Capítulo 11: Ser irracional

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Advertencia de contenido sobre: acoso laboral se recomienda al lector discreción


Martes 8:00 am

Nanami conoció a su primer asistente. Aquella mujer que entrara a la entrevista antes que Satoru. Competente con excelentes referencias y don del habla. La asistente perfecta para esas situaciones. El mismo Sukuna la eligió al ver los documentos. Pero, cómo esto ya se había tornado un capricho para Nanami, no tardó en mostrar su verdadera cara.

La mujer no pudo seguirle el paso, terminó renunciando al no aguantar su indiferencia y actitud grosera. Nanami creyó que con eso Sukuna desistiría de ponerle un cuidador pero Sukuna no estaba acostumbrado a perder... nunca había perdido. Al día siguiente una nueva asistente se presentó esta vez en el departamento de Nanami. La mujer era astuta, muy hermosa y hábil para su trabajo pero Nanami la miró con indiferencia y le cerró la puerta en su cara esperando que eso la hiciera enojar y se fuera. Cuando tuvo que salir de su departamento se alegró de que no estuviera afuera pero la encontró en su oficina dándole los buenos días en un tono seductor. La ceja de Nanami brincó, eso era molesto. El resto del día optó por ignorarla incluso por sacarla de su oficina y cerrarle la puerta. Pero no se iba y el día se estaba acabando debía hacerla desistir de su trabajo. Así que la llamó.

-Está despedida.

La mujer se sorprendió y pidió una explicación. Nanami siguió hablando.

-Es que no lo entiendes. Tú no eres capaz de seguirme el ritmo. Ya he puesto que no has cumplido con mis expectativas.

-¡Eso es muy ambiguo señor Nanami! -ella enfureció- Yo he hecho mi trabajo pero usted no quiere reconocerlo, ni siquiera me permite hacer lo que me corresponde. ¡No puede encontrar argumentos válidos para echarme! Yo cumplo con mi parte y el señor Sukuna lo sabrá.

-Ve a llorarle pero te recuerdo que trabajas para mí no para el señor Sukuna. ¿Quieres argumentos válidos? Bueno te presentaste en mi casa y luego te largaste. No veo aquí los pendientes de mañana y a mí me gusta revisarlos antes de irme. Deben estar ordenados en esta bandeja de aquí por horarios. Nada de clips, odio los clips maltratan las hojas. Para separar documentos ponles papel de diferentes colores para saber cuales son los más importantes. El café de la mañana era de pésima calidad. ¿Cómo quieres que despierte si me traes esa porquería? Mi ropa sigue en la tintorería tendré que pasar por ella. Y no veo lo que te pedí.

-¿Pidió?

-Sí... así es, lo que te pedí. Ni siquiera lo recuerdas. Yo veo argumentos de sobra. Tómalo, dile a Sukuna que no cumpliste y que te reubique en algún otro lugar, en verdad... tómalo.

Estaba siendo ridículo. Ni siquiera él creía que podía ser tan... desagradable. Ese no era él solo era su ego hablando, teniendo miedo. Por eso intentaba alejar a la mujer para que no siguiera soportándolo. Un buen puesto le encontrarían, él se encargaría de que así fuera. Pero la mujer no aceptó el trato, estaba furiosa y también era orgullosa, se aferraba a su nuevo empleo.

-Me encargaré de hacer mejor mi trabajo, señor. Mañana tendrá su café. Pasaré por su ropa después de ordenar los documentos como lo pide...

Era una pesadilla. Nanami se quitó sus lentes de lectura y masajeó sus sienes. No podía creer lo que estaba por decir.

-¿Para qué? Sabes dónde estás ¿verdad? Conoces esta empresa como todo el mundo. Sabes que somos el corporativo más grande del país. ¿Sabes por qué? Porque todo debe ser perfecto y yo no puedo estar rodeado de gente mediocre que problematice mi trabajo. Porque mi trabajo es perfecto. Por eso es que yo lo hago. Solo yo me encargo de él porque así sé que será de calidad. Tú eres en verdad molesta e inútil. Yo no tolero la mediocridad y tú eres mediocre. Ahora deja de gastar mi tiempo y lárgate.

No pudo verla a los ojos en todo el discurso que había dicho. Ese no era él, se desconocía. Si bien no era muy expresivo jamás había tratado mal a algún empleado. Esta faceta suya era extraña aun no entendía por qué actuaba así.

La mujer salió de la oficina. Había aguantado todos sus insultos, incluso que le aventara documentos. Lo había aguantado porque eso se suponía que pasaba en las empresas, se debía sudar sangre para defender su puesto. Pero ella era humana e imperfecta, no podía ser tratada así. Le había costado tanto tener un empleo, sí, pero si se quedaba allí... no podría disfrutar de sus logros.

Nanami tomó su celular y llamó a Sukuna.

-¿Gané? -le dijo Sukuna.

-¿Esto es un juego para ti? -le dijo Nanami con tono frío.

-Tal vez -se burló.

-En ese caso vas perdiendo. Por favor evita tener problemas de demandas laborales por despido injustificado. Acomoda a ambas en las vacantes que tenemos en contabilidad. Arregla el desastre que causaste.

-¿Yo? ¡Yo no hice nada!

No le contestó sólo cortó la llamada. Tomó los documentos, los metió en su portafolio y salió de su oficina. Al salir en su automóvil un flash lo encegueció, había un paparazzi fuera del edificio. Vaya que molestia.

Sukuna se había quedado mirando su teléfono mientras daba la vuelta a una daga. Sonrió después de un rato. Si que se estaba entreteniendo. Prendió un cigarro y su asistente entró.

-Señor, ¿me ha llamado?

-Sí, Nitta. La asistente del día del señor Nanami va a renunciar.

¿Era eso una premonición? La asistente de Sukuna había estado encargada de las entrevistas. Sukuna extendió su mano, pedía los expedientes. Su asistente de inmediato entendió y le trajo los expedientes que quedaban.

-Kento se portó grosero con ella. No tarda en presentar una queja por su trato. Detenla, ofrécele disculpas y acomódala en contabilidad.

-Sí señor. ¿Algo más? Iré a buscarla.

Sukuna se detuvo y vio un expediente, revisó las notas y las respuestas de la entrevista. Había encontrado algo interesante.

-Sí... usemos este expediente. Llama y pide que se presente mañana mismo si quiere el puesto.

✨🌙✨

Moondust - Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora