Capítulo 11
Arielle Vandenberg
Beso.
──¿Cómo? ──tartamudeo.
──Quiero besarte. ──susurra con su mirada en mis labios. ──. Pero no lo haré sino tú no lo deseas.
Cierro mi cuaderno y me levanto nerviosa, el imita mi acción e intenta acercarse a mí.
──Arielle, no huyas… yo… no debí decir nada, no se qué me pasó. ──suelta ofuscado. ──. No quiero que pienses que te traje aquí para eso, porque no es así.
──Se que no es así. ──digo su rostro se relaja. ──. Yo…
Muerdo mis labios, y detallo las cosas que están el piso, y la Dalia que yace en su cama.
Mi corazón late con prisa, en mi estómago se instala una sensación de vacío, y el calor que nos rodea se vuelve avasallante.
──Lo que pasa… es que yo nunca he… besado a alguien. ──suelto bajando la mirada.
Su voz no
se escucha, hay silencio. Elevo mi mirada para buscar el porqué no dice nada, tiene su rostro lleno de confusión.
──¿Cómo asi, Arielle? ¿No has tenido tu primer beso?
Niego. Ladea su rostro, su mente debe estar intentando de entender mi respuesta.
──¿Por qué?
Tomo una fuerte bocanada de aire y entrelazo mis manos.
──La ansiedad llegó hace dos años, yo… no he tenido novio, ni nada en ese lapso porque todos se alejan o mejor dicho, yo los alejo. ──musito.
Viene hacia mí con extrema seguridad pero cauteloso, se detiene a escasos centímetros, detalla mi rostro estudiando algo que me hace sentir un poco incómoda, inmediatamente le desvío la mirada.
──No hagas eso. Estoy intentando comprender cómo esos malditos idiotas no aprecian tu belleza y no hablo solo de la física, hablo de quien eres en el interior, porque eres bellísima en todos las aspectos. ──suelta, posa sus dedos en mi barbilla ligeramente para que centre mi vista en él. ──. ¿Quieres que te bese? ¿Quieres que lo haga?
Asiento sin dudarlo si quiera. Mi mirada va hacia sus labios.
Traga grueso y acuna mi rostro, se acerca a mí rostro ligeramente y con mi corazón casi fuera de mi pecho sus labios se posan sobre los míos para luego separarse lentamente.
Mi garganta se seca.
──Entre abre tus labios solo un poco, mis labios y los tuyos son dos elementos que van a complementarse, sigue mis movimientos y déjate llevar. ¿Si?
──Si. ──susurro, cierro mis ojos y siento el roce de sus labios.
Separo ligeramente mis labios, y él hace lo mismo imponiendo un ritmo que me agrada y que me hace sentir de maravilla, mis piernas tiemblan y solo él me ancla al suelo, dándome esa seguridad de que no me caeré, de que él va a sujetarme con labios y será mi soporte ante el sacudón de energía que invade mi cuerpo.
Siento la humedad de su lengua tanteando mis labios, y sin saber que hago entre abro más mis labios e ingresa en mi boca.
El beso es suave y sutil, es más de lo que me he imaginado o he visto en películas. Siento que me quedo sin aliento, sigo sus movimientos, sigo el ritmo suave que poco a poco va cobrando fuerza y que me hace temblar, mi cuerpo es invadido por una ola de calor. Se separa de mi con lentitud, saboreo el momento y abro mis ojos poco a poco.
──Nadie se imagina lo maravillosa que eres Arielle. ──recita con voz ronca. ──. Me encanta ser yo quien lo descubra.
Estoy que me derrito en sus brazos. Me quedo prendada de sus orbes que brillan con intensidad.
──Estoy temblando. ──susurro, sonríe de lado y me abraza a su cuerpo. Puedo sentir su corazón latir con fuerza en su pecho.
──Yo también. ──sonrie de lado. ──. ¿Te gustó?
Asiento con nerviosismo, vuelve a mis labios para dejar un pequeño beso en estos. Entrelaza su mano con la mía, y me guía al piso nuevamente dónde nos sentamos.
No puedo creer que acabo de tener mi primer beso, mi primer beso con Rhett Owens. Tengo miles de sensaciones invadiendo mi cuerpo.
Recoge mi cuaderno y lo posa sobre mis piernas, acomoda mi cabello detrás de la oreja y pasea sus dedos por mi mejilla.
──Te ganas un pedazo de mi cada vez que me miras. ──recita. ──. Y eso me gusta.
Me quedo sin decir nada. Vuelvo mi vista a mi cuaderno con una inmensa sonrisa, no puedo alejar mi mente de lo acaba de pasar, aún puedo sentir sus labios en los míos, las leves caricias que su lengua me proporcionaba y sus manos pegándome a su cuerpo.
──Es hora de seguir con las actividades. Porque si sigo besándote, Arielle… no podré parar. ──musita paseando su pulgar por mis labios.
Dicta lo que debo escribir, y comienzo con manos temblorosas.
Pasamos de un tema a otro, y mi mente empieza a llenarse de paz y calma, no tengo pensamientos intrusivos durante este momento, incluso la presión que sentía en mi pecho por el beso me hace sentir de maravilla, no quiero huir… quiero quedarme, el que no quiera huir, o no me sienta abrumada dice mucho.
Rhett se levanta para buscar agua en su pequeña nevera, Lo detallo con esa camisa y su pantalón de vestir, su musculatura y su físico, su cabello rubio y largo lo hace ver muy sexy y ese par de tatuajes que marcan su piel le dan un aire que te incita a caer en sus manos.
Dios…
¿Cómo un hombre como él puede fijarse en una chica como yo? ¿Qué tengo de especial? ¿Qué ve él que yo no?
Las preguntas comienzan a rondar en mi cabeza, se arrodilla frente a mí y niega con su cabeza como si pudiese saber qué es lo que está pasando por mí mente.
──No vayas allí, Arielle.
──¿Puedo pedirte algo? ──inquiero elevando mis pestañas hacia él.
──Lo que quieras… ──susurra, hago a un lado mi cuaderno.
──Bésame otra vez, no importa si no puedes detenerte, solo quiero apagar mi mente y sentir. Solo eso... ──susurro. ──. Ayúdame a desconectarme.
No dice nada, hace a un lado las botellas de agua y viene directo hacia mí rostro para unir nuestros labios, siento el golpeteo de mi corazón, esta vez mis manos temblorosas van a su cuello y las suyas me toman de la cintura. Me dejó llevar… no soy experta, pero estoy disfrutando esto con él.
Me mueve rápidamente y chillo al ser tomada por sorpresa para verme sentada sobre sus piernas.
Respira agitado, y yo también.
──¿Estás bien? ¿Quieres que pare? ──niego, quita mi cabello de mi rostro. ──. Arielle… no creo que sea buena idea, no quiero agobiarte.
──No lo haces. ──respondo.
──Y eso es bueno. ¿Verdad? ──musita, me tomo el atrevimiento de acaricias su cuello. ──. Mm…
Cierro sus ojos y deja caer su cabeza hacia atrás, sigo con las pequeñas caricias aún estando sobre sus piernas, me siento en el maldito cielo, mi mente a quedado en silencio y el peso se ha caído.
──Es muy bueno. ──digo, abre sus ojos.
──¿Qué piensas en este momento?
──En que esto me gusta, y que me siento bien.
──¿Bien conmigo?
──Si. ──susurro.
──Yo también me siento bien, y quiero que entiendas algo, no lo digo por decirlo es lo que siento. ──dice. ──. ¿Tienes hambre? Podemos ordenar algo y seguir con las actividades y con los besos.
Río nerviosa, y asiento. Extiende su mano para tomar su teléfono, no me permite bajarme de sus piernas y me gusta.
Marca a un restaurante de pizzas y ordena una de pepperoni para ambos con su mirada en mí, siento que mis mejillas están por estallar, me gusta como me mira, como me veo reflejada en sus orbes, es una Arielle llena de vida la que se ve en ellos.
Suelta el teléfono y lo pone a mi lado.
──¿Seguimos?
──¿Con qué?
Ríe contagiándome, me sujeta del rostro y me pega a sus labios.
──Con los besos…
****
La caja de pizza yace en la papelera, y el cuarto está perfectamente ordenado. Empiezo a guardar mis cuadernos mientras Rhett se cambia se ropa en el baño.
Comimos, hice todas mis actividades y nos besamos mucho, muchísimo y aún sigo sin creerlo, reviso mi teléfono y tengo varias llamadas de mi madre.
¡Oh mierda!
──¿Lista?
──Ehh… si.
Rhett sale con ropa deportiva, y toma su bolso.
──¿Vas a hacer ejercicios?
──Si, hoy más que nunca lo necesito. ──dice, viene a hacia mí y deja un beso en mi frente. ──. Vamos, no quiero que tengas problemas.
──Ok.
Toma mis cosas y me extiende la Dalia nuevamente. Me guía fuera de su habitación bajamos las escaleras juntos con esa complicidad activa de los besos que nos dimos. No quiero irme y eso instala una sensación de vacío en mi estómago que solo significa una cosa, me gustó lo que pasó y como me hizo sentir.
Una comodidad que tenía tiempo son sentir.
La anciana aparece con una plumero quitando polvo en cuánta esquina la rodee.
──Oh brillo y destellos en esos hermosos ojos… los colores abundan. ──canturrea, Rhett ríe y niega escoltándome hasta su camioneta.
Mi teléfono vuelve a vibrar en mi bolso, intento ignorarlo y relajo mi cuerpo al verlo montándose a mi lado. Enciende el motor e inmediatamente busca mi mano para entrelazarla con la suya y poner en marcha la camioneta.
──Gracias por este día. Fuiste la cura perfecta. ──dice llevando mi mano a sus labios. ──. En serio, Arielle.
──Gracias a ti, Rhett.
Asiente, y sin buscarlo suena Fix you a en la radio, me tomo el atrevimiento de subirle volumen con su mirada en mí.
Disfrutamos de la letra juntos y las notas.
Nos acercamos a mi casa, y detallo que el auto de mi madre se encuentra en el garaje, así que le pido a Rhett que me deje unas casas más adelante y lo hace no muy convencido.
──Lo más correcto es que te deje frente a tu casa.
──Mi madre está. Mejor no… ──insisto, tomo mi bolso y la Dalia.
Rhett se inclina hacia mí.
──Escríbeme. ¿Ok?
──Ok. ──susurro. ──. Ten una feliz tarde…
──La tendré, gracias a ti. ──ladea su rostro y deja un dulce y lindo beso en mis labios. ──. No podré sacarte de mi mente.
──Hasta luego, ladrón de Dalias.
──Hasta luego, apellido extraño.
Bajo de la camioneta dándole una última mirada, y camino con calma hacia mí cada donde seguro me espera un gran pelea.
Rhett se aleja al verme abrir la puerta, e ingreso detallando a mi madre en la cocina sentada en uno de taburetes.
──¿Dónde estabas, Arielle?
──Estudiando.
Respondo mirándola a los ojos, frunce su ceño y se levanta con calma.
──Podías haberme avisado. Te he llamado más de veinte veces, estaba preocupada.
──Aquí estoy, mamá. Viva… y en paz. Eso debe ser suficiente para ti. Voy a ducharme, ve a tu negocio.
La mirada de mi madre se desvía hacia la Dalia pero la ignoro y subo las escaleras.
Me siento bien…
Cierro la puerta de mi habitación y sonrió llevando mis dedos a mis labios, cierro mis ojos y todo vuelve a invadirme.
Rhett Owens, me encantas.
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Respira
RomanceA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...