Moondust - Jujutsu Kaisen

Capítulo 99: Ser el padre ideal

✨🍦Advertencia de contenido sobre: acoso escolar, se recomienda discreción🍦✨

Satoru iba en el transporte público. Se sentía abrumado. Ese día había sido demasiado complicado, y ahora se sentía mal, le incomodaba tratar de esa forma a su jefe... él, quien era tan amable. Se sentía culpable pero a la vez se convencía de que era la única forma de mantener todo en orden. Además no le había mentido en verdad tenía algo que hacer, algo importante. Esta vez no pararía en la guardería se quedaría cerca de un parque donde había un supermercado donde pudiera comprar todo lo necesario para el cumpleaños de Nobara.

El transporte se detuvo esperaba el cambio del semáforo. Satoru miraba por la ventana entonces... notó en un aparador el objeto ideal. Se puso de pie de inmediato pidió bajar a pesar de que no era parada y corrió al aparador de la tienda de ropa... de ropa para toda la familia. Y allí en una esquina estaba un vestido esponjado en tonos verdes y azules con mangas esponjadas y adornado con varias capas de tul que parecían hojas bañadas en diamantina. ¡Era un sueño! Pasó de inmediato y preguntó por él. Vaya suerte tenían un modelo de la talla de Nobara. Eso le iba a encantar ella llevaba pidiendo un vestido hermoso y lleno de glamour que la hiciera ver como modelo de pasarela, eso decía ella, y bueno éste era ideal. Además venía con unos pequeños zapatos bajos de color plateado. No pensó en el precio le dio la tarjeta a la encargada e hizo la compra. Una oportunidad así no se presentaría otra vez. Salió de la tienda feliz por su compra.

Luego caminó a una de las tiendas pequeñas de por allí. Compró confetti, vasos, platos de cartón, serpentinas y globos de varios colores. Y de allí se dirigió a la guardería.

Antes de llegar a la guardería vio que en la calle estaban estacionados un carro y una camioneta... caros y elegantes, ambos oscuros. Era muy impactante verlos. Al carro subían a un niño como de la edad de sus hijos y alcanzó a escuchar cómo lo habían llamado quien parecía ser su nana.

—Adelante joven amo Kamo.

Satoru paró en seco. ¿Kamo? ¿Como el apellido de Choso? Si lo veía bien la palidez del niño bien podía darle un ligero parecido a Choso. Y desde luego Kamo como una familia importante, Satoru creyó que era sólo una coincidencia y desdeñó.

El carro se fue primero que la camioneta, ésta estaba un tanto más protegida, tenía un guardaespaldas y una mujer esperando. De la guardería salieron tres niñas, igual de la edad de sus hijos, acompañadas de lo que parecía ser su niñera, la mujer no podía ser su madre, aunque se preocupara como tal por una de las niñas... la que curiosamente tenía moretones en la cara y rasguños. Satoru dijo para sus adentros:

"Wow, los niños suelen ser salvajes. Hubiera pagado por ver la pelea suena algo muy divertido y desde luego también la grabaría con mi teléfono".

Las niñas, Mai, Miwa y Momo subieron a la camioneta y ésta partió.

Satoru perdió el interés así que se dirigió a la guardería. Entró y trató de esconder todo en una sola bolsa mientras le entregaba a la encargada de recepción las credenciales de sus hijos. Esperó un rato pero no fueron los pequeños los que salieron sino... el director de la guardería y venía exclusivamente a hablar con Satoru. Se saludaron cordialmente y Yaga comenzó la conversación.

—Señor Gojo, que bueno que ha llegado. Antes de que se vaya quisiera tener una charla con usted sobre unos asuntos que tienen que ver con sus hijos. ¿Me acompaña?

—¡Por supuesto!

Satoru lo siguió con la sonrisa que le caracterizaba sin siquiera intuir lo que le esperaba. Yaga lo condujo hasta la dirección. Para ese momento Nobara ya había sido llevada de regreso al salón con sus hermanos no había ya más niños que ella, sus hermanos y Toge, ellos la recibieron con un abrazo pero no hubo lágrimas. Por lo tanto Satoru ya no se encontró con su pequeña hija en esa oficina, se sentó en la silla enfrente del escritorio del director y de reojo notó algo que le llamó la atención de inmediato. En una mesa pequeña había una caja de crayolas y unas hojas de papel. Las tomó pues había reconocido un dibujo de su hija así que cuando Yaga estuvo sentado en su silla no pudo evitar preguntarle: