CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS.

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NOTA: Antes de empezar con el capítulo, quiero decirles que si les gusta Dalkon y Sienna, hoy actualicé capítulo de la historia de ellos (Avaricia) las espero por allá.

Sin más, recuerden apoyar este capítulo votando y comentando sus momentos favoritos, se los agradecería demasiado. <3

Ahora sí, disfruten.

FRANCHESKA

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FRANCHESKA.

Miré mi reflejo en el espejo, sintiéndome nerviosa, mientras mi largo y ondulado cabello negro enmarcaba mi rostro, el cual no se veía tan pálido gracias al toque de rubor, rímel y labial que lo acompañaban.

Era domingo tres de enero.

Todo estaba pasando un poco rápido y mi padre, junto con Zandra y Landa seguían sin volver de su viaje de año nuevo. Mi padre solo me había llamado una vez y fue con la intención de hacerme saber lo genial que la estaban pasando y que yo me había perdido de todo eso por gusto.

Mi pecho se apretó ante la agonía que me creaba pensar en él, pero, la verdad era que había utilizado aquellos días para tratar de hacer alguna clase de pase conmigo misma.

Estaba realmente intentando comer las tres comidas del día e ignorar las náuseas. No falté ni una sola tarde a la casa del maestro Merglon para leerle y hablar con él. De hecho, el día que hui rápidamente de la casa de Aleksander después de desayunar con él y Dalkon, lo hice para ir a la casa de mi maestro, que, por raro que parezca, su hogar había comenzado a parecer alguna clase de santuario para mí.

—No esperaba que viniera hoy, Francheska —me había dicho con ojos emocionados, el día anterior—. Pero, ya que está aquí, tenga lo compré para usted.

El maestro Merglon me había regalado una pequeña tarjeta la cual servía como pase para ir a cualquiera de las reservas naturales más grandes de la ciudad. Tenía derecho a estar tanto con la fauna como con la flora en vía de extinción y casi lloré cuando leí todo el plan y actividades que proponía la empresa encargada.

Ese regalo realmente me hizo muy feliz, tanto, que lloré y el maestro Merglon solo me calmó con una pequeña taza de té. Aun así, él no había sido el único en pensar en un regalo para el otro.

Mi padre me había dado efectivo como regalo de navidad y para sobrevivir mientras él no estaba. Pensé mucho en que debería gastarlo, hasta que el maestro me preguntó como hacía para enviarme un mensaje de texto y descubrimos que su teléfono a veces simplemente perdía la señal y se volvía incomunicable, por eso mismo, le compré un teléfono —no era realmente la gran cosa—. Pero sonrió encantado cuando le mostré como podía descargar aplicaciones, tomar fotos e incluso leer la prensa desde ahí.

No era de tomarme las cosas a la ligera —pensé mientras seguía de pie en mi habitación, mirando mi vestimenta—. Pero podía asegurar que realmente apreciaba y quería al maestro Merglon. No solo por sus consejos, sino también por su amabilidad y su paciencia conmigo.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora