CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO.

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Espero que el capítulo les guste mucho. Si es así, recuerden votar y comentar. 💛

En esta ocasión no hay meta, pero denle mucho amor a este capítulo porque el otro cap está BOMBA 😈🥲

Sin más, disfruten y vayan a Avaricia, mañana nos leemos con Sienna y Dalkon 🔥

Mi corazón estaba latiendo a mil por hora y no sabía cómo combatir esa horrible sensación que me estaba consumiendo

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Mi corazón estaba latiendo a mil por hora y no sabía cómo combatir esa horrible sensación que me estaba consumiendo. Algo ligado a la culpabilidad y al mismo tiempo a los celos y el territorialismo.

Era un descaro que yo estuviera ahí frente a Lory y, por más que la odiara, no existían razones suficientes para justificar lo que estaba haciendo; sin embargo, tampoco podía alejarme ni frenar los celos que me invadían cuando entendía que Aleksander era de ella y no mío.

Todo estaba tenso, peor fue cuando el rubio vio el beso que me dio su sobrino y no pudo decir nada, aparte de solo alejar la mirada con rostro eternamente neutro.

—¿Qué haces aquí, Elizabeth? —le había preguntado él a su prometida, pero ella simplemente lo ignoró.

Mi pecho subía y bajaba con fuerza a cada segundo que pasaba, fue peor cuando vi que Aleksander le entregó el pequeño cachorro a Anthony —no sin antes regalarle una mirada mortal— y, haciendo aquello, se acercó a la rubia, le dijo algo en voz baja, señaló hacia su estudio y ambos se fueron.

Así sin más.

Miré de reojo la escena y no escuché nada aparte de la sangre bombeando en mis oídos. La culpa por estar ahí fue rebasada por los celos y la necesidad de recordarle y recordarme una y otra vez que él no era mío.

—Cambia esa cara —ordenó Anthony a mi lado, abrazando al perrito—. Parece que vas a vomitar en cualquier momento y eso no es muy atractivo.

Lo miré fijamente y fruncí el ceño.

—La próxima vez que vuelvas a besarme, voy a patear tus bolas —siseé solo para que él escuchara y no hizo nada aparte de regalarme una pequeña sonrisa.

—No puedes hablarme ahora así, recuerda que somos novios y debemos amarnos y respetarnos.

Hijo de puta.

Debía de estar medianamente agradecida con él por lo que había hecho, porque siendo sincera, no sabía qué explicación le habría dado a Lory de porque estaba ahí; sin embargo, no era estúpida y sabía ahora que Anthony no hacía nada solo porque sí. Él iba a joderme hasta que dejara de parecerle divertida la cuestión.

—Quiero que sepas que soy sumamente bueno actuando —se puso de pie y me ofreció al cachorro—. Sé que esto debe de ser incómodo para ti, pero solo sígueme el juego, yo haré todo por los dos.

—No...

—¿Quieres que Lory se dé cuenta de que eres la amante de su prometido?

Me tensé.

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