Extra: Dreey.

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NOTA: Claramente como se lee arriba, esto no es un capítulo ligado a la línea temporal de la historia. Es un extra que nos habla un poco sobre la vida de Dreey y como es que se convirtió en el hombre que es ahora. Espero que este fragmento les guste y nada, disfrutenlo y recuerden dejarme sus cometarios y votos.

PD: Si veo mucho amor en este extra, nos leemos ahora sí el lunes con capítulo nuevo. Creo que pronto se viene maratón, ya veremos <3.

Sin más, disfruten.

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1994 — Berlín-Alemania.

El pequeño de cabellos rubios se encontraba sentado en el antejardín de la gran mansión en donde vivía, dibujando con empeño la diminuta mariposa que se había detenido frente a su curiosa y hermosa mirada verde.

Dreey recién había cumplido cinco años de edad, aquello no era mucho, sin embargo, él ya hacía demasiado. Era feliz, poco importaba los problemas que rodearan su hogar, después de todo, era demasiado inocente para entender las discusiones de sus padres y las rabietas de su hermano mayor Alec.

Pero, eso no era todo, Dreey también era sumamente talentoso y era capaz de pintar casi cualquier cosa que veía —no con la misma perfección de su hermano mayor, quien tenía dieciocho años ahora—. Pero sí con más habilidad que cualquier otro niño de su edad.

Dreey se acostó encima del pasto y de la tierra del lugar, mientras seguía tratando de plasmar la mariposa amarilla frente a él y, como si el pequeño insecto supiera que en ese momento estaba siendo inmortalizado en un papel a manos de un pequeño y feliz infante, voló directamente hacia él y se detuvo encima de su mano.

—Ay —susurró Dreey, quedándose estático—. ¿Hola? Su suave e infantil voz llenó todo el lugar.

—¿Cómo te llamas?

Le preguntó a la mariposa y esperó seriamente a que le respondiera, cuando ésta no hizo aquello y solo movió sus pequeñas alas, Dreey soltó una risa llena de felicidad porque pese a todo lo que sucedía en su vida y lo reglamentaria que era su existencia...

Él era feliz. Amaba a su familia.

—Te estoy pintando, mira —teniendo cuidado de no espantar al diminuto animal, señaló su dibujo—. ¿Te gusta?

La mariposa movió sus alas de nuevo y la risa del niño volvió.

Dreey no tenía amigos, jamás había tenido uno. Sus padres no le permitían ir a la escuela pública o privada, tenía profesores particulares en casa. Además, tampoco iba a ningún parque o algo así, tenía que divertirse solo porque pese a que existía la compañía de su hermano, este ya era muy adulto y tenía sus propios planes y no pensaba abandonarlos por un niño, por ende, Aleksander Dreey Vandeleur siempre había sido un pequeño muy solitario. Él no sabía que era tener la compañía constante de sus padres —menos la de mamá—. La cual de vez en cuando era más brusca e hiriente que su padre, el cual prefería ignorarlo.

—Eres muy linda —le estaba diciendo él a la mariposa— ¿Quieres ser mi amiga?

Ante todo pronóstico, la hermosa mariposa de alas amarillas se quedó ahí sobre una de las manos del niño, el cual, después de un momento, teniendo cuidado de no moverse brusco para espantar a su diminuta amiga. Comenzó a pintar de nuevo con su mano libre.

Habló mucho con su nueva amiga, también se rió cuando está voló a su alrededor y volvió a su lado como si realmente quisiera quedarse ahí a hacerle compañía al hermoso infante.

—¿Tienes hambre? —le preguntó cuando terminó de pintar con sus colores—. ¿Qué te gusta comer? ¿Carne? ¿Hormigas? —Claramente la mariposa no respondió— ¡Oh! ¡Ya sé!

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora