Capítulo 8
Rhett Owens
Pasado.
──Las personas que sufren un trastorno de ansiedad tienen preocupaciones intensas y miedos excesivos, dificultando su vida diaria, su trabajo e incluso su entorno, su manera de relacionarse. Suelen retraerse y eso llega a alejarlos de sus lazos de amistad. La ansiedad nos enfoca en los problemas y no en la solución nos hace actuar en forma reactiva, impulsiva. Va minando la estabilidad emocional… va acabando con la mente. ──dice Vivien a mi lado.
──¿Qué lo desencadena?
──Puede ser un evento traumático que haya infringido miedo, dolor o angustia, Incluso un alto nivel de estrés puede desencadenarla, se erra mucho al creer que la ansiedad es una enfermedad, no lo es… es un trastorno que puede erradicarse, con la guía adecuada. Decirle a una persona que deje de ser ansiosa es como decirle al corazón que deje de latir, es imposible acallar la mente pero si puede trabajarse en tener una mente sana con bienestar. Lo importante en todo esto… es reconocer cuando pedir ayuda.
Escucho sus palabras con atención.
──¿Por qué se retraen?
──Por miedo a ser lastimados, a no ser comprendidos. ──musita extendiéndome un folleto que habla de la ansiedad. ──. Sé que no eres tú el que sufre de ansiedad, no entiendo el porqué de las preguntas pero ese folleto tiene mucha información qué puede ayudarte.
Releo las palabras que tengo frente a mi.
“No está bien vivir en ansiedad, aprendamos a ser libre”
──Gracias por esto. ──le sonrío a mi hermana, asiente feliz y se acerca a mí para desordenar mi cabello.
──Te repito, si conoces a alguien con ansiedad y está afectando su vida recomiéndale buscar ayuda. No es malo ser escuchados y comprendidos.
Mi hermana se levanta para servirme un taza de café, no he podido dejar de pensar en Arielle se que debajo de esos tonos grises que la rodean un intenso arcoíris espera por ver la luz.
──Existen varias técnicas que ayudan.
Elevo mi mirada ante la taza humeante.
──¿Cómo cuáles?
──Escribir, leer… hacer ejercicios, trabajar la respiración… el entorno influye mucho, el sentirse apoyado y resguardado marca una gran diferencia.
──Entiendo. ──musito recordando las palabras de Arielle con respecto a su madre.
No tiene un buen apoyo.
¿Dónde está su papá?
──¿Vivien?
Esta me detalla con una amplia sonrisa, no puedo preguntarle… no puede saber. Va a matarme, a insultarme y sobre todo a prohibirme que me acerque a Arielle.
Es su paciente… y solo tiene 18 años, yo en cambio…
──Nada. ──frunce su ceño pero le resta importancia cuando su esposo entra a la cocina ya listo para ir a la empresa. ──. Buenos días, Alex.
──Buenos días, Rhett. ¿Vas a la constructora?
Le da los buenos días a mi hermana y espera mi respuesta.
──Si, pero solo para ver algunas cosas. El lunes comienzo. ──musito. ──. Necesito ocuparme en algo… ya que estoy aquí.
Mi hermana rodea la isla y deja un beso en mi mejilla llena de emoción, sus orbes brillan. Le encanta que esté devuelta.
──Que tengan un feliz día, ambos. Los amo…
Alex sube a mi camioneta y conduzco por la avenida que nos llevará a la empresa que en algún momento vi con gran emoción, recuerdo que las veces que fui la veía inmensa, imponente y yo me sentía tan pequeño en frente de ella que no sabía si podría tener lo necesario en algún punto para manejarla.
──Tu papá los últimos días hablaba mucho de ti. ──susurra mi cuñado a mi lado.
No digo nada, mantengo mi mirada al frente.
Resopla pero entiende, entiende que no quiero hablar de ello, que no me produce paz. Fui juzgado muchas veces por él me volvió mierda cuántas veces pudo porque según él, yo no servía para nada. Lastimo mucho mi ego, me hizo sentir inservible y alimento ciertas inseguridades que aún me cuestan superar.
Por más que me esfuerzo en algo siento que no doy todo de mi, que no valgo la pena, que nunca llenare las expectativas del mundo por más que lo intente.
He intentado mantenerme a flote y sobre todo entender que quien estaba jodido era él, no yo.
Mi padre fue el peor pero gracias a esa mierda, no fui un chico problema porque me preocupaba tanto lo que pensara de mi, que me esforcé por demostrarle que era un buen chico, y que saldría adelante.
Aparco la camioneta viendo en la distancia el edificio, juro que cuando era un niño lo veía como inmenso castillo del cual yo pronto sería su rey, hoy lo veo como todo aquello por lo que tanto luche. Su infraestructura aún sigue asombrándome, me recuerdo corriendo por los pasillos, viendo proyectos que me llenaban de ilusión y soñando a lo grande.
Mi cuñado me guía, las cosas han cambiado pero la esencia sigue siendo la misma.
Mi teléfono vibra mientras camino con las moradas puestas en mi, todo susurran pero ignoro el entorno enfocándome en quien me ha dibujado una sonrisa en los labios con su respuesta.
Ella es aire… aire limpio y puro.
Apellido extraño “Arielle Vandenberg”
Eres el mejor. ¿Lo sabías? Salí bien en matemáticas. Gracias.
Tecleo mi respuesta.
No creo que sea el mejor, pero gracias por el cumplido. Voy a incursionar en las clases privadas, te robaré el negocio. De nada, Arielle.
Me detengo de golpe con mi teléfono en las manos, cuando llegamos a la oficina de presidencia, su nombre en letras doradas aún brilla en la puerta de roble, una señora mayor se acerca a Álex para ofrecerle una taza de café, me observa de arriba abajo, y entrecierra sus ojos.
──¿Rhett? ──inquiere llena de curiosidad.
──¿Usted es…?
──¿Rhett no te acuerdas de Hilda? Ella era la asistente de tu padre…
──¿Hilda? ──me sorprendo al verla.
¡Rayos!
Esta mayor pero al escuchar su nombre mi cerebro hizo click con su rostro y sigue siendo ella. Siempre me guardaba dulces y me los daba a escondida, me mostraba los proyectos y me decía todo lo que mi padre haría.
Se acerca a mí con una amplia sonrisa.
──Sabia que este día llegaría. ──susurra, tomo sus manos. ──. Eres todo un hombre…
──Si, ya crecí.
──Bienvenido, tengo unos proyectos guardados. ¿Quieres verlo?
Río al escucharla, se guinda de mi brazo y me guía hasta la puerta de la oficina principal, donde mucha veces me tocó permanecer parado recto con la mirada al frente y sin emitir palabra.
Al estilo militar…
Abre la puerta y el olor a tabaco aún permanece intacto, todo… esta igual. Siento escalofríos en mi cuerpo, flaches de recuerdos golpean con fuerz.
La madera abunda… la ventanas que dan con el inmenso terreno en donde las máquinas y materiales se encuentran sin persianas. El escritorio lleno de papeles y su biblioteca con miles de libros de arquitectura y construcción.
Una maqueta en la distancia me obliga a detenerme.
Era un niño, un niño de quizás unos seis años… vine con mis carros y esa maqueta me hizo chillar de emoción, vi una pista de carreras entre la edificación, jugué por varios minutos, choque mi auto con una de las pequeñas columnas y la estructura cedió.
La dañe.
Su grito estremeció mi cuerpo, corrí hasta el rincón donde con manos temblorosas, su golpe llegó y me aferre con fuerza a mi juguete.
──¿Rhett? ──Alex me señala la silla. ──. Ponte cómodo.
Niego, su nombre aún permanece en la pequeña lámina dorada.
Richard Owens.
──Necesito tiempo, te dije que hoy no haría esto. Solo vine a ver cómo estaba todo.
──No tenemos tiempo, Rhett. Debes hacerte cargo ahora…
──Ahora no puedo.
──¿Por qué no? ──gruñe mi cuñado, Hilda se gira a verlo.
No me presiones, Alex. No lo hagas…
──Debes asumir el compromiso, Rhett.
──No puedo, ahora no. ¡Ahora no!
Exclamo y salgo de la oficina, me voy directo hacia los terrenos, el aire me hace bien… no se porque dije que haría esto. Aún no estoy listo.
Me acerco a una excavadora, imaginaba que excavaría un túnel y con el me iría lejos. Sería mi escape… un escape que al graduarme no espere, solo tome y hui.
Maldición.
¿Cómo voy a enfrentarme a mi pasado?
Saco mi teléfono, y no lo pienso mucho. Marco su número tarda en responder pero lo hace.
──¿Hola?
──Apellido extraño… dime qué estás por salir de clases.
──Ehh no. ¿Por qué?
──Necesito aire… y eso eres tú.
Se hace un silencio en la línea.
──Dame 20 minutos. ¿Ok?
──Ok, Arielle.
──Ok, Rhett. Nos vemos en un rato.
Tranco y cierro mis ojos, su mirada viene a mi mente y todo cobra calma y paz.
Todo…
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Respira
RomantikA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...