Capítulo 48
Arielle Vandenberg
Cerrando un ciclo.
Llegó a Elli's para ver a mi madre, saludo a algunas de las chicas y voy directo hacia su oficina.
La consigo sentada llena de facturas, sonríe al verme.
──¿Todo bien?
──Todo bien. ──tomo asiento frente a ella. ──. ¿Muchas facturas?
──Si, pero no te preocupes... lo resolveré.
Asiento, hundiendo mi uña en mi dedo.
──Rhett se ofreció a pagar mi universidad.
Mi madre suelta un largo suspiro, deja las facturas a un lado.
──Lo sé, él lo habló conmigo hace días. Le dije que no hacía falta. Yo puedo... tengo los ahorros necesarios para costear tu cuota. ──dice, desvía su mirada hacia mis manos. ──. Arielle, vamos a resolverlo. Siempre lo hacemos.
──Acepte el ofrecimiento de Rhett, mamá. ──me detalla. ──. No quiero que tengas más estrés del que ya posees.
Se levanta y rodea su escritorio saca algo de una de sus gavetas y viene hacia mí.
──Eres increíble, cariño. Tienes tanto en tu cabeza y te preocupas por mí estrés. Eso no hace falta. ──informa, me extiende una pequeña caja rosa. ──. Lo compré hace días...
Recibo la pequeña caja, y la abor ante su mirada.
Es un pequeño anillo dorado con pequeñas esferas que se mueven en este.
──Es para la ansiedad. ──susurra dando una pequeña explicación, toma la caja y lo saca para deslizarlo en mi dedo anular. ──. Mueve las esferas cuando sientas que estás por tener un ataque. Según distrae tu mente. Así dejas de torturar tus dedos.
Sonrío débilmente al escucharla, tengo mis dedos rojos de tanto hundir mis uñas en estos.
Muevo con mi pulgar las esferas, y mi cuerpo se relaja.
──Gracias, mamá.
──De nada. Hablaré con Rhett, dividiremos gastos. Yo he guardado dinero para tu universidad, y soy tu madre es mi responsabilidad. ──dice detallando mis manos. ──. No hemos hablado de lo que pasó... con tu padre.
Elevo mi mirada hacia ella.
Es decepcionante como la figura paterna que para mí significaba tanto se destruyó con un solo chasquido.
Su nueva vida, lo ha cegado por completo. Y eso duele.
──No hay nada de que hablar.
──No debes quedarte callada, y lo sabes.
Trago grueso, y empiezo a jugar con las esferas de mi anillo.
──Duele, yo... entiendo que él me ha hecho mucho daño, y que lo mejor es tenerlo lejos pero me pregunto que hice mal. ¿Qué fue lo que yo hice?
Mi madre se acerca, y toma mis manos.
──Tu no hiciste nada mal. Él que está cometiendo errores que en un futuro le pasarán factura es tu padre. Esta ciego por la vida que lleva actualmente. No ve lo maravillosa que eres pero no importa, no lo necesitas para brillar. Solo te necesitas a ti misma.
Asiento con un nudo en la garganta.
Mi mente le ha dado centenares de vueltas a la situación, me he culpado, lo he justificado, lo he acusado, y me he lastimado pero también he detenido esos pensamientos dejando a un lado aquellos que no me llevan a nada bueno, esos pensamientos que me harían caer en un profundo hoyo.
──Extraño al hombre que me regalaba Dalias, y me decía princesa. ──la nostalgia me invade.
Mi madre posa sus dedos en mi barbilla.
──En estos momentos tienes a uno que roba Dalias para ti, y que aunque no te dice princesa, te llama apellido extraño.
Sonrío de oreja a oreja, pellizca mi mejilla y vuelve a su sitio.
──Pediré algo de comer para mí, y para Rhett. ──musito.
──Esta bien. Llévale un pedazo de tarta de fresa también.
Estoy por salir de su oficina pero me detengo y regreso a donde ella se encuentra para darle un pequeño abrazo que la toma por sorpresa.
──Gracias, mamá.
──Te quiero un mundo. Ve... debo seguir con estas Condenadas facturas.
Asiento y salgo de su oficina apresurada. Llegó a caja dónde está Jenny le pido lo que quiero para llevar y hace la orden.
──La bruja de Salen está por allá en una esquina. ──murmura empaquetando la tarta que le llevaré a Rhett.
Desvío mi mirada hacia el punto que indica, y puedo ver a Millie moviendo la pajilla de su te frío en círculos sumergida en sus pensamientos.
Conozco esa sensación...
──Ya vengo. ──murmuro hacia Jenny que niega insistentemente.
Camino entro las personas y las mesas, llego hasta donde se encuentra y carraspeo para que note mi presencia.
Sus orbes oscuros muestran tristeza.
──Hola, Millie. ──susurro.
──Quiero estar sola, Arielle.
Niego, y tomo asiento frente a ella.
Eso es lo que menos quiere. Una cosa es lo que su boca dice y otra muy distinta lo que su cuerpo siente.
──Se que no es así. Pasé exactamente por dónde estás. No es tu culpa, jamás lo será. La vida es así... debemos aprender a vivir de estos momentos porque eso son... algo pasajero. Busca ayuda, Millie. No te aferres al dolor. No es tuyo...
No dice nada, sus ojos se llenan de lágrimas. Extiendo mi mano y tomo la suya.
──No estás sola, y no está mal hablar de lo que sucede. Cuentas conmigo, solo estoy a una llamada y lo sabes.
Le sonrío y me levanto ya para irme.
──Gracias, Arielle. ──susurra.
──Llámame.
Asiente y me encamino hacia la barra para buscar mi comida. Todo está empaquetado y listo.
Jenny me sonríe, y me despido de todos para irme directo a la empresa.
Tomo un taxi y el aroma de la comida abre mi apetito, y eso es bueno. He notado que e empezado a recuperar mi peso y eso me gusta.
Llego a la gran empresa de los Owens.
La había visto varias veces pero nunca había tenido la oportunidad de venir hasta hoy.
Me encamino hacia recepción donde una chica muy amable me indica el camino, y me entrega un pase de visitante.
Sujeto con fuerza las bolsas de comida que llevo en mis manos, y el elevador se abre para darme paso al piso donde se encuentra la oficina de Rhett.
Todo está impecable, el aroma a pino es exquisito. Y la señora mayor que fue al cumpleaños de Rhett me sonríe en la distancia desde su puesto.
──¡Arielle! ──exclama.
──Buenas tardes, señora Hilda. ──susurro y niega divertida.
──Hilda, por favor... ¿Cómo estas? Mi niño dijo que vendrías pero está en una reunión. Ya debe de estar por salir...
Se acerca a mí para tomar las bolsa y dejarlas en su escritorio.
──¿Quieres un recorrido?
──Si.
──Vamos...
Me toma del brazo y me guía por el piso mostrándome las oficinas, y la pequeña sala de espera que tienen.
──Rhett hizo algunas renovaciones, y mira lo lindo que ha quedado.
──Si, ha quedado muy lindo.
Me acerco a uno de los inmensos ventanales y puede verse el terreno lleno de maquinaria, y materiales de construcción.
──El viajó Owens se paraba siempre aquí, Rhett hace lo mismo...
──Venia cuando niño ¿No?
──Si. Jugaba por todo el piso, y luego bajaba al terreno a subirse en las máquinas. Hacia que el viejo Owens se saliera de su oficina a buscarlo como loco. ──ríe divertida. ──. Lo amaba mucho, es solo que el dolor de perder a su esposa le afectó.
Escuchamos unas voces al fondo del pasillo, y puedo detallar a Rhett enfundado en un traje a la medida negro, con una fina corbata negra y camisa blanca. Lleva su cabello perfectamente peinado y recogido en una cola alta.
Sus tatuajes quedan ocultos, y se le ve tan metido en su trabajo que me deleito con ello. Extiende las manos a los hombres con cuales estaba reunido y como si mi corazón lo llamase voltea a verme.
Me anclo al suelo cuando sus orbes azules me detalla, empieza a andar hacia donde me encuentro y yo me quedo sin aliento con cada paso que da.
¿Él es mío?
Aún me cuesta creerlo, aún mi mente lo duda pero cuando sus manos me tocan todo las voces se callan.
Si, él es mío.
──Hola...
──Hola. ──sonrie en demasía y mi corazón da un brinco. ──. Estás bellísima.
Siento que mis mejillas arden.
──Tu... te ves bien. ──murmuro, y ríe con fuerza.
──¿Bien?
──Bueno, te ves sexy...
──Así si, así me gusta.
Me pega a su cuerpo, mientras Hilda se disculpa para dejarnos solos.
──Te traje comida.
──Mmm... ¿Y que más? Porque no dejo de pensar en todo lo que hicimos en el apartamento y quizás puedas darme un poco de eso aquí.
Río nerviosa.
──¿Algo como que?
──Como tus besos, tus caricias... y tú cuerpo. ──dice muy bajito.
Trago grueso.
──¿En tu oficina?
──En mi oficina... o aquí.
Abro mis ojos en demasía haciendo que el ría divertido.
──¡En mi oficina! Vamos...
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Respira
RomanceA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...