CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO.

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Espero que el capítulo les gusteeee mucho. Es algo diferente, así qué, ya saben, prepárense para todo.

PD: Si veo que este cap es full apoyado en comentarios y votos... Tenemos nueva actualización el martes 👀💛

PD2: Tengo redes en dónde siempre subo adelantos.
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Sin más, disfruten<3

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FRANCHESKA.

Mi madre siempre me dijo que, si había algo más poderoso y perpetuo que la felicidad, era el dolor.

Nada en el mundo era más inmortal que el dolor, ni siquiera el amor. De hecho, el amor solo era una variable para llegar a aquel mismo sentimiento y, por más trágico que sonara, estaba segura de que yo era del tipo que apreciaba más sufrir que ser feliz.

Lo merecía. Siempre lo hacía, además, era lo suficientemente masoquista para querer sangrar constantemente por medio de mis heridas y recordarme una y otra vez que no era la dulce niña que todos creían.

Era una perra odiosa.

Lo había sido gran parte de mi vida y no solo con mis enemigos, sino también con mi madre.

Estar de regreso en Madrid estaba creando dentro de mi persona un sinfín de emociones, tantas, que aún seguía de pie al frente de los enrejados que separaban la casa de mis abuelos a los terrenos de cría y siembra.

El clima no era el más óptimo para la siembra, enero seguía siendo helado y la lluvia más los restos de la nevada se adherían a las tierras que en algún momento se pondrían verdes y hermosas. Florecientes.

Estar ahí de pie me hizo estremecer y no por el frío, sino por los recuerdos que me embargaron. Todos ellos recuerdos en dónde reí, jugué y fui feliz cerca a mis abuelos y mi madre.

Una lágrima rodó por mi mejilla y, entonces, recordé las sabías palabras que algún día me otorgó Jennifer Hess:

—«Tienes que vivir los momentos felices en el ahora, Francheska. Porque cuando esos momentos se conviertan en recuerdo, cada que vengan a tu mente, lo harán en forma de nostalgia y tristeza, porque es natural perder».

—¿Qué cosa? —había preguntado yo.

—«La noción de la felicidad» —respondió—. «Lo que hoy vives con suma alegría, en el futuro lo vas a recordar con infinita tristeza porque hay cosas que se van y jamás estarán destinadas a volver».

Cuando mi madre me dijo eso, pensé que quizás era un poco bohemia y estaba exagerando sobre la vida, el futuro y lo que me deparaba el destino. Sin embargo; si hubiera sabido que la perdería tan pronto y que nuestros recuerdos felices ahora me dolerían y me quemarían tanto... Le hubiese creído, la hubiese cuidado.

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