CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO.

46.4K 4.9K 5.7K
                                    

Segunda actualización del día y espero que les gusteee. Por favor recuerden apoyar el maratón, comentando y votando, si veo apoyo, puede que alla otro maratón pronto. :)

Sin más, disfruten. <3

DREEY

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DREEY.

Mis manos temblaban, mientras sostenía aún esa maldita carta.

Una carta que amenazó con destruir absolutamente todo lo que había a mi alrededor sin pausa alguna.

—No es verdad. No es cierto. Él miente.

Esas fueron las únicas palabras que pude repetir por un largo tiempo, mientras lo escrito por mi hermano se absorbía poco a poco dentro de mí y me devoraba con una ira que amenazaba con arruinarlo todo.

¿Anthony era mi hijo?

Quise negarlo de nuevo, pero las palabras estaban ahí y, de hecho, las fechas también concordaban, todo lo hacía con una perfección que era casi aterradora. Las pruebas estaban ahí ante mis ojos y yo no podía negarlas o esquivarlas.

No podía hacer nada aparte de aceptar las palabras de un difunto que había pensado que podía decidir sobre mí y mi vida.

No recordaba cuando me puse de pie, pero lo hice y me encontré ahora caminando a las afueras de la casa, bajo la oscura noche y la constante nevada. No sabía qué estaba haciendo, solo sabía que tenía que moverme un poco, antes de que el sofoco sobre mis hombros bajara a mi pecho y me ahogara realmente.

Anthony era mi hijo.

Mi hijo.

¿Cómo era posible?

Los árboles que rodeaban la entrada al denso bosque me saludaron con su gélida presencia y la razón en mi mente me advirtió sobre lo que estaba haciendo. Era peligroso, podía enfermar, podía morir... Pero, no importaba, nada me importaba.

De hecho, muchas cosas habían perdido sentido ya en mi vida y, pese a que el saber la verdad alrededor de Anthony me dolía e incluso me asfixiaba. Ser consciente de la traición que cometió Alec terminó por matarme.

Era verdad, yo jamás había deseado tener hijos. No ahora, no nunca. Dentro de mi cabeza siempre estuvo el reacio miedo de que yo fuera con mis hijos como mi padre lo había sido conmigo.

Temía ser un monstruo como él.

Temía hacer miserable a pequeñas criaturas que no querían nada aparte de jugar y ser felices.

Ese era uno de mis más grandes terrores y no me lo escondería a mi mismo, era real; sin embargo...

Alec no tenía excusas para lo que había hecho, él me había traicionado a lo grande al atreverse a esconderme algo de aquella magnitud.

¿Cómo pudo esconderme a mí... Hijo?

—Dios —jadeé y la bocana de aire salió con fuerza—. Mierda, mierda.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora