CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS.

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Amores, lamento, la tardanza con el último capítulo del maratón, hubo problemas técnicos, pero aquí estamos. <3

Recuerden apoyar muchos los capítulos con sus votos y comentarios, espero que nos leamos pronto de nuevo y, vayan a contarme en mis redes sociales que tal les pareció la triple actualización, sin más...

¡Disfruten!

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DREEY.

Tres días habían transcurrido desde el incidente con Lory y el resultado de aquel encuentro había sido una herida en mi hombro, la cual debió ser curada con más de diez puntos de sutura, debido a que la botella aquella rasgó más de lo que debería. Por otra parte, mi mejilla se veía arañada —esperaba que no quedara cicatriz—, aun así, aparte de eso, se suponía que todo debería de estar bien.

Se suponía, pero no era así.

Aquel día era lunes veintiocho de diciembre. La noche ya había caído aquel nublado día y la casa se escuchaba más silenciosa que nunca, porque aparte de Snow y yo, no había nadie más.

Anthony se había ido aquella mañana y con dolor de cabeza aún podía recordar la última conversación que ambos tuvimos.

—No tienes que irte ahora, podemos posponer lo del internado para enero —había intentado conciliar yo, sin saber como tratarlo realmente—. Si deseas pasar año nuevo aquí...

—No, no lo deseo.

Eso fue todo y me dejó muy en claro que realmente quería irse, quería intentarlo lejos de todos e incluso de mí.

Al inicio yo había buscado internados en Berlín, lugares especializados en donde él pudiera estudiar y al mismo tiempo lo ayudaran con sus adicciones, aun así, un día después de la discusión con Lory, Anthony se había acercado a mí con una carpeta en la mano y me había dicho:

—Sé que no tengo derecho a exigir nada, pero no me envíes a Berlín —sus ojos habían evitado los míos—. Aquí en Londres hay un buen lugar y yo podría ir allá. Prometo que no sabrás nada de mí y no molestaré, solo... Alemania no.

Algo había titubeado dentro de mí al escucharlo decir tales palabras y, por eso mismo, no había dudado en ponerme en contacto con la administración de «Akaris». Uno de los mejores centros de rehabilitación del país, el cual estaba enfocado en reformar exclusivamente a jóvenes.

Era un sitio realmente extravagante, tan inmenso como una universidad, pero sin la libertad de aquella, sino más bien con reglas y actividades día tras día que se suponía que ayudarían a los internados a sortear todos sus problemas y adicciones.

Había ido a ver el sitio el día anterior y, como deduje, debido al exorbitante precio de matrícula. Akaris era un internado de lujo el cual contaba con todo tipo de instalaciones y procesos para ayudar a los jóvenes descarriados.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora