Capítulo 17: Humillación y paciencia

615 117 19
                                    

Advertencia de contenido sobre: bully1ng laboral se recomienda al lector discreción

Satoru estaba... aturdido, aunque en realidad eso era normal para él. En su anterior trabajo el maltrato había sido mucho peor. Tuvo que soportar: gritos, empujones, palabrotas, que lo empaparan en café, le aventaran comida... entre otras cosas. Que lo soportara no quería decir que no le molestara que lo trataran así, pero a veces debía tener demasiada paciencia. Había otras prioridades. En ese momento mientras recogía las hojas se imaginaba a sus tres hijos teniendo por fin sus juguetes. Eso le ayudaba a manejar el mal día.

✒️

4:00 pm

Nanami volvió a su oficina. El hombre de los lentes oscuros seguía allí.

—Bienvenido señor Na-na-mi~ —dijo con una sonrisa y casi cantándolo.

Nanami apretó sus dientes. «¡Maldito!» pensó. Quería darle un puñetazo en la cara. Pasó de largo y cerró la oficina. Se encerró allí el resto del día para no ver a aquel hombre.

✒️

7:00 pm. Hora de salida

Satoru había estado interceptando todos los documentos e información que llegaba a la oficina para agregar nuevos eventos a la agenda, que había tenido que improvisar, y encargarse de los pendientes. Tomó el teléfono y presionó el botón que lo comunicaba con su jefe. Nanami levantó la bocina pero no dijo nada.

—Señor Nanami ¿puedo pasar?

De inmediato él colgó sin darle una respuesta.

—¡Qué tipo tan hablador! Seremos amigos.

Se puso de pie y tocó la puerta. No recibió contestación pero sabía que su jefe estaba dentro. Abrió la puerta y entró sin permiso. Comenzó a hablar dejando a Nanami con la boca abierta por su intrusión.

—Señor Nanaaamiii~ estos son los pendientes de mañana. Ya he anotado las nuevas citas que tendrá en el mes. Si usted quiere podemos quedarnos para hablar de su agenda. Sobre los pendientes: estos documentos me los llevaré a casa los revisaré, traeré observaciones y se los entregaré corregidos.

Suficiente, eso había sido suficiente. Nanami se puso de pie, le arrebató las carpetas y las aventó a su escritorio. Evitó con todas sus fuerzas desatar su enojo. Le dio la espalda, hablaba consigo mismo para evitar un desastre, pero no pudo, no al ver como le sonreía a pesar de sus maltratos. Su respiración se hizo ruidosa lo que llamó la atención de Satoru.

—Se lo he dicho... de forma clara. Usted no es el primero que viene a ser mi asistente. Yo no necesito de su ayuda. No lo pedí. Está despedido.

—Entiendo señor Nanami pero me temo que no voy a dejar el puesto ya que necesito el empleo.

—No me importa. ¡Éste es mi trabajo! ¡Mi oficina! Como ya lo he dicho la empresa está donde está por mí y porque no tolero el trabajo mediocre. Para que todo salga a la perfección soy yo quien debe hacerse cargo... ¡al carajo ¿por qué le estoy explicando las cosas?!

—No lo sé pero lo agradezco.

—Usted solo viene a molestarme, a impedir que trabaje al 100%, a traerme problemas ¡porque su trabajo es mediocre!

Satoru solo lo miraba con atención. No sonreía pero tampoco contestaba.

—Porque lo debe entender. Gente mundana como usted no puede hacerse cargo de los verdaderos negocios. ¿Por qué sigue aquí?

—Es que yo no encuentro ninguna razón de mi despido.

Nanami se acercó hasta él. Lo miró con frialdad.

—Mediocridad. Esa es la única razón de su despido. Usted no está al nivel del trabajo. A veces hay que aceptar las cosas como son. No logra aspirar a más. Así es esto solo algunos pueden alcanzar los puestos más altos y usted no califica. Es deplorable, es lento, deficiente en lo que ha hecho en este día. Ni siquiera sabe servir un café. Así que deje de molestarme y vaya a arrastrar su miseria a otro lado.

Se apartó pero no notaba que él fuera a moverse.

—¿Sigue aquí? ¿Es acaso que usted no conoce la dignidad? ¿Comenzará a arrastrarse? Debo confesar que tengo curiosidad ya que bueno su puesto solo ha sido aceptado por mujeres. No tengo idea de cómo un hombre rogaría porque le den su trabajo de asistente. ¿Utilizará los llamados "encantos femeninos" esos que son una buena herramienta? Carece de ellos. ¿Rogará? Bueno comience entonces por hincarse.

¿Qué rayos había salido de su boca? ¡Ese... ese no era él! Él jamás se expresaría así de una mujer o de un hombre. Se había caracterizado por ser muy amable con otros empleados. Y tampoco creía en lo que había dicho... Pero bueno es que nunca nadie había intentado entrar en su territorio. Se sentía tan mal y a la vez tan... enojado por no hacer que ese hombre se moviera. ¿Por qué estaba siendo tan grosero si apenas lo conocía?

—Gracias por sus palabras, señor Nanami pero yo no me hincaré ante usted. Porque no tengo por qué rogar cuando sé que he estado haciendo mi trabajo. ¿Está usted convencido de lo que me dice? A mí me parece que duda. Es... como si quisiera decir otra cosa. En fin... eso no es asunto mío. Yo no soy miserable. Mi trabajo... es impecable, señor Na-na-mi. Buenas noches.

Salió de la oficina. Tomó sus cosas y se fue.

✨🌙✨

Nota: ¡Muchas gracias por seguir leyendo! Espero te haya gustado el capítulo Si te ha gustado puedes comentar y dejar tu voto porque eso me motiva a seguir escribiendo. <3 

Moondust - Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora