CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE

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Jelous. Lamento la tardanza por acá, no han sido buenos días para mí, pero aquí estamos. Si este capítulo les gustó, recuerden darle mucho amor como le dieron al anterior, estoy segura de que les encantará el proximo cap. Advertidas estáán <3.

Sin más, disfruten.

Sin más, disfruten

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«Quédese conmigo»

Aquella había sido la petición que me hizo él y pese a que yo no había ido a su casa con la intención de convencerlo de volver conmigo o algo así, no pude evitar estremecerme e incluso emocionarme por la invitación.

Lo hice porque pese a que sabía que había muchas cosas que debían ser solucionadas y atendidas de manera inmediata. El tenerlo conmigo, al menos por esa noche, lo significaba todo para mí.

—¿Va a quedarse? —preguntó él de nuevo, ante mi silencio.

Yo había dado un paso atrás para alejarme de sus brazos y poder verlo a los ojos. Unos ojos verdes que pensé que jamás volverían a verme con esa amabilidad que me estaban mirando en ese momento.

—¿De verdad quiere que lo haga, Aleksander? —no pude evitar preguntar— ¿De verdad me quiere aquí, Aleksander?

—La verdad es que no hay nada en este instante que quiera más que eso, Francheska.

«Francheska»

Amaba como mi nombre sonaba en sus labios, con ese leve acento alemán suyo que poco a poco había logrado domar al practicar tanto el inglés. Sin embargo, eso no era todo. En las últimas semanas él había sido tan tenso y distante conmigo que, ahora, cuando lo tenía ahí de regreso, no pude evitar sentirme estúpida por todo lo que provoqué.

Fui sincera con él de una manera que no creía que pudiera serlo con nadie más y por primera vez en mucho tiempo, sentí como un gran peso se quitó de mis hombros y me dejó respirar por al menos aquella noche.

Mis ojos se movieron tentativamente hacia el reloj de la gran sala, justo cuando éste sonó suavemente, revelando que era la madrugada del treinta y uno de diciembre y había comenzado el día de él.

Nuestros ojos volvieron a encontrarse y entonces, sin más, olvidando todo lo que me dolía y me había hecho infeliz por meses y por semanas, yo susurré:

—Feliz cumpleaños, Aleksander —sus ojos verdes se oscurecieron—. Espero que hoy sea un día especial para usted y pese a que no suele importarle los buenos deseos y los actos de fe. Espero que Dios cuide siempre su camino y que su don por pintar y plasmar el mundo lo acompañe por el resto de su vida.

No dijo nada, se quedó estático y continuó observándome con una fijeza magnética.

—Aunque mis actos no son congruentes comparados con mis acciones de hace días, quiero que sepa que estoy muy agradecida de haberlo conocido, porque es una gran persona, al menos conmigo, y porque me gusta y lo amo y... —Me quedé sin aire—. Perdón, estoy hablando mucho...

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora