Capítulo 81: Hacer mal tercio

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Avanzaban bastante pero aún tenían demasiado trabajo. Los tres estaban en la oficina de Nanami. Éste dejó de escribir, miró su reloj y asintió. Eran las 10:00 am.

—Bien es hora, ya hemos retrasado mucho el desayuno. Y como hemos trabajado arduamente... vamos a tomar un descanso.

Los tres se pusieron de pie, Choso más que nada por respeto pues se regresaría al escritorio de Satoru donde trabajaría. Él no pensaba que lo que había dicho Nanami era una invitación también para él. Satoru y Nanami ya se habían adelantado, Satoru fue el que notó que Choso se quedaría.

—¡Eh Choso! —el mencionado levantó el rostro y vio a ambos en la puerta de la antesala, esperando— La invitación también es para ti. Solemos desayunar en un restaurante porque al señor Nanami no le agrada la comida que preparan aquí. Te va a gustar lo que preparan en el restaurante es muchísimo mejor. Vamos.

Un poco desorientado Choso comenzó a avanzar y también a agradecer múltiples veces a Nanami por la invitación. Bajaron al estacionamiento. Toda esta interacción parecía ser sumamente normal para Satoru y Nanami pero Choso aun lidiaba con los límites entre jerarquía de trabajo. Así que se puso nervioso al entrar a la parte de atrás del coche de Nanami. Satoru parecía no importarle nada, platicaba como si él y Nanami fueran viejos amigos, colegas de años, y quizás, ¿por qué no?, estaban en la misma jerarquía y no parecían ser asistente y jefe. Choso comprendía completamente que Nanami sí era un sujeto de confianza y no lo creía capaz de correr a Satoru sólo porque era padre soltero. Pero... no podía decirle a Satoru que debía hablarle sobre los niños, eso ya era una decisión que debía tomar el mismo Satoru, sólo esperaba que fuera pronto.

En Eden's Garden Nanami leyó para los dos el menú. Satoru le dijo a Choso que eso ya se había vuelto una costumbre. Desayunaron. Nanami notó que Satoru tenía una capacidad nata para hacer amigos y le sorprendía la paciencia que tenía Choso para aguantar sus estupideces. Nanami pagó la cuenta, Choso estaba desconcertado... eran demasiadas cosas nuevas en un día. Satoru le dijo que era mejor no discutir con Nanami sobre eso.

Volvieron a la oficina y continuaron trabajando. Entonces Choso se confundió aún más. Durante el desayuno el comenzaba a sentirse... algo incómodo, más bien, desde el carro... Era como si esa rutina, a la que Nanami y Satoru ya se habían acostumbrado, lo estuviera repeliendo, como si sobrara. Eso sentía por momentos y por otros sentía que era bienvenido. Todo eso se intensificó por la tarde mientras trabajaban en la oficina, Nanami y Satoru habían comenzado a discutir.

Satoru había provocado a Nanami y éste ya estaba llegando a su límite. Choso sólo estaba en su silla mirando de una dirección a otra sintiendo, cada vez más, que en ese momento sobraba y también ya estaba frustrado por todo lo que sucedía. Había algo más que aún no descifraba completamente y que le causaba incomodidad. Se veía obligado a intervenir.

—Caballeros... —no le hicieron caso— ¡caballeros! Les puedo dar privacidad si quieren.

Ahora sí lo miraban con cierto enfado por meterse en lo que no debía. Se separaron y volvieron a sus asientos sonrojados por lo que había dicho. Choso continuó.

—Satoru deja de faltarle al respeto a tu jefe. Señor Nanami... no le siga el juego eso es lo que quiere. Ah y son las 7:00.

Era cierto. Volvieron a cosas de trabajo. Terminaron por definir los pendientes para el día siguiente y guardar sus cosas. Choso salió primero con el fin de darles... privacidad aunque en realidad estaba huyendo. También desdeñó cuando por su mente pasó la idea de que peleaban como si fueran una pareja, se rio sin que nadie lo notara y descartó la idea por considerarla muy irreal.

Al cerrarse la puerta de la antesala Satoru y Nanami retomaron su pelea como si les faltara para cumplir su cuota diaria.

—¿Ve lo que hace, jefe? ¡Estresa al pobre hombre!

Le dijo Satoru a Nanami.

—¿Yo lo estreso? ¿Quién fue el que comenzó? En fin el señor Kamo tiene razón, no debo seguirle el juego usted solo quiere volverme loco.

—Oh ahora tengo una nueva meta, gracias —le dijo Satoru para burlarse.

—No siga. Largo, tengo cosas que hacer.

—Hmm nada de eso, ya ha acabado la jornada señor testarudo con seria adicción al trabajo. Es hora de que vaya a casa y no sé... lave trastes, doble ropa, vea la tele, lo que sea que usted haga en su tiempo libre. Ah ¿no se irá? bueno... —se dejó caer en el sillón de nuevo— Entonces lo acompaño y lo ayudo para que termine más rápido.

Nanami llevó sus manos a su rostro, quitó sus lentes y reunió paciencia, la suficiente para que el tono de su voz cambiara al contestarle.

—Está bien, no se preocupe. No son la gran cosa, son llamadas cualquiera sobre un asunto. No requieren de mucho esfuerzo. Tampoco avanzaré al trabajo de mañana, lo prometo.

Y quería añadir algo más pero no sabía qué... algo más para que su mentira fuera... creíble. Satoru lo miraba fijamente y en silencio. Ya era demasiado tarde para que Nanami agregara algo más, su asistente ya se había dado cuenta de que estaba mintiendo. Ahora ¿debía pensar en un plan B?

Satoru suspiró. En efecto sabía que Nanami mentía y sabía por qué.

—Señor Nanami... usted y yo somos amigos ¿verdad?

Nanami tardó en contestar pero finalmente lo hizo.

—Sí... creo que lo somos.

Satoru sonrió ligeramente, sentía un poco de felicidad al saber que él lo admitía pero pronto esa felicidad se volvió amarga... y se llevó su sonrisa y lo obligó a hablar con seriedad.

—Entonces como somos amigos... le pido que deje de mentir. Olvide eso que dije ahorita... sólo quiero que sepa algo, señor Nanami. Lo que digan mis vecinos sobre mí no me afecta. Estoy diciéndolo en serio, y no crea que lo digo como mentira para dejarlo tranquilo. Es verdad señor Nanami, tan verdad como... que extraño que me lleve a casa.

Nanami lo miró, no pudo decirle absolutamente nada solo suavizó un poco su mirada. Satoru creía que en ese momento lo mejor era huir... huir porque no estaba siendo consciente de todo lo que decía y podrían suceder otras cosas.

—Bueno sólo quería que supiera eso. Me voy. Descanse hasta mañana.

Tomó sus cosas y salió corriendo. Nanami se puso de pie y de inmediato suprimió el deseo de salir corriendo detrás de él. Se aferró al escritorio y se forzó a quedarse allí... en silencio, quieto, asustado...

✨🌙✨

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Moondust - Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora