Capítulo 40
Arielle Vandenberg
Fuerza.
Caminar se siente pesado, respirar cuesta pero me esfuerzo por hacerlo, sino mi vida... ya se habría acabado.
Salgo del baño sintiendo ajeno mi entorno, me abrazo con fuerza paseando mi mirada por las paredes turquesa que se supone deberían resguardar mi cuerpo y mi mente de atrocidades.
Mi vista focaliza una chaqueta... ladeo mi rostro y me acerco poco a poco a está con cautela, reconozco de quien es... Se la vi hace meses, justamente la primera vez que lo vi. Jamás olvidaré lo que tenía puesto ese día.
No dudó en tomarla en mis manos, la llevo directo a mi rostro para inhalar su aroma y como si fuese magia, el mundo vuelve a girar.
──Viniste. ──susurro.
──Si, vino. ──afirma mi madre. ──. Deberías llamarlo...
No digo nada, me siento en mi cama con su abrigo en mis manos.
Mi mamá entra para buscar mis zapatillas en mi clóset.
──Angust te atenderá en una hora. ──informa.
Asiento en silencio.
──¿Le diste... los diarios?
──Si. Se los di. Llámalo, cariño. La esta pasando mal.
Mi corazón se estruja, y juro que mis dedos pican por hacer la llamada pero quiero estar bien, quiero que él me vea bien. Y quizás tome tiempo pero no puedo estar mal... no quiero estar mal estando a su lado, no se lo merece.
Niego colocándome la pieza, mi madre deja las zapatillas negras frente a mí y suelta un largo suspiro.
──Vivien llamo también. Me pregunto si podía venir en la tarde, luego de que veas a Angust. Le dije que le avisaría. ¿Tienes problema con que venga?
──No. Puede venir... pero sin Rhett. Por favor.
──Esta bien. Le diré. ──susurro.
Me coloco las zapatillas, y mi mamá se sienta a mi lado para cepillar mi cabello.
──Sabes... pensé que quizás luego de salir de que Angust podríamos ir ver algunas películas o sencillamente estar en el jardín y comer allí. Puedo hacerte lasaña.
Asiento en silencio.
──Bueno, vamos.
Me levanto de mi cama, dejo mi teléfono donde se encuentra, no quiero tenerlo encima, pero me detengo cuando Post it Rosa desvía mi mirada hacia mí Dalia eterna.
Lo tomo mientras mi madre espera, veo la caligrafía y reconozco la letra al instante.
Escucha yellow, estaré contigo en cada estribillo.
Te amo.
Doblo la pequeña nota, y la gustado en el bolsillo de su chaqueta para llevarla conmigo. Tomo mi teléfono y mis audífonos finalmente para hacer caso a su petición.
Me coloco los audífonos y la música comienza sonar, veo las notificaciones, tengo muchos mensajes, tanto de voz como escritos. No los reviso, decido hacerlo luego de que hable con Angust.
Mi madre conduce en silencio, y eso me permite refugiarme en la canción de fluye y que me adentra a esos momentos de felicidad que he vivido a su lado, sonrío recordando el concierto, y ese beso... ese beso que ha marcado un antes y un después en mi vida. Porque mi corazón empezó a vibrar a su ritmo desde ese instante.
Cierro mis ojos y revivo todo. Me siento más ligera, y más en calma. Normalmente cuando veo a Angust me lleno de ansiedad porque no se qué esperar, me aterran los diagnósticos que lleven anular mi ser.
No me gustan los medicamento pero entendí que son para mi bienestar.
Cumplen una función que yo no debo interrumpir.
Caminamos hacia el consultorio no me quito los audífonos en ningún momento, tengo la canción en repetición, y eso me hace sentirlo muy cerca. Tanto que giro de vez en cuando buscando su rostro.
──¡Arielle! ──exclama mi psiquiatra.
Su cabello canozo y agradable sonrisa me dan la bienvenida.
──Buenos días, Ela... bienvenida.
Mi madre toma asiento y espera con calma.
──Gracias. ──murmuro, bajo mi mirada y se hace a un lado para permitirme pasar.
Su oficina es de lo más relajante posible, tiene una fuente en una de las esquina el sonido del agua es maravilloso, me quito los audífonos.
Tomo asiento en sofá crema que alivia mi cuerpo.
──¿Té, Arielle?
Niego, la primera vez que vine estuve una hora sin hablar. Me quedé callada... no sabía que decir, como expresarme y no sabía que haría él.
──Me han contado que dejaste los medicamentos por una semana.
──Si. Yo asumí que no eran necesarios, ya que me sentía bien.
Se sienta frente a mí con su taza de té humeante.
──Entiendo, recuerdo que te comenté que el día que los fuese a suspender lo haría progresivamente, ya que no serían para toda la vida, algo que te angustiaba y se que lo hace. La interrupción abrupta de los ansiolíticos puede causar una decaída y crisis. Y es lo que está haciendo.
Frunzo mis labios.
Saca su libreta y cruza sus piernas, estudiando mi postura.
lo haría progresivamente.
──¿Pensamientos recurrentes?
──Si.
──¿Fatiga, mareo, dolor de cabeza?
──Si.
──¿Pensamientos intrusivos?
──Aun no. Yo... ──las palabras no salen de mi boca.
──Arille, seamos sinceros. ¿Los has tenido? ¿has pensado en lastimarte?
──No. Yo no quiero eso... yo... solo he estado muy mal anímicamente.
──¿Triste? ¿Desolada?
──Si, quiero estar bien. Anhelo estarlo. Yo odio verme así, sentirme así.
──¿Volviste a tomar los ansiolíticos?
──Si.
──Recuerda que te comenté que la suspensión abrupta de tu medicación, generaría ambivalencia emocional haciéndote pasar de nuevo por el proceso de adaptación. Queremos llegar a un punto donde pueda ir retirando poco a poco cada medicamento, Donde tú puedas llevar una vida completamente normal. Pero, para ello debemos ser sinceros. Vivien me comentó de los diarios. Quiero saber qué sientes cuando escribes lo que te pasa...
Dejo caer mis hombros.
──Alivio. Es soltar una carga.
──Eso es bueno. ¿Las técnicas han funcionado? ¿el control de la respiración?
──Si. Aunque... existen cosas que detonan mi ansiedad.
──¿Cómo cuales?
──Mi padre, mi inseguridad y mis pensamientos negativos.
──Arielle, no puedes controlar tu entorno pero si puedes controlar lo que te afecta. Tienes el poder y la fuerza. Todos esos detonantes pueden trabajarse. Podemos llegar a un punto donde ninguno de ellos detonen un estado de crisis, y lo sabes. Sabes que puedes...
Tenso mis labios, y empiezo a mover mía dedos entre ellos.
──Le entregué mis diarios a mi novio. ──me aclaro la garganta con un intenso dolor en mi pecho, me corrijo a mi misma. ──. A mi ex novio
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Respira
عاطفيةA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...