Capítulo 36
Arielle Vandenberg
Alma rota.
Intento enfocarme en las palabras de Vivien.
Nadie tiene el derecho a hacer sentir menos, nadie tiene más poder que tú.
Solo escucho bullicios en mi entorno, me siento ida y fuera de este mundo, es como si no fuese parte de él, como si no perteneciera aquí. Cierro mis ojos por un segundo y procuro enfocarme en una sola cosa.
Estar bien…
Tengo que estar bien.
Mi estado de ánimo es voluble, puedo estar bien en un momento del día y al cabo de unos segundos un sencillo comentario, lugar, olor o simplemente nada puede desatar un infierno en mi. Puedo derrumbarme tan fuerte y tan duro que será imposible levantarme.
Yo no decidí sufrir de ansiedad. Yo no decido estar bien o mal. Todo comienza sin tener un control de mi cuerpo y luego falla mi mente.
Mareos, náuseas. Dolor de cabeza y esa sensación de muerte que te ahoga y acelera al máximo tu corazón. Alguien diría que solo quiero llamar la atención, que busco desesperadamente el afecto o tacto pero la ansiedad provoca en las personas todo lo contrario. Suelen huir y alejarse al no comprender lo que sucede en nuestra mente, al creer que solo son inventos que buscamos atención.
No comprenden que todo va más allá. Mucho más allá.
Siento a alguien frente a mí, y abro mis ojos para notar a Cassie con una porción de pastel, sonríe hacia mí ignorando por completo la lucha interna que llevo por dentro, estoy dejando todo de mí en este momento para no huir.
Sonrío y acepto el trozo.
──Gracias, Cassie.
──De nada, está delicioso. ¿Lo hizo tu mamá?
Asiento.
Se sienta a mi lado, y entrelaza su mano con la mía, y se queda mirando hacia el frente. Es como si supiera por lo que estoy pasando y lo que tiene que hacer.
No hablar del tema, solo estar allí.
──Tio me dijo que le regalaste una snich dorada y ese adorno de las reliquias de la muerte.
──¿Sabes de Harry Potter?
Sonríe y asiente con una amplia sonrisa.
──Tio me leía esos libro todas las noches cuando me llamaba por vídeo. me hizo ver las películas…
──Ya veo. ──musito.
La mirada azulada de Rhett se mantiene expectante en la distancia, las siento… siento como me mira.
Las personas empiezan a despedirse. Detallo como Rhett habla con su amigo con rostro serio. La tal Stefany intenta mantener una conversación con Vivien.
Alex viene hasta donde nos encontramos.
──¿Lista para irnos? ──inquiere hacia Cassie.
──Si. ¿Llevamos pastel? Esta muy bueno. ──dice hacia su padre que sonríe.
──Si, llevamos. ──eleva sus labios en una sonrisa.
Cassie se levanta, se abalanza sobre mí y me abraza con fuerza, la recibo con gusto. Siento que voy a romperme pero respiro con fuerza y la dejo ir.
Me da una última mirada y corre hacia su tío el cual la eleva por los aires y la llena de besos con mucha ternura. Camino hacia Vivien.
──Todo estará bien, Arielle. ──dice sujetando mi mano. ──. Recuerda que el lunes debes ir a ver a Angust.
──Lo se.
Me acerco a ella.
──He pensado en lo que me dijiste. ──susurro dejando salir lo que mi mente me dice.
──¿Qué?
──Estoy creando dependencia.
Eleva sus cejas y ladea su rostro.
──Arielle. Estás cuestionando una relación que me parece te hace bien. No repitas lo que te dice tu mente en un momento de ansiedad. Yo no veo dependencia… y espero no verla. ──dice. ──. No te sabotees.
Se despide de mi y se acerca a Rhett. El tal Joseph viene hacia mí y me extiende su mano.
──Un placer y disculpa lo sucedido.
──No hay problema. ──me fuerzo a decir y estoy segura que él lo nota.
La tal Stefany siente mi mirada pero no viene, y lo agradezco porque estoy segura que no podré controlarme.
Todos se marchan y Rhett los acompaña. Yo me encamino hacia su habitación para recoger mis cosas. Estoy por llamar a mi madre para que sepa que me iré en un rato cuando siento su presencia en el espacio.
──¿Qué haces?
──Recogiendo. Tengo que irme. ──susurro.
──Tenemos que hablar.
──Ahora no quiero, Rhett. ──digo. ──. No estoy bien.
Suelto. He aprendido que debo decir cómo me siento sin importar lo que el resto piense.
──Lo sé. Sé que no estás bien por ello quiero que hablemos. Hiciste un gran esfuerzo para salir de esta habitación. Y quiero estar allí para ti porque hiciste de todo para estar a mi lado.
Siento que mi corazón se estruja. Yo no quería arruinarle este día… y eso fue lo que hizo mi ansiedad.
Arruinar el maldito día que había sido perfecto.
──Siento haber arruinado tu cumpleaños. ──musito con una nudo en la garganta. ──. Yo… no se, mi mente…
Sus pasos aproximándose me hacen temblar.
──No arruinaste nada, Arielle. Jamás… tú no hiciste nada mal.
──En estos momentos solo pienso en lo que tuviste con ella, y puedo asegurarte que eso fue una relación normal. Conmigo no lo será. Yo me la pasaré cuestionando todo y nos pasaremos días discutiendo por cosas sin sentido que para mí mente los tiene. ──suelto girándome a verlo. ──. No puedo hacerte eso.
Ladea su rostro, y frunce su ceño.
──¿Hacerme que?
──Torturarte con una relación inestable.
Tensa su mandíbula. Solo pienso en todo lo que vivió con ella, en los besos que se dieron, en las caricias que ella debió sentir y si volvió es porque el marco su vida.
Porque él hizo una diferencia. Porque existe un antes y un después de Rhett así como existirá en mi vida.
──No somos una relación inestable.
──¡Lo somos! No es justo contigo. Nada de esta mierda lo es. ──exclamo alejándome de él. ──. No soy lo que mereces…
Siento mi alma romperse al decir en voz alta lo que mi mente piensa y me obliga a sentir.
──¿Qué? Arielle… eres más de lo que merezco. Eres un condenado regalo del cielo. Llegaste a mi vida justo en el momento que más te necesitaba.
──Ella es estable, yo no lo soy. ──musito con un desgarro de voz.
──¡Deja de comprarte con ella! ──gruñe. ──. No hay punto de comparación. Tu eres más… tú eres todo. Ella fue una mierda del pasado y algo de adolescentes, Arielle.
Su desespero y frustración puede sentirse en su voz. Viene hacia mí pero me alejo.
No estoy bien, y no lo estaré. No puedo hacerle esto. Yo lo amo… y no es justo que él esté sometido a una relación que no tiene futuro porque mi ansiedad no nos dejara ser felices.
Y él merece ser feliz…
──Necesito tiempo.
Se tensa.
──¿Qué mierda estás diciendo?
──Necesito tiempo… ──digo elevando mi mirada llena de lágrimas hacia él. ──. No puedo estar a tu lado estando así. No es sano.
Su rostro se pone pálido, y puedo jurar que acabo de sentir mi corazón rompiéndose.
──No. No voy a darte ningún tiempo. No vas a alejarnos y así me botes de tu vida diez mil veces, ¡No me iré! Es la ansiedad lo que habla… no es mi Arielle.
Seco mis lágrimas.
──Es Arielle la que habla ladrón de Dalias. Soy yo.
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Respira
RomanceA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...