina nada, también estaríamos asustadas por las películas que ni siquiera dan miedo y ellas me verían dormir ya que siempre caigo primero.

Pero ya jamás será así, no es por pesimista que pienso esto, es simplemente la verdad, cuando algo se rompe jamás vuelve a ser lo mismo, sería incómodo.

Se que no debí actuar con impulso ni volverme ciega por Daniel, soy una estúpida por prensar que el podría enamorarse de mi, solo era algo sexual para el y siempre seré eso, me odio, me odio porque aún así me sigue gustando, es tan ilógico, ¿por que nos tiene que atraer lo que no nos quiere o nos hace mal?, no entiendo.

Lo que sí entiendo ahora es que no debo de cambiar a una amistad por un hombre, las extraño, de verdad las extraño.

—Emma, los Swan quieren saludarte— miro a mi papá.

Luce muy guapo con ese traje azul hecho a la medida, está peinado perfectamente y su barba está perfecta.

—No recuerdo quienes son— me da una mirada severa.

—Los conociste cuando niña así que ven y saluda, son importantes para la empresa— sonríe con satisfacción —Y tienen un hijo.

—No me...— su mirada se vuelve más fría —Voy.

El se adelanta volviendo a sonreír, suelto un suspiro y me pongo de pie, acomodo mi vestido y luego guardo mi celular en mi bolso.

Camino lento hasta en donde esta mi papá con esa familia, no puedo creer que mi cumpleaños me lo esté pasando en una fiesta de empresarios, aunque fui yo la que decidí que no quería nada pero aún así mis padres pudieron decidir comprarme un pastel y pasarla juntos en casa por lo menos.

¿Para que sueño?, ellos solo hacen esas cosas cuando hay personas presentes, más mi padre, el no es nada amoroso conmigo cuando estamos solos, pero cuando hay personas si, como la vez que casi pelea con el papá de Anne por mi, claro que en la casa me grito y dijo que lo único que yo tenía que hacer era comportarme como una chica buen, de casa y no como una verdulera.

Así es mi papá, solo es apariencias, lo único que le importa es tener la familia perfecta, ser el mejor entre sus colegas y amigos.

Paso mis manos por mi vestido bajándolo un poco más, a unos pasos de mi esta mi papá con esa familia que no me interesa en lo más mínimo recordar.

Resignada vuelvo a caminar, antes de llegar a ellos giro un poco mi cabeza ya que siento que me observan, mis ojos se encuentran con los de él papá de Daniel y eso me causa un cosquilleo en el estómago al pensar que el puede estar aquí, Dios, el no es de estas fiestas elegantes.

Le dedico una pequeña sonrisa al hombre de ojos azules, él la devuelve a la vez que lleva su vaso con licor, vaya que es atractivo, los Fassbender son como dioses.

—Hija— la voz de mi padre me hace mirarlo —Ven aquí.

Miro su mano, el espera a que la tome, lo hago fingiendo una sonrisa.

Mi madre se posicionó a mi otro lado haciendo que quede en medio de ambos, me presentan a los Swan, aún así no los recuerdo. La señora de tez morena me halaga diciendo que estoy hermosa y que crecí demasiado, el patriarca de la familia me presenta con orgullo a su hijo, es dos años mayor que yo, tez morena y ojos avellana muy lindos, parecen una familia demasiado elegante, los tres.

Clase a media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora