CAPÍTULO TREINTA Y OCHO.

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Espero que el capítulo les guste, solo diré que... creo que el siguiente las hará enojar... 🥹

PD: Síganme en Twitter (Luz_kaa_) por allá les subiré adelanto del nuevo capítulo.

Sin más, disfruten.

—Que demente —se burló Maria del Mar, el lunes a primera hora, mientras caminábamos por la universidad—

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—Que demente —se burló Maria del Mar, el lunes a primera hora, mientras caminábamos por la universidad—. ¿Realmente fuiste a la cena de confirmación de la boda de tu amante?

Me encogí de hombros y metí una última galleta a mi boca, sabiendo que, una vez más, había olvidado tomar mi medicamento de la anemia.

—No fui por él, solo quería ser amable ante la invitación que le hicieron a mi padre y a Zandra —mentí—. Él y yo ya no somos nada.

La morena me regaló una mirada llena de cinismo y me reí.

—No puedo creer que el sábado en la noche hayas ido a una fiesta con el sobrino del maestro y no me invitaras.

—Todo pasó muy rápido —me excusé—. Estábamos en la cena y, de repente, todo se volvió denso y él me invitó a salir y acepté. No esperé que me llevara a ninguna fiesta.

Aquello era real.

Cuando había salido con Anthony, después de la densa conversación que se vivió en la mesa de esa gran casa, yo no esperé que el pelinegro me llevara a la casa de un "amigo" el cual estaba dando una fiesta de electrónica.

No esperé nada, solo poder escapar de la sofocante cena, pero, al final, terminé bebiendo y bailando con puros desconocidos hasta las tres de la mañana. Podía decir que Anthony se había portado muy bien, de hecho, no bebió y se mantuvo siempre a mi lado pendiente, era como si él entendiera que la que necesitaba alocarse y perder el sentido esa noche era yo, más que cualquier otra persona.

Había ignorado a Aleksander toda la cena. Lo había logrado, pero no fue fácil, no iba a mentirme a mí misma. La mera idea de tener a esa bruja llamándole amor y hablando de futuros hijos, hizo que perdiera totalmente la noción de lo bueno y de lo malo. Hizo que me comportara como una perra con mi padre, pero me dio igual.

Mi padre ya me valía.

Y esperaba que Aleksander también me valiera en algún momento, era consciente de que podía querer y odiar a alguien en cuestión de días; sin embargo, pese a que tenía esa necesidad de estar enojada con el rubio, muy en medio de todo, yo estaba agonizando ante la idea de él casándose.

Cuatro de marzo.

Él iba a casarse el cuatro de marzo y solo quería dos cosas para cuando llegara ese día: O que yo ya no sintiera absolutamente nada por él o, lo más factible, que yo estuviera muy lejos de aquel lugar.

—¿Crees que es buena idea el meterte con el sobrino del maestro? —continuó cuestionando la morena—. Yo me vengaría llamando su atención de otra manera.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora