Moondust - Jujutsu Kaisen

Capítulo 72: Incomodas verdades

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Nota: de nuevo hay referencia musical, aquí les dejo la canción: https://www.youtube.com/watch?v=50nn1V1Yv8w&ab_channel=M%C3%BAsicaTraducida

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9:15 am

Ambos dejaron el trabajo en la oficina y se dirigieron al estacionamiento. El elevador del piso 10 se detuvo en la recepción, desde allí Satoru pudo ver cómo algunas personas llevaban cosas de la recepción al vestíbulo donde sería la conferencia, pero no pudo ver con dirección al vestíbulo ya que había una pared entre ambas salas. Tampoco comentó algo al respecto.

—Oiga, señor Nanami ¿Y su guardaespaldas?

Oh esa pregunta había salido de la nada. Y es que Satoru había recordado que había visto a ese hombre en la recepción unos días antes y ahora no lo había visto.

—Trabajando.

Contestó simplemente Nanami, pero no especificó si seguía o no trabajando para él. Haibara seguía trabajando en su seguridad, Nanami le había puesto al tanto de sus movimientos incluso de que habría una conferencia de prensa. Seguro que él también había supervisado la seguridad del evento pero ahora ya debería estar afuera esperando para detener a los periodistas y luego seguirlo hasta Eden's Garden.

Nanami abrió la puerta del coche para que Satoru entrara. Él le sonrió, le parecía divertido que Nanami siguiera haciendo eso y no planeaba impedírselo. Una vez adentro Nanami encendió la pantalla y la canción que venía escuchando con anterioridad continuó donde la había dejado. Se apresuró a quitarla.

—¡Eh, no! —Satoru le impidió cambiar de canción— Suena interesante, déjela puede funcionar. La voy a repetir, usted a lo suyo es deber del copiloto poner música.

"¡Maldición!" Pensó Nanami, eso ya debería ser considerado tortura. Era mejor no hacer tan largo el viaje así que puso el coche en movimiento. Satoru subió al tope la música, se tambaleaba simulando bailar, le agradaba la melodía y las primeras frases... pero su rostro cambió de inmediato cuando llegó esa parte de la canción. Y justo entraban a la muchedumbre.

La expresión en el rostro de Satoru valió oro. Nanami evitó reírse, estaba nervioso. Satoru había respingado y tenía una sonrisa incómoda en el rostro, y conforme fue avanzando la canción sólo pudo recargarse en el asiento y dejar de bailar. Tampoco le prestó atención a los periodistas y su rostro, tanto como el de Nanami, estaban sonrojados. Maldición, es que esa canción estaba diciendo cosas que debían permanecer en silencio. Además eran palabras muy fuertes muy... melosas. La imagen que tenían entonces los periodistas sin darse cuenta era de: ambos dentro del coche, Nanami completamente rígido y Satoru muy pegado a la ventana con su mano en su boca para impedir que la risa nerviosa surgiera. Ambos tenían el rostro completamente rojo y no se animaban a hablar ¡no podían! No había valor ni siquiera para interrumpir la canción.

Al salir de la muchedumbre Nanami aumentó la velocidad no para que no lo siguieran sino para que el trayecto fuera más corto y ese momento vergonzoso terminara. No se dirigieron la palabra ni cuando la canción terminó y el silencio incómodo emergió. ¡No podían hablarse! No sabían qué cosa dirían al respecto, ni siquiera sabían cómo romper con la tensión que se había formado entre ambos.

Al llegar descendieron a toda prisa del coche, como si con salir de allí todo terminara. E incluso dentro del restaurante esa incomodidad seguía. La recepcionista de inmediato pensó que algo pasaba entre los dos pues cada que iban a desayunar el hombre de cabello blanco siempre hablaba y buscaba la atención del otro... ahora estaban callados, tensos y distantes. Quizás habían discutido. Los pasó de inmediato a su mesa.