CAPITULO 68

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ANNE

Miro la puerta de la casa de Tom dudando en si entrar o no, tengo una llave, me dio una llave para usarla cuando yo quisiera, el dijo que yo podía venir cuando yo quisiera, pero ahora lo que me dijo Elizabeth me hizo dudar un poco, sus mensajes han estado raros y...no, no tengo que dudar de él, debo confiar.

El ladrido de Oreo me saca de mis pensamientos, tomo el paraguas fuertemente y como puedo toco el timbre, no quiero usar la llave ahora.

Espero unos segundos para que abra, al no hacerlo vuelvo a tocar, tampoco obtengo respuesta y cuando voy a tocar por tercera vez es Sebastian a quien miro cuando abre la puerta.

—Hola— frunce ligeramente el ceño.

Definitivamente no me esperaba para nada.

—Hola Anne— mira el cielo y luego se hace a un lado —Pasa, es muy noche, ¿viniste sola?

—En Uber— cierro el paraguas cuando estoy adentro.

Sebastián me lo quita para colgarlo en en el perchero, luego ambos caminamos a la sala de estar.

—¿Y Tom?— pregunto cargando mejor a Oreo.

—En su habitación— me detalla, luego a mi perra.

—Mira, Ella es Oreo— La acaricia.

—Es bonita— asiento sin saber que decir.

Ambos nos miramos fijamente sin decir nada, sus ojos están raros, algo hinchados y rojos, como si no hubiera dormido o hubiera llorado.

—¿Lloraste?— preguntamos al unísono.

—No.

—Un poco— contesto sincera —¿Entonces tienes sueño?

—Si, un poco.

—Seb, ¿quien...— miró a Tom y no puedo evitar sonreír —Anne.

Camino hasta el y lo abrazo olvidándome de otro por unos segundos la cual ladra haciendo que me separe de él.

—Lo siento— la bajo y lo primero que hace es oler el pie de Tom —Es Oreo.

—Si...

—Iré a pasear por ahí— nos dice Seb —Vuelvo más tarde.

—¿Está bien?— le pregunto a Tom cuando su amigo se va.

—Si, solo tiene migraña— sonríe —Ven aquí pequeña.

Ahora me abraza el, cierro los ojos disfrutando de su calor, escucho su corazón palpitar y me siento mejor cuando me abraza más fuerte, quiero quedarme así siempre.

Nos mantenemos unos minutos más abrazados, cuando nos separamos me pongo de puntitas y dejo un beso en sus labios.

—Te extrañe— musito.

—Yo igual— acaricia mi mejilla —¿Que haces aquí?, ¿te dejo salir tu papá?, ¿y esa mochila?

Aprieto los labios ligeramente como reacción sus preguntas, camino al sofá en donde dejo mi mochila y luego me siento, subo a Oreo para que se acomode en mis piernas, Tom sigue de pie mirándome fijamente.

—Anne...

—Quería estar contigo— se sienta a mi lado —¿Puedes abrazarme?

—Claro— me abraza por los hombros, me pega mas a él y yo cierro los ojos mientras sigo acariciando a Oreo.

No se como decirle que vine para quedarme, es verdad que hablamos de estar juntos en Londres y todo eso, pero jamás de que yo me iría de mi casa y me vendría con el, ahora no se como decirle que hice eso, así como tampoco me atrevo a preguntarle sobre Elizabeth.

Clase a media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora