capítulo 21

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Capítulo 21
Arielle Vandenberg
Entrega.


Un hombre como Rhett está lleno de experiencia, sus manos sobre mi piel se mueven con agilidad, su lengua y sus labios dejan rastros en mi que estoy segura que jamás podré borrar. La manera en la que me toca es sublime, erótica y sexy.

Lo que siento en sus brazos es maravilloso.

Tiemblo ante su toque, ante las sensaciones que produce en mi ser, un fuerte calor me invade y se centra en la parte baja de mi vientre, crece mi necesidad por él.

Quiero olvidarme del mundo, quiero ahogar la ansiedad en un pozo oscuro y sin fondo.

Ando respiramos agitados, su aliento con mío se funcionan ante la cerca de nuestro rostro.

Estoy desnuda, y llena de líquidos que me hacen sonrojar. Esto nunca me había pasado… todo lo que siente mi cuerpo es nuevo, es inexplorado para mí.

Son nuevas sensaciones, agradables y placenteras, hasta podría decir que incluso son adictivas.

Sus dedos rozan mi sexo, tenso los músculos de los piernas ante las deliciosas cosquillas que se propagan por mí ser, quiero más, quiero mucho más. Muerde su labio inferior mientras me desarmo en sus brazos, su mano libre va hacia el botón de su pantalón.

Me embeleso con su mirada llena de deseo hacia mí.

Deja de besarme y tocarme por unos segundos para deshacerse de su pantalón, yo no puedo alejar mi mirada de su cuerpo, de sus tatuajes, de sus músculos. Su desnudes es exquisita, y lo que en un principio me causaba un poco de pudor ya en este momento no lo hace, no me preocupa el estar desnuda ante él… yo solo quiero entregarme a sus brazos y fundirme en su ser. Tener esa sensación de que somos uno solo.

No hay voces, no existen esas preguntas en bucle, no hay sensación de miedo, no hay pánico… solo deseo y necesidad.
Es liberador.

Quita su boxer descubriendo su erección, mi respiración se detiene por un instante, pero sus labios chocando con los míos obligándome a tomar aire.

Recuesta mi cuerpo con cuidado en el piso caliente, solo se escuchan en este momento nuestro leves jadeos, y las llamas ardiendo, ardiendo tanto como nuestros cuerpos.

Su cuerpo está sobre el mío, puedo sentir su erección muy cerca de mi pelvis.
Roza su nariz con la mía.

──Prometo que voy a cuidarte.

Asiento ante sus palabras, tragando grueso.

No temo nada, no quiero huir. Quiero quedarme aquí.

Se separa de mi, ancla sus rodillas al suelo y me recorre con la mirada, con una de sus manos acaricia mi sexo palpitante, ese mismo que se contrae.

Puedo sentir una leve presión.

──Respira profundo. Iré muy despacio. ──susurra agitado.

La presión vuelve enviando a mi sexo una especie de ardor que empieza a invadirme por dentro. Jadeo con fuerza y mi mano va hacia la suya. Entrelaza nuestras manos.

Siento como se va abriendo paso en mi ser, cómo va desgarrando mi interior, su cuerpo cae sobre el mío, busca mis labios desesperado. Intento soportar lo que sucede… la extraña sensación de ardor y dolor.

Se aleja de mis labios y me observa estudiando mi rostro que se contrae.

──Shh. ──sisea.  ──. No te muevas. Tienes que acostumbrarte… ¿Dolió?

──Si. ──murmuro.

──Ya pasará. ¿Ok?

Asiento.

Sus cuerpo se estremece, hago caso a lo que dice, cierro mis ojos intentando acostumbrarme a lo que sucede en mi cuerpo.

Sus manos acarician mis mejillas con dulzura.

──Mi Arielle. ──jadea agitado. ──. Mi Dalia hermosa.

Sus caderas comienzan a moverse poco a poco, mis jadeos resuenan en las paredes del apartamento, con ecos.

Solo somos él y ya… a oscuras iluminados levemente por el fuego. Es perfecto, es justo lo que quiero.

El dolor comienza poco a poco a hacerse placentero, mi piel se eriza, sus besos y sus caricias me invaden respondo a estos obnubilada por lo que sucede, mis piernas se cierran en su espalda y sus gemidos se ahogan en mis labios.

La intensidad aumenta, sus manos se entrelazan a las mías, hunde su rostro en mi cuello entre jadeos y gemidos de placer.

──Dios… ──gimo con fuerza.

El movimiento de sus caderas choca con mi cuerpo, los músculos de mi vientre y mi sexo se contraen, lo que siento es indescriptible, es alucinante.

Jadeo su nombre, y eso acelera su ser. Suelta mis manos para pasarlas por mí espalda, me separa del suelo, y me carga para sentarme sobre él.

Gimo al sentirlo entrar por completo en mi.

──Esto se siente tan distinto, sabía que sería así en cuanto me tocaste la primera vez… ¡Jamás había sentido esto, Arielle! Jamás… ──jadea y cierro mis ojos.

Sus palabras aceleran mi cuerpo, lo avivan.

Me sujeta de mis nalgas, y me indica el movimiento que debo hacer.

──A tu ritmo. ──aclara cuidando siempre que me sienta bien, que no me duela y que disfrute.

Sigo la marcha que propone, muevo tímidamente mis caderas, muy despacio al principio buscando adaptarme, y sobre todo a disfrutar. Lo hago a tal punto que me muevo un poco más rápido, sus gemidos y sus gestos me indican que le gusta lo que hago.

──¡Oh mierda!

Acuna mis senos, y su lengua rozando mis pezones me hace jadear.

En algún punto me imaginé este momento pero no creí jamás que fuese tan maravilloso como lo ha sido hasta este instante. Siento la entrega de su ser, de su alma e incluso de su corazón.

Es como si fuésemos uno solo. Uno solo…

Sus manos me recorren y las mías imitan su acción, le permito a mi cuerpo tener la libertad de explorar lo inexplorado, de disfrutar de sensaciones jamás sentidas, de entregar todo aquello que nunca podría soltar con naturalidad.

Mordisquea ligeramente mi mandíbula enviando corrientes a mi bajo abdomen, gruño con fuerza al tiempo que mi garganta se seca.

Sus manos se clavan en mi cintura, me eleva con la mirada llena de oscuridad y placer para luego bajarme con fuerza.

──¡Dios! ──gimo sintiendo miles de cosas en mi cuerpo.

Las venas de su cuello se marcan, y una pequeña gota de sudar comienza a recorrer su frente. Vuelve a hacer lo mismo, una y otra vez, el sonido de nuestro cuerpo chocando es otra forma de excitación.

Me abraza y me recarga con cuidado en el suelo, sin apartarse de mi.

Sus manos me recorren desde cuello hasta el bajo abandonen. Esta disfrutando de la imagen que le doy, y yo hago lo mismo con él. Lo recorro con la mirada intento grabar ese momento porque verlo así, entre mis piernas, jadeante y excitado parece mentira.

Lleva un mechón de su cabello detrás de su oreja, su abdomen se marca y sus gruesos y fuertes brazos me sostienen de las caderas, comienza a entrar y a salir de mí con brío, muerde sus labios y yo hago lo mismo llevando mis manos a mis pechos llenos de sensibilidad.

──Voy a correrme. ──jadea. ──. ¡Mierda, Arielle! Me tienes mal…

Declara tumbándose sobre mi, me cubre con su ancho torso, une nuestras frentes mientras sus caderas siguen moviéndose.

Mis músculos se contraen…

──Te quiero, te quiero mucho. ──musita en mi oído y eso es todo para mí y para mí cuerpo el cual sucumbe entre sus brazos liberando la tensión que se iba acumulando y me obliga a gemir su nombre con fuerza.

Su cuerpo reacciona al mío, hunde su rostro en mi cuello y jadea entre temblores y tensión.

Deja de moverse, y evita dejar caer su peso sobre mi cuerpo, manteniendo este sobre sus brazos. Acaricia su nariz en mi mejilla, abro mis ojos en busca de su mirada y la consigo.

Sonrío débilmente, mi corazón aún intenta recuperarse.

──Mi alma te ha estado esperando por largo tiempo, ahora lo sé. Te quiero, Arielle.

Sus labios dejan un beso en mis labios.

──Y yo te quiero a ti, Rhett.

──¿Te gustó?

Asiento sin agitada.

──¿Duele?

──Solo un poco. ──musito.

Siento como empieza a retirarse y la sensación me recorre el cuerpo, el vacío se hace presente.

──Debemos ir por una pastilla. ──dice en un leve susurro. ──. ¿Ok?

Entiendo a qué se refiere.

──Ok. ¿A ti te gustó?

Sonríe iluminando mi ser. Sus dedos se pasean por mí desnudo pecho, baja su mirada a mi cuerpo y muerde sus labios.

──Muchísimo. Tanto… que puedo repetir, una y otra vez.

Declara con una sonrisa llena de picardía.

──Pero tendré que contenerme porque te duele.

Se recuesta a mi lado, y me pega a su cuerpo. Elevo mi rostro para detallar su perfil. Me siento tan bien que siento todo como un sueño.

──Es real, somos reales…

Digo en voz alta para creerme este momento, y esta realidad. Si existe. Si somos.

──Somos reales. Siénteme.

Toma mi mano y la lleva a su corazón el mismo que aún se mantiene agitado.
Es real.

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