Capítulo 12
Rhett Owens
Imposible.
Estoy en la caminadora corriendo con fuerza, las gotas de sudor corren por mí cuerpo y mi corazón late con fuerza en mi pecho pero nada de eso borra la sonrisa que tengo en mi rostro.
Carajos, tenía demasiados años sin sentirme así.
Mi mente no deja de rememorar los besos que nos dimos, como mi corazón se acelero como si fuese un adolescente… Me sentí vivo. Su bella inexperiencia hizo todo más memorable, más hermoso.
Voy necesitar reventarme con los ejercicios para calmar mi cuerpo.
Bajo de la caminadora para irse hacia el área de las pesas, levanto todo lo que puedo ejercitando mis bíceps y hombros.
Cuando mis músculos empiezan a mostrar fatiga, paso las series para recoger mis cosas y caminar hasta el hotel. Compro un agua en el pequeño cafetín y me marcho sin mirar atrás, mi corazón está a millón y el reloj en mi muñeca envía un alerta.
──Debo calmarme. ──susurro para mí.
Me quedo parado en la cera frente al gym, tomo una larga bocanada de aire y empiezo a caminar despacio disfrutando del pequeño atardecer que empieza a teñir el cielo. Sin darme cuenta me voy acercando a Elli’s café donde en la distancia puedo detallar a la mamá de Arielle conversando muy animadamente con un hombre.
Este le sonríe y busca tomar su mano, ella se remueve un poco pero finalmente acepta y ríe viéndolo a los ojos, intento detallarlo para ver si consigo algún parecido con Arielle pero… no, no hay nada.
Ella debe sentir mi mirada ya que se gira hasta donde me encuentro y frunce su ceño al verme, suelta la mano del hombre y yo sigo mi camino ignorando su intensa mirada en la distancia.
Saco mi teléfono y marco el número de quien me tiene con los pensamientos a mil.
──¿Si?
──¿Qué haces? ──inquiero dejando atrás a su madre.
──Estoy enviando las actividades por correo. ¿Y tú?
──Caminando de vuelta al hotel… estuve pensando en algo.
──Dime…
──Deberías de ayudarme a buscar un apartamento para vivir. ──suelto.
──¿Yo?
──Si, tu conoces la ciudad y necesito tu opinión, en realidad quiero tu opinión. ──musito entrando al viejo edificio donde la vieja me recorre con la mirada.
Le guiño un ojo y abre su boca sorprendida. Río divertido subiendo las escaleras.
──¿Que paso?
──La vieja del hotel… le guiñe un ojo y casi se infarta.
Arielle ríe con fuerza al teléfono, siento una calor en el pecho al escucharla.
──Me encanta escucharte reír, me das años de vida. ──susurro. ──. ¿Vas a ayudarme, apellido extraño?
──Si. Voy a ayudarte.
──Perfecto. Busquemos opciones entre los dos.
──Esta bien. ──responde.
Me quedo congelado cuando mi mirada da con Vivien y Cassie, llevan algo en sus manos, mi sobrina se levanta del suelo y corro hacia mis piernas.
──Hola, Cass… ──digo aún con mi teléfono en el oído. ──. Te llamo más tarde, mi hermana y mi sobrina están aquí.
──Esta bien. Hablamos luego, Ladrón de Dalias.
La llamada se cuelga y bajo mi teléfono para ver a Vivien acercándose a mí.
──Hueles horrible. ──suelta frunciendo su nariz.
──Estaba en el gym. ¿Qué hacen aquí?
──Mi esposo me contó que mi hermano no tuve un buen día, y vine a verte… en la mañana estaba en el instituto pero acá estoy ahora. Te trajimos algo.
Cassie me extiende el pastel.
──Gracias. ──cargo a Cassie, y las guio hasta la puerta de mi habitación, abro y las invito a pasar.
Detallo que todo esté en orden, y salvo la caja de pizza todo está en su lugar.
──Carajos, Rhett. ¿En serio duermes aquí?
Mi hermana pasea sus dedos por la mesa, y desvía su mirada hacia un par de pétalos turquesas que yacen sobre mi cama.
──¿Y eso que es?
──Pétalos. ──le digo con sorna, bajo a Cassie que corre a encender el televisor.
──¡Tío! ¿Tienes novia? Mis amigas del colegio me enviaron a preguntar. ──suelta tomando por sorpresa a su madre.
──No, no tengo novia… pero quizás pronto tenga una. Luego te digo cómo se llama. ──Cassie ríe. ──. Tienes que guardarme el secreto.
Cassie chilla y asiente emocionada.
Siento un golpe de Vivien y río para sentarme en mi cama, mi hermana sigue mis pasos.
──¿Qué fue lo que pasó? ──instiga mi hermana.
──Si vas a analizarme me callo lo que pasó.
──No vine como psicóloga, vine como hermana. Me preocupas Rhett y siento que este estoy forzando a avanzar. Y si es forzado, no deberías hacerlo… ──dice tomando mi mano.
Suspiro con fuerza y me dejó caer en la cama para mirar hacia el techo.
──Todo está igual, no han movido nada… entrar en esa oficina fue como volver en el tiempo. ──musito. ──. Volví a ser un niño de nueve años, volví a mi adolescencia… hasta me llene de miedo.
Vivien se acuesta a mi lado.
──¿Deseas que mande a sacar algunas cosas?
Niego.
──Vine a hacerle frente a mí pasado… ¿Qué me diría Vivien la psicóloga?
──Te diría… que el pasado es eso, pasado… que aunque no podamos borrarlo, podemos cambiar el enfoque y la manera en la que lo vemos. Buscar eso que dejo y tomarlo como una fuente de energía que nos impulse a seguir. Aprender que aunque el dolor se mantenga, eso no define nuestro presente…
Giro mi rostro para detallar a Vivien.
──Él cometió muchos errores, y nos hirió… pero yo no soy esa. Yo no soy el dolor, el pasado… yo soy quien superó todo, y salió adelante. Tu puedes hacer lo mismo.
Sonrío ante sus hermosas palabras.
──Eres inscribe, voy a ducharme para que comamos pastel. ¿Si?
──Si, por favor…
Río y me levanto para buscar algo de ropa, y meterme en el baño.
***
Terminamos de ver un película acostados los tres en mi cama, Vivien detalla la hora y se levanta para pellizcar las mejillas de su pequeña.
──Es hora de irnos, ya tu papá está esperándonos en casa.
──Yo las llevo. ──me ofrezco saliendo de la cama.
──No te preocupes, mi auto está abajo.
──No voy a dejarlas irse tan tarde. Deja tu auto, y que mañana mi cuñado venga por el. Vamos…
Tomo mi billetera y cargo a Cassie para que recargue su cabeza en mi hombro, bosteza agotada. Bajamos juntos hasta el estacionamiento, donde recuesto a mi sobrina en el asiento de atrás.
Vivien toma asiento del lado de copiloto y me pongo en marcha hacia la casa de mi hermana, quién va en silencio disfrutando de la música. Al llegar a su casa la ayudo hasta el frente donde mi cuñado espera para recibir a Cassie quien ya está completamente dormida.
──Mañana iré por el auto.
──tranquilo. ──musito dejando un beso en la mejilla de mi sobrina. ──. Gracias por la visita. ──digo hacia mi hermana.
Esta me abraza y se adentra a su casa. Me marcho sabiéndolas a salvo y en casa, ya con ello me lleno de tranquilidad.
Conduzco de vuelta al hotel pero una idea se cruza por mí mente, así que me desvío de la ruta e ingreso a la zona urbana de la ciudad donde un complejo de casas me da la bienvenida paso justamente frente a su casa, mi mirada va directo hacia la ventana que refleja luces de estrellas en el techo.
Sonrío imaginándola en su cama acostada viéndolas. Aparco a una calle de distancia y camino por la noche oscuro acercándome a su casa, detallo que el auto de su madre está pero todo está a oscuras salvo por su habitación, tomo una pequeña piedra para lanzarla al vidrio.
Espero un par de segundos mirando fijamente hacia ese punto que me separa de ella.
Una sombra aparece y la ventana se abre. Su rostro dibuja una sonrisa en mis labios.
Se sorprende al verme, mira hacia todos lados.
──¿Qué haces aquí? ──susurra levemente.
──Vine a desearte buenas noches. ──musito muy bajo.
Frunce su ceño al no escucharme. Vuelvo a repetir lo mismo pero nada, así que hago una locura, me acerco a la fachada de la casa, y por una enramada que visualizo comienzo a subir rezando que sostenga mi peso y que no me haga caer.
El rostro preocupado de Arielle me hace apresurarme.
──Te dije… que vine a desearte buenas noches. ──digo cuando finalmente llegó a su ventana.
──¿Estás loco? ──inquiere posando sus manos sobre mis brazos para sostenerme.
──Algo… ¿Me vas a dejar pasar…?
Asiente apresurada y abre las cortinas para ayudarme entrar a su habitación, procuro no hacer ruido y ella corre a pasar seguro a la puerta.
Recorro con mi mirada todo, y sonrío al notar las Dalias en su escritorio, una ya marchitándose y la otra rebosando vida.
──Muy linda tu habitación…
──Es tardísimo… ──susurra llamando mi atención, me giro a verla.
Lleva una pijama de celeste de seda.
──¿Estabas dormida?
──No… no podía.
──¿Por qué? ¿En qué pensabas? ──inquiero acercándome a ella.
Suspira largo y pesado.
──En ti. ──suelta.
──¿Específicamente en que?
Muerde su labio y bajo mi rostro para quedar más cerca del suyo.
──En que sería muy cómodo y agradable, dormir a tu lado… creo que podría conciliar el sueño sin medicamentos.
Asiento, entrelazo su mano con la mía y la guío hasta su cama, duda un segundo pero me sigue en silencio y sube a esta, yo me quito las botas y me acuesto a su lado, puedo ver las pastillas en la mesita pero las ignoro.
Arielle se pega a mi cuerpo y yo la abrazo más. Puedo sentir el calor que emana y como su corazón comienza a calmarse poco a poco.
──Ahora si… buenas noches, Arielle.
──Buenas noches, Rhett.

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Respira
Roman d'amourA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...