Moondust - Jujutsu Kaisen

Capítulo 89: Necesidad de un nuevo paisaje

Nota: Y para terminar y dejarles con el pendiente aquí les dejo este capítulo BOMBA! suerte :D

Mismo domingo. 9:34 pm

Nanami estaba en la cocina de su departamento. Estaba sirviendo la comida que había preparado mientras la pantalla de la sala llenaba de ruido todo el lugar. Llevó su plato a la mesa, destapó una botella de vino tinto y sirvió en una copa. Pero... ya se había cansado del ruido del televisor así que tomó el control y lo apagó. Se sentó ante la mesa circular de cristal a cenar mientras ocasionalmente miraba por el gran ventanal que abarcaba toda la sala y el comedor. Las luces del departamento estaban apagadas sólo los pequeños reflectores dejaban caer luz cálida en la mesa. De allí todo era tinieblas para poder apreciar las luces multicolores de la ciudad.

Cuántas veces Nanami no se sentó ante esa mesa a ver el paisaje y comer. Justo hace unas horas lo había hecho pero... esta noche era diferente. Por primera vez la comida estuvo insípida, por primera vez el paisaje se volvió monótono y el silencio... fue insoportable. Y en medio de éste se percató de la soledad en la que vivía.

Para Nanami eso no era un problema, se había acostumbrado a vivir solo, llevaba así toda su vida. Era una persona reservada que gustaba de sus momentos consigo mismo. Pero, aun así, a veces buscaba la compañía de otros. No le desagradaba la soledad hasta esa noche cuando el silencio lo oprimió con fuerza hasta hacer que perdiera el aire y dejarlo tan pequeño e indefenso... tan miserable. No le desagradaba hasta que se dio cuenta de que comía solo en un comedor tan amplio... que tenía una cocina enorme para él, una sala con largos sillones que casi nunca recibían a nadie, y a pesar de tener tres habitaciones que podían ser recámaras sólo una tenía esa función.

El departamento era frío y ya no estaba tan a gusto en él.

Caminó y se dejó caer en su sillón, aún contemplaba el paisaje... pero lo odiaba o quizás sólo odiaba haberse dado cuenta de la soledad que en un pasado le agradó. Sólo podía pensar... y pensar... y pensar... y la voz en su cabeza no paraba y el silencio cobró forma y apretó su cuello para matarlo, orillándolo, por simple instinto, a tomar su celular. Buscó entre contactos pero se detuvo antes de marcarle a Satoru. Detuvo todo impulso y alejó su celular.

Volvía a respirar. Ahora estaba recordando haber visto a su asistente tan feliz al conseguir un nuevo departamento. Nanami lo había logrado, ahora era parte de los momentos que hacían feliz a Satoru. El simple pensamiento alejaba la opresión en su pecho.

Pensaba algunas cosas con respecto a él... a ese sujeto. La semana pasada Nanami se había hecho la pregunta de ¿qué era lo que quería de Satoru Gojo? ¿Acaso quería su gratitud? ¿Que él estuviera en deuda? ¿Sumisión? ¿Control? ¿Quería su fidelidad como su empleado al punto de meter las manos al fuego por él si era necesario? ¿Todo lo que hacía por Satoru era en verdad desinteresado? No... no era así, sí había interés. Si bien Nanami no quería tener control sobre él sí había algo que quería de Satoru además de que lo mirara... porque para ese momento esa meta ya estaba cumplida, tenía toda la atención de Satoru. Pero había algo más...

Pasaban los segundos y Nanami solo podía apreciar las luces hasta que apartó la copa de vino de sus labios, abrió sus ojos por la sorpresa y se quedó estático. Él había descubierto algunas cosas, ya sabía qué quería de Satoru, era algo demasiado complejo y por ello le costaba ponerlo en palabras.

Además de su atención él quería verlo feliz porque desde días atrás ver su sonrisa le había generado sentimientos encontrados, quería darle motivos para seguir sonriendo, quería, personalmente, hacerlo feliz. Pero no sólo era eso, Nanami sabía que había un "problema" consigo mismo y que a la larga posiblemente impediría cumplir aquella meta de hacer feliz a su asistente. Nanami debía analizar aquello que hace unos días había nombrado como "confusión", y para analizarlo él debía ser valiente y aceptar las cosas con su verdadero nombre y no sólo debía permanecer rebotando en su mente como parte de la negación, él debía decirlo...