Capítulo 112: Hogar dulce hogar

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El auto se estacionó por fin frente al nuevo edificio. Al descender los niños miraron impresionados la fachada del nuevo lugar, lo que más les sorprendió fue que había plantitas antes de entrar al edificio. Satoru y Nanami los guiaban al interior y cuidaban que no se fueran a tropezar pues no prestaban atención a donde pisaban. Satoru tocó el timbre de la casa de la dueña del edificio. Nobara cuchicheó:

—¿Aquí vamos a vivir?

—Este es el vestíbulo, allí dentro vive la dueña del edificio.

Nobara sólo asintió pero fue hasta que la mujer abrió la puerta que entendió. Los tres niños pensaron: "será otra dueña como el anterior, gruñona y grosera", así que los tres la miraron con desagrado, pero... esa expresión se borró de sus rostros cuando la mujer saludó con ímpetu a Satoru y Nanami y luego con demasiada alegría se dirigió a ellos.

—¿Estos son tus pequeños y adorables hijos?

—Así es —Satoru tomó la palabra—, señora Estefanía le presento a Yuuji, el mayor, Nobara, el sándwich y Megumi, el más pequeño. Niños ella es la señora Estefanía desde ahora ella será nuestra vecina. Ésta es su casa. Saluden

Los tres, que ya no pensaban mal de la dueña del edificio, saludaron y sonrieron, causando así fascinación en la mujer.

—Pero qué niños tan adorables. Se ve que son muy listos. Bienvenidos a su nuevo hogar no los hago esperar, deben estar muy emocionados. Adelante, adelante.

Satoru encaminó a los niños hasta las escaleras, aun en el camino a éstas, ellos seguían saludando a la señora Estefanía.

Era el momento que tanto habían esperado y la emoción de su padre quien tardaba en encontrar las llaves se contagiaba. Los niños daban saltos y le pedían que se apresurara. Finalmente la puerta se abrió. Los cuatro entraron primero, Nanami iba atrás y fue quien con calma cerró la puerta.

Los niños dieron la vuelta al final del pequeño pasillo, subieron el escalón y por fin se encontraron en lo que sería la sala. Se habían quedado quietos sin saber a donde ir al ver que era mucho más grande de lo que podían imaginar. Voltearon a ver a su padre quien sonreía satisfecho detrás de ellos, ellos contestaron la sonrisa que les daba confianza y comenzaron a dar cumplidos.

Yuuji: woow aquí podemos jugar a las traes.

Megumi: escondidas también.

Nobara: miren, aquí están los muebles.

Voltearon a ver a su papá. Satoru señaló a Nanami, le echaba la culpa.

—Ven, les dije que era magia. Lo hizo él, ¡el señor Nanami es un mago!

Los niños se asombraron aún más. Nanami se acercó a Satoru.

—¿No cree que es mejor que les explique cómo llegaron aquí los muebles?

—Lo entenderán tarde o temprano, déjelos creer en la magia por ahora.

Nanami no quiso decir que el truco sería revelado en unos momentos. Satoru recibió una llamada eran los de la mudanza. Así que se dispuso a trabajar con ellos.

—Jefe le pido por favor que cuide a los pequeños renacuajos mientras termino esto.

Lo pedía sin ningún tipo de vergüenza.

—Usted ya me agarró de su niñera. Está bien, no se preocupe, vaya.

Satoru salió del departamento. Nanami vio cómo los niños iban y venían por la sala entre los muebles que aún no tenían un lugar definitivo, también trataban de hurgar en cajas pero se veían un poco temerosos como si tuvieran que tener cuidado con todo el lugar ya que era un terreno inexplorado. Al poco rato se tambalearon al ventanal a la izquierda de la sala y con sumo cuidado se fueron asomando.

Moondust - Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora