Capítulo 41: Halago

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8:22 am

Nanami había llegado a la antesala de su oficina y para su sorpresa... Satoru no estaba allí. Miró en todas las direcciones como alguien que estaba siendo acechado pero no había señal, seguro... se había sentido mal y había decidido faltar al trabajo. Bueno estaba bien, curiosamente lo tomó con calma como tomaba todo eso de los otros empleados no directos. Él sabía que muchas veces el personal necesitaba descansar por lo que si recibía solicitudes directas de días libres se los daba de inmediato.

Ese gesto siempre se lo había criticado Mahito, decía que los empleados podrían morder la mano que les daba de comer. Nanami pensaba diferente, si les daba motivos para respetarlo lo harían. Qué curioso no quedaba mucho de su comportamiento del inicio con su asistente y es que eso solo era una forma de defenderse.

Se acercó a la cafetera, la encendió y le puso café, estaba acostumbrado a hacerlo. Vio que ahora no solo su taza color hueso estaba allí sino también la taza color azul de Satoru. Vaya... sin querer su entorno estaba cambiando. El escritorio en la antesala también lucía bien lleno de documentos. Se acercó para ver las notas en el monitor de la computadora.

"Reserva a las 9:00 para desayuno"

"Número telefónico de restaurante"

"Pendientes: el señor Nanami, debe dar visto bueno"

"Número de N"

Y Nanami reconoció que ese era su número. Bueno hacía bien en no proporcionarlo a nadie y tenerlo codificado. Entonces pensó: por qué no salía de la duda y llamaba por teléfono para ver cómo estaba su asistente. Mientras entraba a su oficina buscó en su celular el contacto que decía "pastelería". No... no le hablaría a Satoru en su lugar quizás debía de mandarle un pastel a su dirección para expresar su preocupación... eso es lo que hacía la gente cuando alguien se enfermaba ¿no? Aunque era más común mandar frutas o flores. Nanami negó con la cabeza, no, flores no. Las flores tenían muchos significados y uno en específico que le generaba incomodidad, no tenía el número de ninguna frutería, aunque eso no era obstáculo podía conseguirlo pero creyó que debía mandarle a Satoru algo de su agrado... y eso era un pastel. Paró.

Oh otra vez estaba haciendo cosas extrañas que no solía hacer. Guardó su teléfono negándose a seguir con su plan. Se acercó a su escritorio pero se detuvo al ver el desorden del día anterior y oh... allí estaba su saco. Dejó sus cosas en su silla y tomó su saco... buscó entre las bolsas, allí estaba lo que había olvidado. Era un paquete de papel color negro matte con detalles dorados, era bastante elegante. Lo contempló por un momento.

La puerta de la antesala se abrió lo que lo obligó por reflejo a abrir su cajón a toda velocidad y esconder el paquete dentro. Al levantar la mirada vio a su asistente sonriendo de oreja a oreja con una bolsa de pan en su mano.

—Ya llegué, jefe... ¿qué hay?

Agitaba su mano izquierda con emoción para saludarlo. Nanami notó que en lugar del guante traía una venda.

Satoru no espero a que le contestara se encaminó a la mesa donde estaba la cafetera, notó que estaba encendida. Bueno... debía dar una excusa por llegar tarde pero no se le ocurría nada. Mejor sirvió el café puso uno de los panes en el plato y lo llevó a la oficina, ésta volvía a tener las puertas abiertas para él.

Nanami estaba ordenando su escritorio cuando entró y no lo miró hasta que puso el café y el pan. Habló:

—Buenos días. Creí que no vendría. Es comprensible si quiere tomar un descanso después de lo que pasó, no se preocupe por ello.

—Gracias, no tiene de qué preocuparse, he tomado mis medicamentos como lo indicó la doctora y ¡ya me siento muchísimo mejor! Además, no puedo dejarle con todo ¿verdad? ¡Ah tengo una sorpresa para usted!

Moondust - Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora