capitulo 68

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Capitulo 68
Rhett Owens.
Sorpresa.



El mes ha pasado.

Un puto mes.

Y mi mal humor empeora con los días, sólo me calmo cuando la veo en las noches en nuestra vídeo llamada esas que puede durar horas.

La extraño con locura, quiero sentirla tenerla cerca y aún falta para poder vernos, el tiempo está siendo muy injusto conmigo en estos momentos.

Demasiado injusto.

Me he establecido una rutina buscando calmar mi mente.

A primera hora voy al gimnasio, regreso al apartamento para prepararme para mi trabajo, al mediodía paso por Elli’s y almuerzo allá en compañía de Ela, vuelvo a mi trabajo y al salir paso por el hotel a saludar a la vieja y luego voy con Vivien a cenar para esperar al finalizar la noche la llamada de mi hermosa Dalia.

Mantenerme ocupado es lo único que hace que no tome un avión para aparecerme allá.

Le va bien en la universidad, asiste a sus citas con el psicólogo y el psiquiatra y sigue las recomendaciones lo cuál me llena de calma.

Lo más importante me llama si se siente abrumada, y eso alivia un poco la tensión y la preocupación que me invade porque me preocupa el hecho de que se guarde cosas, o que no manifieste el tener un ataque de ansiedad.

Vivien me ha recomendado esperar su invitación para ir a verla pero yo ya me estoy impacientando, me voy volver loco aquí.

Tengo reuniones e intento mantenerme enfocado en ello para que el día fluya con más rapidez y así llegar a nuestra llamada antes de dormir.

Intercambiamos uno que otro mensaje en el día mientras no esté en clases, hoy es viernes y sé que ella tiene un día un poco más relajado hoy.


¿Amor? ¿Estás?


Leo su mensaje con una sonrisa en mis labios.


Siempre estoy para ti. ¿Qué haces?


Respondo.


Nada caminando por el campus hacia la biblioteca. ¿y tú? Acabo de hablar con Felicia, está pensando en asaltar de nuevo el jardín del vecino.


Se ha hecho muy amiga la esposa de su psicólogo, y eso me alegra.


Jajaja, ya no deben quedar flores en ese jardín. Ella es más peligrosa que yo.


Sonrío enviando el mensaje.


Nadie te gana ladrón de Dalias. Nadie… ¿Me extrañas?


Nuestro recuerdos juntos se aglomeran en mi mente, y decir que no la extraño sería tan falso como decir que he dejado de amarla, al contrario la ama con mayor intensidad.


Mucho, tanto que duele.


Respondo para luego quedarme viendo el teléfono.


Yo también te extraño, tanto que duele. Pero falta poco para acción de gracias.
Largo un suspiro con fuerza.


No voy a aguantar tanto sin verte, Arielle. Me estoy volviendo loco aquí. Pronto estaré tejiendo con la vieja rabiosa en el hotel. Tengo que verte antes de eso.


Envío el mensaje y luego me arrepiento porque no quiero hacerle presión. Ella está en un proceso de adaptación… y yo debo tener paciencia.


Entonces busquemos una fecha. ¿Te parece? Me gustan las bufandas pero no quiero que te vuelvas loco.


Sonrío al leer el mensaje.


Me parece. Lo hablamos hoy en la noche. ¿Si?


Si. Lo hablamos ahora. Ve a almorzar, come. Por favor. Te amo con el alma. En un rato de llamo cuando salga de la biblioteca.


Esta pendiente de mis comidas, y de todo lo que hago en el día. Por ello la amo tanto porque ella puede tener un día ajetreado pero está pendiente de mis cosas también.


Ok, ya salgo a comer. Te amo, amor. No te olvides de llamarme que luego me pongo triste.


La imagino riendo leyendo mi mensaje, y tomo las llaves de mi camioneta para irme a Elli’s me despido de Hilda quien me notifica que mis reuniones de la tarde fueron canceladas.

Igual vendré a la oficina a terminar algunas cosas pendientes.

Hilda me sonríe más de la cuenta, y frunzo mi ceño al verla. La ignoro y sigo mi camino.

Enciendo el motor de mi camioneta y Coldplay suena a todo volumen en los parlantes.

Mi cuello me está matando, la carga de tensión que tengo es enorme.

He mantenido a raya el insomnio haciendo ejercicios, y el hablar por las noches con Arielle ayuda. Pero eso no quita que quiera verla, sentirla, tocarla y incluso solo respirar el mismo aire.
Sabía que esto sería duro pero pensé que el tiempo estaría a nuestro favor…

Hablo por corto rato con Vivien quién como de costumbre me llama para ver cómo me encuentro. Soy vigilado por todos los que me rodean y no me quejo. Me hace bien.

Llego a Elli’s aparcando a unos metros de distancia, cierro mi abrigo y entro al restaurant, Jane me sonríe en la distancia.

──Bienvenido, Rhett. Imagino que lo mismo de siempre.

Asiento.

Arielle me hizo adicto a los emparedados.

Tomo asiento en la mesa acostumbrada, mi comida no tarda nada en llegar ya que saben que siempre vengo a la misma hora, le hago una fotografía a lo que colocan frente a mi y se la envío a mi novia.

La silla a mi lado, se rueda y Ela se sienta a mi lado, hoy se le ve feliz. Las primeras semanas las paso fatal.

──Hola, suegra.

Bufa, y poco sus ojos en blanco.

──No me digas así. Lo detesto y lo sabes.

──¿Te ves muy feliz hoy? ¿tienes novio? ──entrecierro mis ojos hacia ella.

Ríe divertida.

──¡Respétame! Soy tu suegra. ──rio con fuerza al escucharla. ──. Sólo yo puedo decirlo. ¿Cómo te fue hoy?

Le doy un sorbo a mi té helado.

──Bien, muchas reuniones las cuales me sirven para mantenerme entretenido. Ya sabes…

──Eso es bueno. Ayer me visito Cassie hicimos pastel de chocolate, te guarde una porción.

Sonrío satisfecho.

──Gracias. Ahora cuéntame. ¿Tienes novio?

──No te diré nada. Come, se te va a enfriar, iré por tu porción de pastel.

Se levanta y me deja comiendo, el silencio y el vacío de la silla de enfrente me ponen un poco nostálgico, por ello intento visualizarla frente a mi riendo y robándome mi comida.

Carajos.

Ela aparece con una porción de pastel alejando de mi pecho la sensación de nostalgia.

──Quedo exquisita.

──Exquisito está esto. ──señalo la comida.

──¡Que bueno!

──¡Ela! Te necesito aquí.

Jane llama a Ela, y se excusa para marcharse. Termino de comerme mi almuerzo, tomo mi pastel y voy a la caja para cancelar lo que debo y como siempre se niegan a cobrarme, Así que dejo una buena propina. Le pido a la chica de caja que me deposita de Ela y salgo del café para irme a mi trabajo.
Detallo la hora y me inquieta que Arielle no me haya llamado.  Así que busco su número y lo marco, repica varias veces y no contesta, preocupándome.

Vuelvo a marcar y nada.

Me giro para hablar con Ela al respecto, pero no doy ningún paso cuando noto quién está a un metro de distancia.
Tengo que estar soñando.

Tiene que ser un sueño, ella…

──Hola, Ladrón de Dalias.


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