CAPITULO 36

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ANNE

No puedo moverme, miro un punto fijo pero no miro nada, sólo pienso y pienso en lo que esa mujer acaba de decirme, debió de haberse equivocado de número, seguro se equivocó de Thomas, no es mi Tom del que hablaba, él ni siquiera tiene un anillo, no...no tiene un anillo.

No quiero creer que es verdad, no quiero porque eso significa que nada es verdad, que jamás en la vida puede haber un nosotros aunque la posibilidad sea mínima.

—Buenos días pequeña, pensé que seguías dormida, tenía mucha sed tuve que ir por agua— observo cada uno de sus movimientos sin saber que decir —¿Tienes hambre?, ¿qué quieres que te haga?

No le contesto, las palabras no salen de mi boca.

Tom me mira extrañado —¿Estas bien Anne?

—Te...te llamaron— dejo el celular en la mesita de noche.

—¿Contestaste?— lo miro a los ojos.

—Era una mujer— no perdemos el contacto —Tu esposa.

Hasta me duele decirlo, pero me duele más su silencio, no me dice nada solo me mira y eso me basta para saber que es verdad, está casado.

Antes de que me vea llorar me bajo de la cama y voy directo a mi mochila para sacar el pants y el suéter que traje y comenzar a vestirme.

—Anne escúchame— intenta tocarme pero me aparto.

—Eres un idiota— me pongo el suéter —Mejor dicho yo soy la idiota.

—Anne déjame explicarte no es lo que piensas— lo miro.

—¿Que me vas a decir?, ¿que duermen en camas separadas?, ¿que ya no están juntos pero ella te sigue llamando esposo?, genial, será muy creíble Thomas, eso es lo que dicen todos así que no te creeré, no te esfuerces en tu mentira.

Salgo de la habitación y voy directo a la puerta pero antes de llegar Tom me detiene.

—Anne...

—¡Suéltame!— lo miro y no puedo evitar llorar —No quiero que me digas nada.

—Es que no me estás dejando decirte nada Anne, por favor escúchame no es lo que tú piensas, yo no estoy más con ella— niego sintiendo como las lágrimas mojan mis mejillas —No llores por favor, Anne no soporto ver llorar a una mujer por mi culpa.

—Eso debiste de haber pensando antes de mentirme, pero claro, eras demasiado bueno para ser verdad y yo demasiado estúpida, ¿eres mío y de tu esposa?, ¿o de ella solamente?, ¿va a llegar mañana y tu dejarás de satisfacerte conmigo?— cierra los ojos unos segundos.

—Siéntate, hablemos, te lo voy a explicar...

—¡Que me sueltes!— me alejo —Soy menor, tengo diecisiete pero no soy una estupida que te va a creer.

—Me estás desesperando Anne, ¡aprende a escuchar maldita sea!

—¡Que no quiero tus mentiras, déjame y ve a ser feliz con tu maldita esposa!

—¡Que no te mentí carajo!— gruñe como de frustración —Además, ni siquiera preguntaste.

Lo miro a los ojos sin creer lo que acaba de decir.

—¿Es Enserio?, ¿me dices esto sabiendo como me siento por descubrir que eres un mentiroso?— paso mis manos por mis mejillas bruscamente quitando mis lágrimas.

Es en vano ya que siguen saliendo.

—No, no se como te sientes porque me parece que está exagerando, ni siquiera me estás dejando explicarte y solo me tachas de mentiroso.

Clase a media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora