CAPÍTULO SETENTA Y SIETE.

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Espero que el capítulo les guste demasiado, si veo mucho amor en los votos y comentarios. Subo nuevo cap el viernes 🔥👀

Vamos a petar este cap con amor.

Sin más, disfruten.

***

FRANCHESKA.

Miré a Aleksander en silencio, realmente sorprendida por su comportamiento desde que descubrió que sería padre pronto.

Siempre supe que él recibiría la noticia de manera positiva, pero jamás me esperé que de tal manera y con toda esa emoción.

No iba a mentir, yo también estaba feliz y no había dejado de llorar cada que él acariciaba mi vientre y después posaba sus labios en el mismo lugar en donde estaba creciendo nuestro bebé.

Todo era demasiado nuevo y perfecto para mí.

—Ya sabes las reglas —me dijo a la mañana siguiente, cuando entramos a su camioneta y él comenzó a conducir hacia la ciudad—. Es mi bebé, no tienes que contárselo a nadie.

—No seas odioso —advertí—. Y es nuestro bebé.

Sus ojos verdes, los cuales estaban más verdes que nunca y brillantes, dieron con los míos y sonrió.

—Cierto, nuestro.

Solté un gemido bajo y me di por vencida con él, porque ese hombre no podía ser amable y cero odioso, aunque su vida dependiera de aquello.

Habíamos decidido que le íbamos a dar la noticia primero a nuestros familiares y después a nuestros amigos. Quería que Anthony lo supiera y mis abuelos también.

Estaba nerviosa de lo que dirían ellos, ya que esto era muy pronto. Obviamente, sus opiniones no cambiarían nada de lo que estaba sucediendo, pero yo necesitaba que ellos lo supieran lo antes posible.

—¿Crees que Anthony se tomará bien la noticia? —susurré.

—Sí.

No dije nada, miré mis manos y suspiré.

—Francheska —sentí su mano ir a mi barbilla para hacerme verlo—. Todo estará bien.

—¿Y si a Anthony no le parece? ¿Y si cree que lo vas a remplazar?

Sabía que la relación de ellos estaba mucho mejor que antes, pero no siempre había sido así y no quería que hubiera un retroceso.

—Anthony sabe perfectamente que nadie lo va a remplazar, nena —dijo con suavidad—. Es mi hijo, mi primer hijo y pese a que ambos comenzamos este camino mucho después de lo que debía de ser, lo quiero y nada cambiará eso.

La calidez llenó mi pecho al escucharlo hablar así de Anthony.

—Ya sabes cómo es, se lo tomará bien —besó mi mejilla—. No tienes que preocuparte, ya es un hombre maduro.

Asentí más tranquila y me repetí una y otra vez que no había nada malo en que estuviéramos juntos y pronto fuéramos a ser papás.

Antes de llegar a la gran casa del rubio, nos detuvimos a tomar un desayuno en una de las cafeterías estrellas de la ciudad.

La mesera se acercó a nuestra mesa para tomar el pedido y no pasé por alto la manera como miró a Aleksander en todo momento.

—Buenos días —dijo en alemán y medianamente entendí—. ¿Puedo ayudarle en algo?

Sus ojos continuaron fijos en él y no podía culparla. Ese hombre se veía como algo que se podría comer de día y de noche, de hecho, quería que volviéramos a nuestra habitación.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora