CAPÍTULO SETENTA Y SEIS.

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¡Capítulo nuevo!

Espero que lo disfruten tanto como yo y recuerden como siempre dejar todo su amor con votos y comentarios. 💛💚

Sin más, disfruten.

***
FRANCHESKA.

No sabía que iba a hacer.

Estaba segura de que me encontraba en medio de una crisis silenciosa, mientras leía la segunda prueba de sangre que me había hecho dos días después de mi primer examen médico.

Tardé dos días para hacerlo porque no sabía cómo procesar aquella realidad. Una realidad que me aterraba más que cualquier otra cosa, porque pese a que sabía que no era la misma Francheska de tres años atrás, yo no sabía si ahora era lo suficientemente acta para esto.

Para ser mamá.

—Estoy embarazada —le dije, sosteniendo su mirada—. Tengo diez semanas de embarazo.

Dos meses y medio.

Mierda, mierda, mierda.

—Sé que apenas vamos a cumplir tres meses de haber vuelto y demás cosas, pero no sé cómo pasó o... Bueno, sí sé, es extraño, teniendo en cuenta de que mi último periodo fue a finales de...

Luna, mi gata, se marchó en medio de mi discurso y me dejó hablando sola, mientras yo me tragaba un gemido de frustración.

—¡No te vayas! —me quejé—. Te estoy dando la noticia.

Luna me ignoró y con ella se fue el único ser a quien le había confiado esa verdad.

Estaba embarazada de Aleksander. De hecho, estaba segura de que el embarazo, o más bien el proceso de este, se efectuó la misma semana que nos reconciliamos.

Mierda.

Eso había sido muy rápido y... ¿Cómo se los diría a mis abuelos?

—¡Concéntrate, Francheska! —me regañé—. Primero tienes que decírselo a Aleksander.

No era tonta, sabía que aquella noticia no molestaría a Aleksander. Lo conocía perfectamente y le creía cuando decía que deseaba hacer y tener cualquier cosa a mi lado, sin embargo, si estaba un poco nerviosa porque pese a que sabía que todo a su lado estaría bien, lo sentía muy pronto.

Aún no terminaba mi carrera. Aún no hacía muchas cosas con Aleksander y, ahora, sin más... ¡Tendría un bebé!

—Eso te pasa por descuidada —me regañé, caminando por mi pequeña casa y buscando a Arthur—. Ven aquí, tengo algo que decirte —le dije al conejo, el cual intentó huir de mí.

Me había prometido a mí misma que no le contaría aquella noticia a absolutamente nadie. Porque aparte de mí, quien debía saberlo primero era Aleksander y por eso, no tenía más opción que hablar con mis mascotas.

—Vas a tener un hermanito o hermanita —le expliqué a Arthur, acariciando sus largas orejas—. Ya lo sé, fue muy rápido, pero... Eso pasa cuando dos personas que se aman se juntan y hacen cosas...

Gemí, no podía ser, le estaba dando "la charla" a mi propio conejo. ¡Iba a volverme loca!

O tal vez solo estaba exagerando y solo debía enviarle un mensaje a Aleksander que dijera:

—«Felicitaciones, vas a ser papá, eso significa que estaremos toda la vida atadas. Te amo».

Aquello sonaba demasiado intenso, no, no podía hacerlo así.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora