Capítulo 49
Rhett Owens
Recuerdos.
Arielle camina por mí oficina detallando los libros y las maquetas que en están se encuentran mientras me arregló la corbata y vuelvo a ponerme mi saco.
Ahora mi oficina tiene su marca…
Ladea su rostro hasta donde me encuentro, y sonríe ruborizándose.
Amo cuando hace eso.
──Dime…
──¿Nos habrán escuchado?
Niego con una amplia sonrisa.
──No te preocupa por ello. ¿Te gusta mi oficina?
Asiente, deslizando sus dedos por la maqueta que me recuerda tanto a mi padre.
──Cuidado, es muy vieja. ──susurro.
Retira su mano.
──Lo siento.
Niego acercándome a ella, tomo la maqueta y la guía hasta uno de los sofás para que se siente junto a mi.
──De niño la veía como un pista de autos… pero es la maqueta de la primera construcción que hizo mi padre.
Arielle la detalla y se gira a verme.
──No lo sabía, lo siento.
──No te preocupes, amor… hasta hace poco no podía ni tenerla en mis manos. Ya hoy en día puedo…
Detallo que tiene un cinta, y la intento quitar ante la mirada curiosa de Arielle.
Una caligrafía queda al descubierto.
De papá para mi futuro gran constructor.
Te quiero, Rhett.
Mi piel se hiela…
──¿Tu padre?
No digo nada, sigo detallando la letra. Es de él…
──¡Hilda! ──grito.
Arielle se levanta, y busca tocarme pero niego llevando conmigo la maqueta.
──¡Hilda!
Abro la puerta y está se levanta.
──¿Qué es esto?
Señalo la dedicatoria y ella viene hacia mí para detallarla con sus lentes puestos.
──Oh, había olvidado que tenía eso escrito. Es que cuando tu padre se la iba a mostrar a un nuevo cliente no podía tener nada escrito, y yo tuve que colocarte esa cinta. ──dice explicando cómo si eso fuese suficiente para lo que siente mi cuerpo.
──¿Siempre estuvo allí?
──Si, por eso se molestó cuando lo agarraste, él quería dártela cuando de graduaras pero ya sabemos que nunca llegó a hacerlo.
──¿Rhett? ──la voz de Arielle me hace girar. ──. ¿Estás bien?
Niego, y ella viene hacia mí para rodear mi torso mientras sujeto la maqueta.
──Él te amaba pero no sabía cómo expresarlo.
Pequeñas cosas desde que llegué aquí me han afirmado lo que Hilda dice, el corazón de mi padre quedó destrozado con la muerte de mi madre y no supo como lidiar con ello, y las consecuencias de eso las viví yo.
Bajo mi rostro hacia la cabeza de Arielle para inhalar el aroma de su cabello y relajarme con eso…
──Deberías tenerla en tu apartamento, creo que merece estar allí. ──susurra elevando su mirada y nuestras narices de rozan.
Hilda suspira.
──Me dan envidia pero de la buena, lo juro. ──murmura alejándose para tomar su lugar.
──Si. Llevémosla al apartamento.
Volvemos a mi oficina donde Arielle recoge la comida que dejamos y su bolso.
Envío algunos correos antes de irnos y dejando todo en orden me marcho con ella a mi lado. Le muestro a nuestro paso lo que no pudo ver ya que la encerré en mi oficina y en la distancia Joseph nos observa, intenta hacer un gesto con su cabeza pero lo ignoro tomando con fuerza la mano de Arielle.
Desde mi cumpleaños no he hablado con él, salvo por reuniones de trabajo pero como amigos nada…
No quiero a mi lado alguien que busque lastimar a quien amo.
La guío hasta el terreno para que pueda verlo, sujeto la maqueta con cuidado mientras ella detalla las maquinarias, el cielo se torna gris.
Ella fija su mirada en las nubes que empiezan a formarse.
──Va a llover… vámonos, no queremos que se arruine la maqueta. Gracias por mostrarme todo.
Sonrió al escucharla.
──Un gusto…
Caminamos rápido hacia mí camioneta negra. Le leve lluvia empieza caer, Arielle disfruta de las gotas que caen sobre la ventanilla pasean sus dedos por esta.
──¿Alguna vez has bailado bajo la lluvia? ──inquiere.
──No, solo me he sentado bajo la lluvia una vez. Y fue contigo… ──respondo con calma hacia ella mientras conduzco directo a mi apartamento.
Arielle se acerca a mí cuerpo.
──¿Te gustaría bailar bajo la lluvia conmigo? Quiero ser la primera…
Bajo mi rostro hacia ella, observo que estamos cerca del apartamento y conduzco abrazándola a mi pecho.Detengo la camioneta y enciendo las luces…
──Quiero bailar contigo bajo la lluvia… quiero ser esa felicidad que ni la más terrible de las tormentas derriba.
Sonríe de oreja a oreja, hace a un lado su bolso, y baja de sin titubear, la sigo para verla abrir los brazos y dejar que el agua caiga en su rostro.
Esta dándole la bienvenida.
Camino hacia ella sintiendo las gotas de agua que caen, me quito mi saco y lanzó al capo y extiendo mi mano hacia ella.
Se abraza a mí y sonríe llena de felicidad.
──Te amo, Rhett Owens. Eres mi arcoíris, y te buscaré al final de la tormenta siempre.
Comenzamos a bailar sin ninguna música de fondo, no hace falta… ella y yo somos quien imponemos como queremos llevar lo que sucede.
Cierro mis ojos y disfruto que de compañía, de la lluvia y del cielo gris.
Algo que sirve como una perfecta metáfora para la vida, el cielo puede estarse cayendo por una intensa tormenta de lluvia pero tú decides como llevar la situación.
Opciones simples de la vida; darte por vencido o bailar bajo lluvia. y decido una y mil veces bailar bajo la lluvia con ella.
Reímos abrazados hasta que un fuerte trueno nos hace correr de nuevo a la camioneta tomo mi saco y conduzco hasta el estacionamiento para finalmente ingresar al apartamento.
Llevo la maqueta directo a la biblioteca donde tengo todo lo que me ha regalado Arielle y lo que considero que especial para mí, como una fotografía de mi madre, unas dibujos hechos por Cassie, unos adornos que me regaló Vivien.
Arielle se sienta en sofá y abre su bolso para sacar una hoja de este.
──¿Qué es eso?
──Es mi ensayo. Mi psiquiatra me Sugirió darte una copia.
Frunzo mi ceño, me acerco a ella para hacer a un lado su cabello húmedo.
Tomo la frazada que tengo para decorar y la poso sobre sus hombros.
──¿Y tu quieres que lo lea?
──La verdad es que… si, pero que lo hagas cuando me vaya.
Siento un nudo en la garganta. Sus manos aligeran lo que mi cuerpo siente, cuando empieza a quitar los botones de mi camisa.
──No quiero pensar en eso ahora. ──susurro.
──Lo sé, yo tampoco pero ambos sabemos que pasará… ──dice con mirada baja. ──. Igual no dejaré de pertenecerte.
Sonrío.
──No quiero que me pertenezcas, quiero que estés a mi lado, y que caminemos juntos… quiero vivir la vida contigo.
Se deshace de mi camisa.
──Deberías escribir novelas…
Río con fuerza.
──La escritora eres tú. Sé… que tus diarios son algo privado pero, no te imaginas lo mucho que esos diarios ayudarían a las personas con ansiedad. Deberían ser publicados.
Bufa, y recarga su espalda en el sofá.
──Nadie querría publicarme.
──Créeme que muchos querrían publicarte. Tienes en tus manos una guía para muchas personas… para muchos que necesitan ser comprendidos. Y sobre todo no sentirse solos. ──musito.
Forma una línea con sus labios.
──¿Y como los llamaría?
──Respira, suspira e inspira.
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Respira
RomansaA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...