Capítulo 77: Traje mágico

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Martes 7:57 am

Nanami había llegado a La Torre de Babel sin complicaciones. Por primera vez, en tanto tiempo, esos periodistas se habían esfumado. Cuales perros corrieron detrás de un pedazo de carne. Ayer, cuándo llegó a su departamento, Haibara lo visitó, estaba preocupado por cómo estaba. Después de calmarlo Nanami le preguntó cómo había sido todo después de que él desapareció. Haibara le dijo que no hubo heridos, algunos periodistas quisieron tomar otros elevadores o subir las escaleras para alcanzarlo. Haibara se rio porque seguro que si lo intentaban no darían con la oficina de Nanami pues no sabían que La Torre de Babel era un laberinto. Aun así impidieron que pasaran y poco a poco fueron desapareciendo. Nanami sentía alivio, la verdad es que no le quedaban ganas de volverlo a intentar. Estaba seguro que para la próxima tal vez... solo haría una conferencia grabada.

Ahora subía el elevador el cual se abrió en recepción y al abrirse se encontró cara a cara con Satoru. Eso no lo esperaba por lo que se impresionó. Satoru sonrió y dio los buenos días de inmediato, entró y se paró a su lado. Nanami sólo se animó a asentir. No estarían solos en el elevador más personas subieron, iban a los otros pisos anteriores al 10. El elevador se apretó un poco y las personas no parecían tener consideración, se empujaban unos a otros. Nanami se acercó hasta una esquina, buscaba alejarse lo más que podía. Satoru fue empujado incluso con más agresividad, a la gente no le importaba si lo golpeaban, así que la parte de enfrente de su cuerpo chocó con el lateral de Nanami. Bajó su rostro para ver a Nanami y sólo sonrió, no era su culpa. Nanami gruñó pero por más que quisiera que su asistente le diera espacio eso sería imposible. Así que estarían así todo el trayecto. Lo incómodo de la situación les impedía hablar.

De camino Nanami recordó lo sucedido el día anterior, específicamente que se habían tomado de la mano, lo cual lo hizo ponerse nervioso. Para su suerte en el piso 3 bajó la mayor parte de la gente por lo que pudieron separarse y fingir que nada había pasado. Cuando tomaron el segundo ascensor Satoru le preguntó a Nanami.

—¿No hay una forma de tomar un ascensor directo al piso 77?

—En el que íbamos se supone que es el que menos gente tiene. Tal vez se descompuso el otro ascensor. Hay un ascensor que es menos concurrido, por así decirlo, y es el que debería usar, ese sólo deja pasar a personal con credenciales doradas —sacó su credencial de identificación parecida a la de Satoru—. Hace una parada más arriba que el ascensor que tomamos y allí se toma el elevador especial de Sukuna.

—¿Y por qué no lo usa?

—Porque no me gusta el lugar donde hace parada.

Llegaron a la oficina. Se llevó a cabo la rutina de siempre, Satoru le llevó café y se prepararon para trabajar. Antes de eso Satoru le dijo a Nanami que estaba estrenando el traje azul oscuro, el primero que le gustó. Y Nanami sólo le dijo que ese también era un traje mágico, sólo que ese tenía el poder de hacer que su portador se sentara a trabajar.

—¿Y el suyo? ¿Es mágico? Hoy está usando una combinación muy popular en cuanto a trajes.

—A veces está bien usar trajes normales, señor Gojo. Negro y blanco nunca pasan de moda. ¿Usted qué poder cree que tenga?

—Hmmm ese traje permite que su portador... no se enoje tanto. Sí, eso es.

—Vaya qué original es usted. Bueno trabaje porque esta semana será difícil. Un detalle, éste traje mío no funciona con usted.

Pasó la primera parte de la mañana y para las nueve salieron a desayunar. Satoru llevó su portátil a petición de Nanami para que pudieran adelantar algo mientras comían postre en Eden's Garden. Pero en lugar de eso Satoru aprovechó para hablar sobre el tema que había quedado en el aire el día anterior, sentía que aún había algo allí que debían discutir. Quizás sólo debía aclarar un par de cosas.

—Ayer... hablé con el dueño del edificio —lo soltó sin más. Nanami dejó de comer pastel y lo miró.

—¿Lo ha molestado o agredido?

—¡¿Eh?! No... no, no hubo nada de eso no se preocupe. Sólo preguntó... y yo ya aclaré las cosas y no quedaron dudas —mintió. Porque no lo había aclarado en realidad y eso era por orgullo pero temía que al decírselo a Nanami él se sintiera culpable, era mejor darle una versión más alegre de la situación—. Ha comprendido. No hay nada de qué preocuparse. Y bueno los vecinos siempre son así, pero pronto se aburren y buscan otra cosa con la que entretenerse. Además el dueño sabe que soy un buen inquilino... porque aunque usted no lo crea sí lo soy.

—Yo no cuestioné nada. Me alegra que todo se haya resuelto. Lamento haberle generado problemas.

—Mire, no se disculpe. A mí no me molesta y tampoco estamos haciendo nada malo como para que nos preocupemos. Los vecinos son así. ¿Usted tiene vecinos, señor Nanami?

Él pensó por un momento.

—Hay una que otra persona en el edificio donde vivo. Pero no nos vemos. Tal vez nos hemos topado en el estacionamiento pero nada más.

—Oh... eso si que es bueno. Tiene vecinos tranquilos.

—Eso no lo sé porque no los he visto. El departamento donde vivo está en el último piso del edificio y para llegar a él hay un elevador exclusivo. No hay más departamentos en ese piso por lo que no tengo que verlos. Creo que lo único que podría presentar un problema es que en el segundo piso hay un bar exclusivo, llega a haber peleas en las calles y en el vestíbulo pero no me incomoda... al menos no a mí.

—Oh, ese lugar suena muy cómodo. Que bueno que ha encontrado algo así señor Nanami. Y sin vecinos latosos. También no es como que me preocupe mucho este chisme porque pronto voy a mudarme entonces ¡qué importa!

—Cualquiera merece la tranquilidad en su hogar. ¿Y ya ha encontrado el indicado?

Satoru recargó su barbilla en su mano e hizo puchero.

—No realmente. Los últimos departamentos que vi esta semana no me convencieron creo que el que está por ganar fue el primero que vi.

—No lo noto muy convencido.

—El trabajo me quedaría lejos. Tendría que tomar tren.

—Señor Gojo como lo he visto que ha tenido problemas busqué por mi propia cuenta departamentos decentes y que cumplieran con las especificaciones que quiere —Satoru sonrió de inmediato—, me tomé la libertad de hacer citas para que pueda verlos. Pero usted dígame si puede o no ese día. Sobre qué tan lejos están creo que le agradará saber que los dos departamentos están por la zona donde vive. ¿Les daría una oportunidad antes de elegir el otro departamento?

—¡Por supuesto! Asombroso, señor Nanami muchas gracias. En verdad estoy muy agradecido. ¿Para cuándo ha hecho la cita?

—Considerando lo atareados que estaremos esta semana las he hecho para el viernes.

—Es perfecto, muchas gracias. Y por favor espero que me acompañe a verlos. Usted parece percibir más cosas y me ayudaría mucho.

Nanami asintió. Se sintió bien al saber que le había ayudado en algo a Satoru.


Nota: si te gusto el capítulo no olvides dejar tu voto eso ayuda a que la historia llegue a otros. Gracias por leer <3

Moondust - Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora