CAPÍTULO VEINTINUEVE.

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PD: Si quieren leer un adelanto potente de lo que se vienen en los próximos capítulos de alevosía, vayan a ver mi ultima publicación en instagram (luz_kaa) y comenten full si quieren cap pronto <3. 🫶

—Entonces

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—Entonces... ¿Estás enojada con tu delicioso, millonario y dominante maestro universitario? —cuestionó, Maria del Mar el lunes a primera hora, cuando nos encontramos en la cafetería.

—Sí —asentí, mientras envolvía la bufanda negra alrededor de mi cuello.

—Pero... ¿Dejaste que te follara el sábado en la madrugada?

—No, yo me lo cogí a él —corregí, firmemente.

—Ah, claro, porque no es lo mismo —soltó con evidente sarcasmo—. No es como si su miembro no terminó gustoso dentro de tu...

—Dios, calla —siseé y me encogí aún más debajo de mi abrigo—. Pueden escucharte.

—Todos deberían de escucharnos —la morena hizo un mohín—. Todas las mujeres deberíamos de saber al menos de tu boca, como es coger con ese hombre.

Solté una risita y suspiré.

—Quiero preguntarte algo, es como una pregunta muy importante, es como por ejemplo... Cuando te preguntan si existe una séptima maravilla en el mundo. Sé que no lo hace, pero...

Fruncí el ceño.

—Pero, si existe una séptima maravilla —puntualicé, interrumpiéndola.

—¿Qué? —la morena detuvo su marcha y me enfrentó—. ¿Hay una séptima maravilla? ¿Cuándo la descubrieron? ¿Ayer?

La observé en silencio por unos segundos y, después, sin más, solté una carcajada.

—Oh, oh, eres una perra torpe —ella me miró mal—. ¿En qué mundo andas metida?

—Deja de burlarte —tomó mi mano y me obligo a caminar—. ¿Me veo con cara de ser alguien que mantiene pendiente de cada maravilla que descubren? Soy una mujer ocupada.

—Lo dices como si descubrieran una maravilla cada dos días o cada año.

Movió la mano restándome importancia.

—Esa no es la cuestión, quería preguntarte algo más importante que esas mierdas maravillosas.

Me reí de nuevo.

—Suelta.

—¿Cuánto le mide al maestro?

Me atraganté con mi propia saliva.

—¡Maria del Mar!

Se rio.

—¿Qué? —se quejó— tengo derecho a saber con qué se está atragantando mi mejor amiga.

Solté otra carcajada.

—Que Dios te perdone, porque yo no puedo hacerlo. —siseé.

—Como tarea tienes que medírselo —continuó vulgarmente ella—. No puedo morir con esta duda.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora