CAPITULO 37

4.4K 306 121
                                    

TOM

No despego la vista de mi celular esperando a que Anne me llame o conteste los mil mensajes que le he mandado, ya han pasado dos días desde que salió llorando de aquí y no puedo dejar de sentirme como un idiota.

Jamás había sentido tanta necesidad de explicarle a alguien las cosas, la necesidad de dejarle en claro que ya no estoy con Elizabeth y es porque la necesito, no quiero que esté enojada conmigo, fue verdad cuando le dije que la quiero.

Siento muchas cosas por Anne, cosas que a veces no quiero admitir porque ella es mucho menor que yo, pero aún así no quiero dejarla y tal vez es egoísta porque todavía tiene mucho por aprender y recorrer en su vida pero aún así la quiero para mi, es mía, ella lo dijo.

No le gustó verla llorar y menos que el causante fuera yo, quería abrazarla y que me dejara explicarle pero simplemente se fue, se molestó, está molesta conmigo y lo entiendo, debí haberle contado pero jamás me imaginé que ella fuera tan importante para mi y me doy cuenta ahora que probablemente no quiera volver a saber de mi.

No lo aguanto mas así que tomo mi celular y le escribo otro mensaje más a Anne, al final no lo envío, no quiero presionarla pero tampoco quiero estar sin hablarle, sin sus ocurrencias que me hacen feliz.

¡Maldita sea Elizabeth!, se supone que la tenía boqueada de todos lados, ademas, su descaro es increíble, ella me engañó y se atreve a querer hablarme.

Entro a contactos y desbloqueo el número de Elizabeth, dudo mucho antes de llamarle pero lo hago.

—Tom, gracias al cielo yo quería...

—No tu no vas a hablar, me vas a escuchar a Elizabeth, no quiero que me vuelvas a llamar jamas, no me molestes más y deja de alargar el divorcio, entiende que lo arruinaste.

—Pero ya te dije lo siento— trago grueso.

—Eso no es suficiente Elizabeth, no cuando tu esposo te encuentra en su cama con otro, no quiero saber nada de ti, entiéndelo.

—Se que me equivoque pero no me rendiré y tengo fe en que podemos volver a empezar y esta vez sin equivocaciones.

—Pues es tarde porque yo ya lo hice, estoy con alguien más y me hace feliz así que deja de molestar y deja de arruinar mi vida.

—Tom...— cuelgo antes de que pueda decir algo más.

Suelto un suspiro agotado de toda esta situación, no se porque le dije eso a Elizabeth, aunque no es del todo mentira, Anne y yo somos...amantes, eso se considera estar con alguien más, al menos para mi.

Voy al mini bar y me sirvo un poco de whisky para calmar mis ansias, las que se desataron al escuchar a Elizabeth otra vez después de tantos meses, es tan extraño, se supone que no debería sentir nada, ella me rompió el corazón, no debería palpitar al escucharla.

No mido el licor que me bebo dándole vueltas a todo lo que ha pasado en mi vida estos últimos meses, cuando menos me lo espero ya estoy abriendo otra botella ya que la que tenía en mis manos quedó completamente vacía, ni siquiera me molesto en servirme en un vaso, tomo directo de la botella.

En la mañana el dolor de cabeza se hace presente al igual que el dolor de espalda ya que dormí en el suelo de mi despacho, me voy a mi baño en donde me doy una ducha rápida y fría, tengo cosas que hacer y yo aquí con resaca.

Hace frío hoy así que esta vez si saco un abrigo y me lo pongo.

Mientras conduzco camino a la preparatoria le llamo a Sebastian.

—Hola hermano— contesta.

—Sebastian lo arruine— necesito contarle, es mi mejor amigo.

—¿Que pasó?, ¿sucedió algo con el divorcio?, tú abogado Robert vino y todo está...

Clase a media noche | Tom Hiddleston Donde viven las historias. Descúbrelo ahora