CAPÍTULO OCHO.

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Espero que el capítulo les guste mucho, recuerden dejar todo su amor y sus comentarios, espero volver pronto por aquí con otra actualización.

Mientras... Disfrunten. 😏

DREEY

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DREEY.

—Eso no tiene sentido —le repetí a la intensa que estaba sentada a mi lado en la silla del copiloto—. No entiendo como funciona su mente, la verdad.

Francheska jadeó y la vi girar del todo su cuerpo para verme fijamente, aquello me hizo tensar.

—Claro que si tiene sentido —aseguró— solo es cuestión de lógica, maestro.

Dudaba yo que ella tuviera un ápice de lógica en su cabeza, pero decidí callar y solo continué conduciendo.

Haberme ofrecido para llevar a la rebelde e irrespetuosa hasta su casa seguía siendo una muy mala idea, sobre todo cuando descubrí que vivía a más de cuarenta minutos de la universidad.

Cuarenta minutos en donde tendría que pasar escuchando cosas como: "Quiero quedar embarazada para probar algo muy importante que descubrí..."

¿Siquiera que hacía ella hablándome de aquello? Mejor aún, ¿Qué hacía ella pensando en aquello?

Fui muy cuidadoso a la hora de conducir todo aquel tiempo —que en realidad solo habían sido diez minutos totalmente eternos—. Lo hice solo mirando hacia la húmeda y resbalosa carretera, queriendo llegar lo más rápido posible al destino establecido.

Mi teléfono sonó con una llamada de mi prometida y lo ignoré de nuevo, prometiendo que más tarde le dedicaría tiempo.

—Como le expliqué antes, le juro que leí un artículo en donde decía que las mujeres embarazadas no son picadas por abejas —repitió totalmente eufórica—. Son inmunes, pueden tener miles encima y jamás la picarán y...

—Y por eso dice usted que desea estar embarazada —terminé por ella y no tuve que verla para saber que se encontraba asintiendo.

—¡Imagine poder tener encima cientos de abejas y que no te piquen jamás!

—No veo el sentido de imaginar algo así, señorita.

Se rio.

—Yo sí.

Por supuesto.

Desde que había arrancado la camioneta ella no había dejado de hablar sobre lo genial que sería estar embarazada para así evitar ser picada por abejas, lo decía como si fuese la cosa más lógica y normal del mundo, de hecho, ella me hablaba como si yo no fuese su maestro ni nada parecido.

—Debe de estarse preguntando el contexto de todo esto —continuó y me aseguré de que jamás había conocido a alguien tan parlanchina.

—No, no me estoy preguntando nada.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora