ALEVOSÍA [+18]

CAPÍTULO SESENTA Y TRES.

Nuevo capítulo, espero que les guste mucho, si es así, recuerden dejar sus votos y sus cometarios. Las estaré leyendo.

PD: Partes de este capítulo pertenecen a un extra que subí hace tiempo.

Sin más, disfruten.

***

FRANCHESKA.

—¿Te gustan tus clases de contabilidad? —me preguntó Maria del Mar.

—No, la verdad es que no.

Miré mis manos en silencio y suspiré. Dos meses atrás, había decidido pedir una vacante en la universidad para estudiar algo ligado a matemáticas exactas o administración de empresas. Había investigado y se solía decir que alrededor de estas carreras había mucha empleabilidad.

Eso necesitaba yo.

Estudiar algo que me generara ingresos para dejar de ser una mantenida. Comenzaba a temer que Aleksander se cansara de mí.

—No debiste escoger algo que no te apasionara —susurró mi mejor amiga, mirándome con pesar—. Sabes que mis papás pueden ayudarte a...

Me puse de pie y le sonreí con tranquilidad.

—No es necesario, en serio, estoy bien —besé su mejilla—. Debo volver a clases y después ir a visitar al maestro Merglon.

Supe que a mi mejor amiga no le gustó mucho mi negatividad, pero asintió.

Quedé en llamarla más tarde y volví a mi clase, en la cual hice todo lo posible por entender lo que estaban explicando alrededor de números activos y pasivos.

—«¿No será que decidiste estudiar algo que no te gusta porque inconscientemente continúas tratando de darle la razón a tu padre?» —me preguntó Génesis la semana pasada, cuando hablamos del tema.

—No, estoy estudiando esto porque... Quiero. Decidí ser madura y dejar de fantasear con carreras que sé que son muy costosas para pagar o no me van a generar ingresos rápidos.

Después de esa charla, no hablamos más del tema, ni siquiera con Aleksander, el cual insistió en buscar otra cosa que me gustara. Se lo prohibí inmediatamente, no queriendo que él tuviera que hacerse cargo de eso también.

Mayo estaba siendo un mes relativamente bueno —si ignoraba el hecho de que estaba estudiando una carrera que odiaba—. Las cosas entre el rubio y yo iban bien y podía asegurar que lo amaba más que nunca, incluso cuando discutíamos por cosas tan banales como porque era importante que él dejara de ser odioso con Arthur.

—El peor error de mi vida fue haber traído ese conejo a nuestra casa, nena —se quejaba siempre—. Ahora tengo que compartir tu tiempo y eso... Eso indiscutiblemente no está bien.

Un beso mío era suficiente para calmar su ego herido. Era casi un ritual y no me quejaba, no cuando me tomaba en sus brazos y me demostraba cuánto le gustaba tenerme consigo.

Casi tres meses viviendo juntos y todo estaba bien. Pero se sentía como la calma tras la tormenta, más cuando él acababa de comenzar su último semestre en donde daría clases en la universidad y ahí seguía ella... Su ex prometida.

Nadie en la universidad sabía que nosotros estábamos juntos, pero no era tan estúpida como para creer que Lory no había descubierto, ya que yo estaba con Aleksander.

Ella había sido quien le contó a Zandra y a mi padre.

Aun así, jamás me buscó o me dijo algo, al menos no desde que volví a la universidad y pude habérmela topado en cualquier parte. Ella parecía... ¿No importarle que yo me hubiese metido con su ex prometido?