CAPÍTULO SESENTA Y CINCO.

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Es un capítulo fuerte y especial para mí, así que dejen todo su amor y por favor comenten mucho, estoy deseosa de leer sus emociones
***
FRANCHESKA.

Tenía un golpe en la mejilla.

Dolía,

pero no sabía a que grado. Tal vez lo merecía, o tal vez no. No importaba. Estaba lo suficientemente entumecida como para querer hacer algo.

Realmente, necesitaba un momento a solas para poder procesar no lo que estaba sintiendo, sino más bien lo que estaba pensando.

—Eres una puta rompe relaciones —me repitió Lory en la cara, una vez me pegó la primera bofetada—. Quien te viera con esa cara de niña buena y eres una arrastrada.

No podía discutir ante aquello, siendo sincera, yo sí que era una daña relaciones, yo me había metido entre ella y Aleksander. Realmente lo hice.

—¿Pensaste que él me iba dejar del todo para quedarse contigo? —me sostuvo la mirada—. ¿De verdad fuiste tan mediocre?

Lory no había parado de hablar desde que entró a la casa de Aleksander tomándome por el pelo y me abofeteó dos veces.

La primera porque no respondí a su pregunta y la segunda por lo mismo. No estaba segura si sentí o no dolor, o quizás si, pero no podía compararlo con lo desgarrador que estaba sintiendo en mi pecho.

Él realmente si había estado la noche anterior con ella.

—Aleksander es un hombre exitoso, necesita una mujer de su altura a su lado y... —se rió—. ¿Creíste que eras tú?

Sí.

Pasó una mano por su cabello rubio y se rio de nuevo.

—Zandra tenía razón, eres una zorra igual a tu madre.

—Mi madre no era una zorra —dije tranquila y ella trató de golpearme de nuevo, pero yo la esquivé—. Ya fueron suficientes golpes, gracias.

Se acercó y quedamos cara a cara.

—Él va a deshacerse de ti. ¿Sabes por qué? —susurró—. Porque acaba de darse cuenta de que a su lado no necesita una mantenida que solo quiere usurpar su dinero.

Esas palabras me golpearon fuertemente, porque realmente si me sentía como una maldita mantenida.

—Lamento demasiado todo esto —mi voz sonó tranquila—. Te pido perdón por la manera en la que me metí en tu relación.

Soltó una carcajada.

—¿Me pides perdón?

Le sostuve la mirada.

—Sí.

—Muy tarde para eso, ya no puedes arreglar lo que arruinaste.

—Te pido perdón por haberme metido así sin más, pero no por estar ahora con él. Yo lo amo.

Por un momento ninguna de las dos dijo nada, ella apretó las manos en forma de puño, se acercó más a mí y susurró:

—Me cogí a tu novio ayer, justo como tú te cogiste a mi prometido.

Negué.

—Aleksander jamás me haría eso.

Satisfacción llenó su mirada y dando un paso atrás, solo respondió: —Pregúntale con quién se va a casar.

Eso terminó de encender todas las alarmas dentro de mí. Traté de mantenerme tranquila, fuerte. Pero mi pecho dolía tanto que no podía manejarlo.

—Dile a Dreey que dejé su chaqueta aquí —ella caminó hacia la puerta, dispuesta a irse, pero se detuvo—. Ah, Francheska, otra cosa...

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora