CAPÍTULO TREINTA Y SIETE.

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Espero que el capítulo les guste, recuerden votar y comentar. Este cap ha sido más largo para compensar el retraso. <3

DREEY

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DREEY.

El clima de ese sábado en la noche era tétrico y lo comprobé mientras conducía hacia la casa social que Lory y su hermano habían alquilado para la cena que se llevaría a cabo en menos de una hora.

Todo alrededor de la camioneta se encontraba en total silencio y agradecí aquello, después de todo, no quería hablar con nadie. Anthony iba sentado a mi lado y también estaba en silencio, después de la última conversación que tuvimos los dos, las cosas estaban más tensas que nunca y era mejor dejar todo como estaba, al menos hasta que él se calmara de nuevo.

La casa social era un lugar elegante y llamativo, comprobé aquello con frialdad, mientras me bajaba de la camioneta y Anthony me seguía con pesadez. Todo el sitio estaba decorado con lámparas en la pared que le daban a la estancia una imagen más acogedora de lo que realmente era.

—Intenta ser amable y verte feliz —me dijo Anthony—. Ya sabes que Jackov está aquí y no tolerará que seas frío y distante con su hermana.

No miré a mi sobrino y tampoco me atreví a soltar una sola palabra dura hacia él, ya que sabía que eso que estaba sintiendo dentro de mí, ese enojo y zozobra no iban totalmente ligados a su persona.

Me acerqué a la puerta del lugar con pasos lentos y erguidos, toqué el timbre sin más y no pasaron ni siquiera diez segundos, antes que la puerta se abriera y ahí apareciera ella.

Mi prometida.

Mis ojos verdes se encontraron con los suyos que eran de un atractivo azul y no sentí nada, ni siquiera enojo o irritación. Todo lo que había dentro de mí se congeló y solo pude quedarme ahí ante su persona.

—Amor —sonrió ampliamente, con emoción—. Siempre tan puntual —sus ojos me recorrieron—. Te ves muy bien, justo como siempre.

—Igualmente —asentí y traté de sonar cálido o algo parecido.

Elizabeth había querido que nos vistiéramos del mismo color, dijo que deseaba algo blanco o color crema; sin embargo, me negué y le dejé en claro que ella podía vestirse como lo viese más conveniente, al igual que yo.

Cada quien era autónomo con sus gustos.

Debido a eso, terminé usando un traje hecho a medida color negro, combinado con uno de mis relojes de marca, más mis zapatos igualmente oscuros y eso fue todo; aun así, Elizabeth no se quedó atrás y combinó conmigo con un vestido negro, que era elegante y la hacía ver hermosa.

Como siempre lo había sido.

Su largo cabello rubio estaba recogido en un moño y en su garganta descasaba un collar de perlas que yo le había obsequiado antes. Ella se veía bien, pero de nuevo, no pude sentir nada, no lo hice y no me amedrenté por ello.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora