CAPITULO 03

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ANNE

Daniel Fassbender, el capitán del equipo de básquetbol de la preparatoria, el pelirrojo sexy que absolutamente todas las de la escuela desean, uno noventa y dos de altura, ejercitado, ojos verdes y facciones finas pero masculinas, tiene a todas a su Merced.

Y es por eso que me pregunto, ¿qué hago yo en su casa?, no me hago menos ni nada de eso pero las porristas del equipo están detrás de él y aún así jamás lo he visto cariñosamente con ninguna, claro que no descarto la idea de que ya se las haya tirado.

—¿Quieres una cerveza u otra cosa?— me ofrece cerrando la puerta principal.

—No bebo gracias y acabo de beber agua— asiente dejando las llaves sobre el mueble en la entrada.

—Vamos— lo sigo a las escaleras.

Ya he estado aquí así que no me preocupo en detallar su casa de estilo colonial, esta tan bien construida y no es para menos considerando que su papá es el mejor arquitecto de aquí, también hizo los planos y todo eso de la mía.

Llegamos a su habitación perfectamente ordenada, dejó mi celular sobre su escritorio y me siento en la orilla de la cama.

—¿Cual película vamos a ver?— enciende la televisión.

—¿Cual quieres?— me encojo de hombros —Te gusta leer, ¿no?

—Si— miro que entra al buscador.

—¿Leíste trescientos sesenta y cinco días?— lo miro obvia —Pues veremos la película.

—¿Tu lo leíste?

—Claro— se sienta a mi lado y pone la película.

—Ya la vi— me mira, deja un besa en mis labios que me hace sonreír —Dijimos película.

—Ann, sabes que no estás aquí solo por una simple película— vuelve a besarme esta vez pasando su mano por mi cuello.

Le sigo el beso pegándome más a él, sabe besar, me gusta eso de él, sabe perfectamente qué hacer.

Intenta acostarme en la cama así que me separo de él cuando recuerdo que sude por correr, me siento incómoda si estoy sucia.

—Acabo de correr y sude, me da asco así— se pone de pie y extiende su mano.

—Ven— dudo un poco pero al final la tomo.

Suelto un chillido cuando me hala y me carga, envuelvo mis piernas en su cintura y me sostengo también de su cuello, nuestros labios vuelven a unirse y así camina a no se donde.

—¿Que haces?— inquiero cuando entramos a su baño.

—Vamos a bañarnos— nos mete a la regadera y abre la llave haciendo que el agua caiga sobre nosotros, yo sigo encima de él.

—Dani, mi ropa no...

—Deja de quejarte— me baja de encima suyo, quita lo que amarra mi cabello y lo avienta afuera de la regadera.

Sigue con el short que desliza hacia abajo por mis piernas mientras que yo quito el top que deja mis senos libres, lo aviento hacia afuera igual que Daniel hizo con mi short y mis bragas.

Sigue con mis tenis y calcetines que los manda dios sabe a donde.

—Dani...— gimo en el momento que sube mis piernas a sus hombros y ataca mi intimidad con su boca.

Llevo mis manos a su cabeza, las enredo en su cabello cerrando los ojos por la excitación que me proporciona su lengua, me lame toda y luego la mete en mi canal, yo solo me dedico a disfrutar de esto.

Clase a media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora