capítulo 47

697 152 13
                                    

Capítulo 47
Rhett Owens
Mírame.



Su grito me hace voltear hacia donde se encuentra, su rostro está pálido…
Suelto a quien tengo agarrado de su camisa y corro a toda velocidad hacia donde se encuentra.

El temblor en su mano se acentúa, desvía su mirada de la mía e intenta mirar hacia el cielo buscando aire y luz.

──Respira. ──susurro, ella asiente buscando imitar mis movimientos.

Todos vienen pero ella se focaliza en mi.

──Yo puedo. ──dice agitada.

──Si, amor. Tu puedes… ──susurro.

Cierra sus ojos por un instante y por primera vez la veo controlar un ataque de ansiedad.

──Mírame. ──pido, abre sus ojos lentamente. ──. Estoy orgulloso de ti.
Seco las lágrimas que marcan sus mejillas, y ella sonríe débilmente.

──Estoy bien.

──Estas bien. ──afirmo con ella, desvía su mirada hacia quien se encuentra detrás de mí.

Deseo tanto partirle la cara, deseo tanto destruirlo.

Arielle toma una larga bocanada de aire.

──¿Por qué viniste papá? ──inquiere aún con respiración agitada. ──. ¿Para que? ¿Qué es lo que quieres?

──Porque… ──dice, me giro a verlo y se tensa.

──Si es por el gasto de la universidad, ni se preocupe. Yo costearse la universidad de Arielle. ──suelto. ──. Ella no lo necesita para nada.

Arielle eleva su mirada hacia mí, y vuelve su mirada al hombre que permanece en la distancia.

──¿Por eso fue que viniste, Archie? ¿En serio? ──inquiere Ela indignada.

El hombre no niega nada. No hace falta ser un adivino para saberlo… no había aparecido todo este tiempo, y lo hace justo ahora cuando las solicitudes fueron enviadas.

──Quiero irme de aquí. ──susurra Arielle. ──. Sácame de aquí.

Saco la llave de mi camioneta sin dudarlo, y quito los seguros.

──Vete con tu familia, papá. No te preocupes, no necesito de tu dinero, ni de ti.

Arielle sube a la camioneta, ofrezco llevar a Ela pero ella niega.

──Tengo cosas que hablar con este señor, cuida a Arielle.

──Ok.

Subo, y acelero el motor. Conduzco directo a mi apartamento, el silencio de Arielle me preocupa.

Extiendo mi mano para que tome la mía, y lo hace.

No dice nada permanece sumergida en sus pensamientos y eso no me gusta. No me gusta nada.

Empieza a morder sus labios, y a mover sus piernas.

──Manda a la mierda lo que diga tu mente.

──Vino por el dinero… ──susurra muy bajito. ──. No vino por mí. Tan poco le importo, tan poco amor de padre me tiene.

──Arielle. ──detengo la camioneta de golpe. ──. Aquí la basura es él, es una escoria de mierda que en algún punta pagara todo el daño que te ha hecho. Y entiendo que te duela, lo comprendo. Se supone que nuestros padres deben querernos por sobre todas las cosas, y cuando no lo hacen pensamos que es nuestra culpa. Pero no es así, Arielle. Ellos son los que están mal. Tu eres maravillosa, eres demasiado para él.

Suspira y muerde sus labios para contener las lágrimas que se acumulan en sus hermosos y tristes ojos.

──Duele.

──Lo se. Se que duele… pero enfócate en esto. En nosotros… en Arielle Vandenberg y Rhett Owens.

Se acerca a mí, y me abraza. Dejo besos en su cabeza, y vuelvo a ponerme en marcha.

Debo desconectarla del mundo, debo crear una burbuja impenetrable donde ella y yo seamos lo único que exista.
Llegamos al edificio donde vivo, aún lleva su uniforme de gimnasia, camina a mi lado con la mirada baja… entiendo que quizás sus ánimos en estos momentos no sean bueno, y que tal vez busque sabotearnos y debo estar preparado para ello.

Entramos al apartamento y ella recorre con su mirada el lugar, su mirada queda prendada de la fotografía de ambos que coloque en la sala junto a los regalos que ella me ha hecho.

Se sienta en el sofá en silencio.

Me tomo el atrevimiento de encender el reproductor y poner algo de música. Algo que ambos reconocemos y sentimos como nuestro.

Extiendo mi mano hacia ella, sus orbes se posan sobre los mios, duda pero toma mi mano.

──Solo tú y yo. ──susurra. ──. Esta es nuestra burbuja… un refugio..

Se abraza a mi cuerpo, y mueve sus pies con los míos al ritmo de la música.

Al ritmo de Fix you

──Yo voy a costear tu universidad.
Niega y eleva su rostro.

──No.

──Si, quiero hacerlo… yo voy costear todo. Desde tu hospedaje, hasta tus comidas. No tienes que preocuparte por ello. No te hará falta nada… yo voy a cuidar de ti. Escúchame, voy a cuidar de ti.

Tomo la liga que sujeta su cabello, y la halo para para sus hermosas hebras doradas caigan por su espalda.

Trago grueso al verla.

Arielle es la mujer más hermosa que conozco, y la dueña de mi corazón.
Evito un ataque de ansiedad hace un par de minutos, y aquí está bailando conmigo una canción.

──Nadie se imagina lo maravilloso que es escuchar que alguien diga que va a cuidar de ti.

──Lo se.

──¿Por qué yo? ──inquiere.

──Porque quién menos imaginamos es quien llena de color la vida. Y tú hiciste eso con mi vida… la llenaste de color. ──susurro. ──. ¿Duermes conmigo hoy?

Asiente sin dudarlo.

──Me quedaré todo lo que quieras.

──¿Y si digo toda la vida?

──Te diría que debo ser la mejor versión de mi para eso… y que aunque la distancia se interponga, será para toda la vida.

Sonrió al escucharla.

Seguimos bailando un par de minutos más, Arielle poco a poco se va soltando, y esos pensamientos intrusivos que parecían cobrar fuerza se van debilitando ante mi mirada.

Sus manos se cuelan bajo mi camisa, suelta mi corbata y yo hundo mi rostro en su cuello.

Amo esto…

Amo lo que somos.

──Te amo. ──dice.

──Yo te amo más.

Mis manos van a sus nalgas, y la elevo para cargarla.

──Mírame, Arielle.

Lo hace, su cabello cae y ella sonríe.

──Te amo, en serio lo hago.

──Lo se.

Sus labios chocan con los míos, y nos fundimos en un beso que me da vida y fuerzas.

Es increíble lo que el amor puede lograr en una persona. Ella espanto mis fantasmas, y ha alejado todo aquello que me hacía temer y creer en el amor.

Su camiseta queda en el suelo, al igual que mis prendas de ropa, haciendo un pequeño camino hacia mí habitación.
Las caricias se vuelven adictivas, y los besos imposibles de detener. La sensación de estar en ella y de sentirla mía es una necesidad de vida para mí, reforzarle que ella es todo a cada instante es lo único que quiero hacer, y lo hago.

No le pienso dar cabida a nada que le haga estar mal, a nada que la haga cuestionarse cosas de la vida.
Sus besos y caricias en mi causan estragos, me desarma con un simple toque… ella puede darme vida, y llenarme de luz. Así como también puede matarme y llenarme de oscuridad y eso es lo maravilloso del amor.

Alguien que te lleve de un extremo a otro.

Alguien que esté dispuesto a salvarte y al mismo tiempo sea consciente que puede destruirse en el camino pero que a pesar de lo que sea no dejará de buscar tu salvación. 

Nos hemos vuelto muy íntimos… se lo que le gusta, y ella sabe lo que a mí también.

Compartimos secretos, deseos y sueños que en un futuro pensamos vivir unidos o así lo planteamos.

Temo que crea que nunca será lo que merezco, aunque para mí ya lo es.
Temo que no regrese a mi.

Temo que su vida sea mejor sin mi en ella pero entiendo que así es el amor.
Temo tantas cosas, entre esas perder a Arielle.




****


Estamos desnudos en la bañera, Arielle me cuenta de las veces que soñó con ir a la playa.

──¿Nunca has ido?


──No.

──¿Por qué si hay varias cerca?.

──No lo sé.

Ella pasea sus manos por mí pecho, detallando los tatuajes que tanto le gusta.

──Voy a hacerme una Dalia. ──susurro.

Eleva su mirada hacia la mía.

──¿Cuándo?

──Estoy esperando que confirmen la cita, y el diseño este listo.

──¿Puedo acompañarte?

──Claro que si. Me gusta esa idea.

──Yo debería tatuarme también. ──suelta.

Sonrío al escucharla.

──¿Qué quieres hacerte?

Paseo mi mano húmeda por su cabello. Muerde su labio, y piensa por un instante.

──Respira, inspira y suspira. ──dice.

──Me gusta. Entonces, lo haremos… haremos todo lo que quieras.

──Todo juntos.

──Todo juntos.

Respira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora