CAPÍTULO SETENTA Y DOS

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Otra actualización el día de hoy ¡Espero que la disfruten mucho y si quieren otra pronto, recuerden dejar sus votos y comentarios en cada párrafo, quiero leer sus reacciones! <3

Sin mas, disfruten.

***

FRANCHESKA.

No había podido conciliar el sueño hacía días, tampoco era como si me es tuviera esforzando mucho, pero... Yo no estaba durmiendo bien.

Aquel día era mi día de descanso, adelanté proyectos de la universidad y aproveché el tiempo libre para organizar la casa. Todo aquello lo hice en silencio, mientras intentaba encontrar el inicio de mis pensamientos y la constante ansiedad en mi pecho.

Una semana había pasado desde que vi a Aleksander después de tres años y seguía sin recuperarme, seguía sin saber interpretar mis sentimientos porque creí por mucho tiempo que estaban gobernados, pero... Yo ya no sabía.

—Deja a tu hermano, Luna —regañé a la gata negra, cuando le siseó a Arthur—. Eso no es bonito, ni amable.

Luna no obedeció, continuó molestando y cuando fui a agarrarla, me arañó la mejilla de manera superficial y aquello fue suficiente para hacerme llorar. Realmente me senté en el piso de la pequeña sala de estar y lloré.

Sabía que no estaba llorando por ese arañazo, estaba más bien llorando por el taco que tenía atravesado en mi garganta. Un taco que me impedía hablar o siquiera respirar. Un taco que cada vez se hacía más grande porque me conflictuaba.

Lloré ahí sentada, mientras metía la mano en mi bolsillo y sacaba la cadena de abeja que él me había dado años atrás. Desde que dejé todo atrás, nunca necesité realmente tenerla conmigo, hasta que lo volví a ver y yo... No pude dejarla más en el olvido.

¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué estaba sentada llorando en el piso? ¿Por qué estaba tan... Triste?

No odiaba la sensación de estar triste y melancólica, yo solo quería entender de donde salían esas emociones porque yo más que nadie estaba segura de que todo estaba bien, de que todo era perfecto y...

—¿Francheska? —escuché la voz de Malcom venir desde la puerta principal—. Oye, ¿Qué pasa?

No dije nada, solo lloré con más fuerza, a tiempo que mi mejor amigo se sentaba conmigo en el piso y acariciaba mi cabello.

—Oye, estoy aquí —dijo—. Puedes decirme que pasa.

Ese era el problema, no sabía qué pasaba, no me entendía. No podía hacerlo. Todo estaba bien, todo. Mi familia, mis estudios, mi trabajo, mis amigos, pero...

—Fran...

—Solo estoy triste —susurré— Yo solo... No lo entiendo.

—¿El qué?

—No me di cuenta de que lo extrañaba, hasta que lo vi y recordé.

—¿Qué recordaste?

—Todas las razones por las que me enamoré de él. Todas las razones por las que era mi vida.

Mi corazón dolía al admitirlo porque había luchado tanto por dejar mi pasado atrás, pero...

—¿Hablamos de Aleksander? —Malcom me miró con suavidad.

Asentí.

—Yo ya no soy esa Francheska de antes y esto no tiene que ver con él, no cambié o dejé todo atrás porque él tuviera la culpa directa de algo, yo solo... Odio esa mujer que era —admití—. Odio lo necesitada de amor que estaba y como todo lo convertí en una obsesión.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora