Moondust - Jujutsu Kaisen

Capítulo 139: Vínculo de amor

Lunes... feliz aun jajaa. Lo siento iba a actualizar como siempre a las 12 pero ao3 se cayó y no pude subir allí el cap y se me hizo injusto subirlo a Wattpad y dejar a los de ao3 sin capítulo. Que disfruten :3

Domingo. 5:33 am

Satoru abrió los ojos por fin. Lucía desconcertado y tenía la nariz congestionada, pero... ya no había más fiebre, ni eso, ni dolor de cuerpo, ni náuseas. Se incorporó al recordar que le había dicho a Nanami que se quedara dormido a su lado... no estaba. Claro ya era de día y seguro él estaba haciéndose cargo del desayuno. Satoru creía que era sábado... ¡Sí sábado! Se puso de pie y por fin salió de su habitación, echó un vistazo a la habitación de los niños, ellos seguían dormidos, volvió a entrecerrar la puerta y caminó por todo el pasillo para encontrarse con Kento Nanami durmiendo en su sillón. Sonrió... pero su sonrisa se esfumó al acercarse pues notó que él respiraba con dificultad.

—Oh no...

Se acercó de inmediato y puso su mano en la frente de Nanami. Estaba hirviendo en fiebre. Claro... el resfriado tenía que terminar su ciclo ¡y sólo faltaba él por enfermarse!

—Señor Nanami... oiga... señor —lo movió hasta que él abrió los ojos, lo miró e hizo un esfuerzo por incorporarse.

—Señor Gojo, por fin ha despertado.

—Deje los saludos y preocupaciones para después. Tiene usted fiebre, vamos póngase de pie lo llevaré a la cama para que descanse, éste no es un lugar cómodo.

Satoru pasó el brazo de Nanami por su cuello y lo hizo ponerse de pie, Nanami estaba consciente pero no tenía fuerzas... sus piernas no se movían con facilidad incluso temblaban. Al dar unos cuantos pasos le fallaron dejando que Satoru cargara todo su peso, él se alarmó, pudo abrazar su cuerpo para que no cayera por completo. Nanami aferraba sus manos a sus brazos y tenía su rostro recargado en el hombro de Satoru.

—Señor... yo sé que me va a odiar por esto pero... bueno lo siento pero no lo siento en realidad.

Satoru no era alguien de proceder delicado... en realidad era bruto, lo que si era cierto era que estaba más grande que Nanami y tampoco era que éste pesara tanto... Con tosquedad Satoru flexionó sus piernas y pasó su brazo por detrás de las piernas hasta el trasero. Nanami se sonrojó de inmediato, no tuvo tiempo de alegar porque todo dio vueltas y Satoru ya lo tenía cargando de su hombro como si fuera un bulto de harina. Nanami al ver que todo estaba de cabeza se aferró a la playera de Satoru por miedo a que lo soltara.

—¡Señor Gojo bá-bájeme! —dijo entre gimoteos, tampoco tenía fuerza para gritar que lo estaba haciendo pasar por semejante vergüenza. Satoru no dijo nada, lo llevó hasta la habitación y ya cerca de la cama lo dejó bajar, al menos en eso sí había tenido delicadeza. Lo ayudó a recostarse y Nanami estaba tan alterado que sólo quería salir corriendo de allí.

—Quédese quieto. Ahora usted está enfermo, yo me siento mejor pero usted se va a quedar aquí ¿oyó? Voy a ir por más agua para bajar la fiebre... ¿sabe dónde está mi celular?

—En la sala —por fin se recostó, todo le daba vueltas, todo le dolía aunque no quisiera estaba condenado a quedarse allí— ¡señor Gojo! —dijo antes de que se fuera— No ha comido nada, hay comida en el refrigerador...

—¿En verdad se está preocupando por mí en este momento cuando el que tiene claramente fiebre es usted? No tengo hambre, gracias.

Y salió de la habitación, corrió por todo el pasillo y por suerte encontró su teléfono en el comedor. Vio la hora y el día... sus piernas temblaron ¡¿cómo era posible que fuera domingo?! Él creía que sólo había dormido unas horas. Lo último que recordaba era vomitar y vomitar. Desdeñó eso, ahora lo que lo preocupaba era su jefe... aunque por la hora tampoco era muy adecuado mandarle un mensaje a la doctora Ieiri... ¿y ahora qué hacía? Regresó a la habitación con una jarra de agua y un vaso, su jefe debía mantenerse hidratado. Nanami se forzaba a mantenerse despierto, su rostro estaba sonrojado por la fiebre aunque sus ojos estuvieran casi cerrados Satoru sabía que lo observaba. Comenzó a ponerle compresas de agua tibia en la frente.