Capitulo 67
Arielle Vanderberg
Realidad.
Un apartamento vacío, un hueco en el corazón y un nudo que aprieta y aprieta en mi estómago.
Eso es lo que veo, y siento.
Me recuerdo que solo tengo que respirar, que ellos vendrán si algo sale mal y que allá donde se encuentran me piensan y extrañan.
Todo estará bien.
Todo estará bien, Arielle. Me repito un par de veces.
Comenzar en una universidad donde no conoces a nadie choca con fuerza en tu estabilidad emocional, ser la nueva afecta… pero mantener la mente ocupada ayuda a que mi cabeza no de tanta vueltas.
Hoy fue mi primer día, llegué llena de dudas y miedos pero el entorno el ruido hicieron que mi día fluyera como debía hacerlo con calma.
No puedo negar que más de una vez pensé en salir corriendo, aún lo pienso pero no le daré pie a mi mente.
No puedo hacerlo. Esto es por mi, por mi mamá, por mi papá, y por Rhett.
Anoche me llamó, tal cuál como lo prometió. Ninguno dijo nada sólo nos quedamos viendo en silencio dejando que las lágrimas las cayeran por nuestras mejillas. El adaptarnos a la distancia tomará tiempo, y la verdad es que no sé si quiero adaptarme a ello porque eso diría que me siento bien sin él, y aunque entiendo que así debe ser, no quiero.
Mi horario me mantendrá realmente ocupada, y solo espero no sentirme abrumada por ello, así que ahora voy camino hacia mi nuevo psicólogo. El cual me dará técnicas para sobrellevar la situación.
Toco la puerta un poco dudosa pero lo hago.
Una dulce señora me abre y sonríe al verme.
──¿Arielle Vander…?
Se le enreda la lengua, y sonrío.
──Vanderberg.
──Eso mismo. ──dice abriendo la puerta para mí un poco más, me señala un sofá y cierra. ──. Que apellido tan extraño.
Murmura haciendo que me le quede mirando.
Rhett…
──¿De casualidad usted roba dalias?
La mujer frunce su ceño mientras camina hacia su escritorio.
Se sienta en su silla para luego sonreír, y saca algo debajo de su escritorio y es un tulipán.
──No Dalias, pero si Tulipanes. ──mi sonrisa se expande y me acerco a ver el hermoso tulipán que tiene en un bello matero.
──Esta bellísimo. ──susurro mientras ella detalla la flor. ──. ¿No es más fácil comprarlos?
Bufa, haciéndome reír.
──Le quitas la diversión a la vida. ──se queja guardando el tulipán.
La puerta que está detrás de ella se abre, un hombre mayor sale y desvía su mirada hacia la mujer y luego hacia mi.
──¿Arielle?
Asiento, se acerca a mi y extiende su mano.
──Mucho gusto, soy Gustavo Mohamed. Es un placer. He oído hablar mucho de ti gracias a Vivien. Ella fue mi alumna.
Estrechamos manos y me siento más en calma al conocerlo.
──¿Ya mi esposa te enseño el tulipán que se robó de casa del vecino?
Desvía su mirada hacia ella que lo ignora mientras finge teclear.
──Es más divertido así. ──murmura.
──Ya lo de ella es patológico. ──dice hacia mi y la mujer ríe. ──. He intentado tratarla pero ya sabes, la mujer manda. Ven pasa…
Me guía dentro de su oficina, mi cuerpo se relaja al escuchar la leve música.
La iluminación natural de los inmensa ventanales que dan con el jardín lleno de nieve la hace sentir muy pacífica.
──Yo conozco a alguien que roba Dalias. ──susurro.
Me indica el sofá y sonríe.
──¿Es patológico?
Niego con una sonrisa.
──Solo lo hace para verme sonreír. ──respondo.
──Eso es bonito, mi esposa me hace correr detrás de ella cada que ve una flor que le gusta. Y ya estoy viejo sabes, mis rodillas ya piden auxilio pero son momentos que disfruto con el alma. No vayas a decirle. ──sentencia, y pase mi dedo por mis labios en señal de silencio. ──. Bueno, Arielle estás aquí para hablarme de ti, y yo que aunque estoy viejo todavía escucho bien, y doy buenas recomendaciones.
──Es extraño hablar con alguien que no sea Vivien.
──Lo sé, pero podrás hacerlo. Somos amigos. Ya sabes que mi esposa es una ladrona compulsiva de flores… eso te hace cómplice de sus delitos. ──rio relajando mi cuerpo.
Todo en ellos me recuerda a él.
──Padezco de ansiedad y depresión desde hace años. Los detono el abandono de mi padre… pero tengo más de seis meses sin una crisis. Sigo medicada, y estoy llena de temor.
──¿Por qué Arielle?
──Estoy sola, lejos de mi familia en un lugar que no conozco y abriéndome paso hacia un futuro incierto.
──¿Qué te causa lo incierto? Háblame de eso.
──Angustia, miedo y ganas de huir.
──¿De volver a casa?
Asiento.
──Todos tenemos un lugar seguro, un espacio en el cuál nos sentimos a salvo de aquello que no nos gusta o de aquello que no conocemos. Algo que debemos aprender es que nuestro lugar seguro somos nosotros mismos donde quiera que estemos. Sentirnos a gusto depende solo de una decisión. Tu puedes ser tu lugar seguro, estando aquí o estando en Atlanta. La mente tiene poder, lo pienso y lo creo. Si tu te dices a ti misma varias veces; yo soy mi lugar seguro. Llegarás a un punto donde así lo sientas. ¿Cómo te fue hoy en la universidad?
Frunzo mis labios, y recuerdo la sensación.
──Quería huir.
──¿Lo hiciste?
Niego.
──¿Por qué Arielle? Tenías todo para hacerlo.
──Porque vine aquí con un objetivo, graduarme, crecer emocionalmente, y espiritualmente. Porque vine con el objetivo de ser mejor.
Sonríe y se inclina hacia adelante.
──La mente tiene poder…. ──susurra. ──. Te lo dijiste, te lo planteaste y mira lo que lograste. No huiste, Arielle. ──sonrío al escucharlo. ──. Plantéatelo; Yo soy mi lugar seguro. Tienes un objetivo, ve por él. La ansiedad no tiene cabida en esta etapa de tu vida, no digo que no tendrás un episodio porque quizás pase pero en tus manos están las herramientas para superarlo.
──¿Qué pasa si me doy por vencida? ──inquiero con mi cabeza llena de dudas.
──No pasa nada. La vida consiste en caernos, levantarnos y seguir. No serás la primera, ni la última. La pregunta es; ¿Quieres darte por vencida?
Niego.
──No. Estoy aquí con un objetivo.
──Ve por él entonces. Todos los que están en Atlanta quieren verte lograrlo, y tú quieres tener esa satisfacción personal lo veo en tu mirada. Tu puedes y aquí estaré para guiarte.
Sonrío al escucharlo.
──¡Por cierto!
Se levanta y va hacia su pequeña biblioteca saca mi libro, lo reconozco al instante.
Siento mi corazón a mil.
──Esto. ──me lo muestra. ──. Dice más de Arielle que cualquier otra cosa, esto grita con fuerza que Arielle Vanderberg es fuerte, inteligente y valiosa y que lucha por lo que quiere. Por favor, fírmalo.
Me lo extiende y lo tomo sonriendo de oreja a oreja, paseo mis dedos por su portada, y la abro recibiendo un bolígrafo para dejar mi nombre en el.
──Alcanzaras todo lo que te propongas en la vida. Y yo tengo una ladrona de tulipanes en mi vida.

ESTÁS LEYENDO
Respira
RomanceA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...