Capítulo 6
Rhett Owens
Sus orbes.
──¿Te parece? Es un trato justo. ──susurro.
──Es justo pero no puedo darte la receta tan fácil. ──musita devorándose el Panini.
Tengo el leve presentimiento que no había comido nada. No se porqué razón no puedo alejarme de ella, siento está inmensa necesidad de estar para ella, de ser eso que necesita.
Es extraño.
──No es nada fácil robarse una docena de Dalias turquesas. ──vocifero.
Sus orbes son maravillosos, una mezcla de verde con ámbar que se intensifican con la luz, y el leve brillo de la luna los acentúa mucho más. Son enigmáticos y llamativos.
──Puedes comprarla, sabes… no tienes que robarlas.
──Debo hacerle honor a mi nombre, ¿No crees?
Mi teléfono comienza a repicar en el bolsillo de mi pantalón, lo saco limpiando rápidamente mis manos con una servilleta que ella me extiende.
Vivien…
Deslizo mi dedo por la pantalla y llevo el aparato a mis oídos.
──Vivien… ──Arielle se tensa al escuchar el nombre de mi hermana. ──. ¿Todo bien?
──Todo de maravilla pero mi hermano cómo que olvidó que tiene una cena con nosotros. ──musita.
──¡Mierda! ──exclamo llamando la atención de Arielle. ──. Dame unos minutos… ¿Si?
──Esta bien, está bien pero no tardes. ──dice y tranca la llamada.
Me giro para detallar un deje de tristeza en la mirada ida de Arielle, noto que tiene un poco de salsa en la comisura de sus labios y me tomo el atrevimiento de acercarme a ella para quitárselo, se sorprende al sentir mis dedos pero queda quieta permitiendo que la limpie.
──Tengo una cena en casa de Vivien… se suponía que era ayer y los dejé embarcados. ──musito sin quitar mi mirada de la suya.
──Ve…
──Déjame llevarte a tu casa, por favor. Estoy en un hotel por acá… buscamos mi camioneta y te llevo.
──Vas a demorarte demasiado, yo puedo volver al café.
Se levanta y acomoda su abrigo, bota la bolsa y el resto de lo que quedó. Una idea muy loca viene a mi mente.
──¿Y si vas conmigo? ──inquiero.
──¿A dónde?
──A la cena. ──suelto, sus cejas se elevan, y niega rápidamente.
──¿Estás loco? Vivien es mi psicóloga no puedo ir contigo a esa cena, no me sentiría cómoda, además que no lo creo correcto. ──explica con mucha calma. ──. Ve tranquilo. Disfruta de tu familia. Fue bueno volverte a ver por tercera vez en el día.
Sonrío al escucharla.
──Vamos te acompaño hasta el café. ──insisto parándome a su lado, se me queda viendo de pies a cabeza, bufa al notar que no desistiré y empieza a caminar de vuelta conmigo a un lado. ──. Si mañana te fugas nuevamente del instituto, escríbeme…
Ríe nerviosa.
──No debería hacerlo, van a llamar a mi madre… ──dice.
──No me has dicho si por fin va el trato…
──Tienes que darme más que una docena de Dalias, no me convences.
──Voy a tener que secuestrar un camión entonces.
Sonrie de medio lado, y se mantiene en silencio a mi lado pero con el rostro iluminado. La observo de reojo.
──¿Qué?
──¿Me escribirás?
──No tengo tu número, Ladrón de Dalias.
──Eso se soluciona rápido, dame tu teléfono. ──pido, se detiene un momento me observa, y revisa en su bolso para extenderme el aparato.
Enciendo la pantalla para detallar lo que tiene de fondo; una foto de ella junto a quien creo que es su papá.
La sonrisa y la alegría que se refleja en sus orbes es cautivadora.
Marco mi número y lo guardo como “El ladrón de Dalias” se lo doy de vuelta y saco el mío para que ella haga lo mismo.
──No vas a fugarte tan fácil. ──susurro viéndola como marca su número.
──Como si pudiese hacerlo. Hasta sabes dónde vivo. Temo por mi vida. ──musita haciéndome reír. ──. ¿No eres un asesino, verdad?
──Si fuese, ¿Crees que te lo diría?
──Jamás. Soy tu víctima. Te mostrarás encantador, interesado y sobre todo complaciente conmigo, para finalmente cuando me tengas entre tus manos… lograr tu cometido. Patrones que una mujer alumbrada por el físico de su asesino jamás notaría.
Río con fuerza, ella me detalla con una leve sonrisa en sus labios.
──Eso quiere decir que te parezco atractivo. ──señalo elevándole una de mis cejas. Abre sus ojos en demasía y niega rápidamente. ──. ¿No? ¿En serio?
Se muestra nerviosa mirando a todos lados, doy un paso hacia ella.
──No te pongas nerviosa apellido extraño, solo estoy bromeando. ──tomo mi teléfono de sus manos, rozando ligeramente nuestros dedos.
La corriente que siento ante el pequeño tacto es impresionante.
──¿Arielle? ──llaman interrumpiendo en silencio cómodo que nos rodeada.
Los sonidos vuelven y todo a nuestro alrededor empieza a moverse.
Ella se gira hacia quien creo es su madre, es la misma persona con la que discutía hace rato.
──¿Todo bien? ──inquiere desviando su atención hacia mí.
──Si, ya voy. ──vuelve el verdor de sus orbes con leves toques ámbar hacia mí. ──. Nos vemos… gracias por todo. ──susurra muy bajito.
──No hay nada de agradecer. Nos vemos, Arielle.
──Nos vemos, Rhett.
Se aleja de mi caminando hacia la mujer que la espera, está pasa el brazo de ella sobre sus hombros en modo de protección y se adentran hacia el interior del café.
Mi teléfono vuelve a vibrar y detallo que es mi hermana, otra vez.
¡Mierda!
Voy tardísimo.
****
Escucho a Álex comentarme sobre las empresas, las ligeras manos de mi hermana se posan en mis hombros con sutileza, se acerca a mí ligeramente.
──¿No pudiste ducharte al menos? ──pregunta, ladeo mi rostro hacia ella.
──Si lo hacía, llegaba más tarde.
Mi hermosa y bella sobrina pellizca mi mejilla para llamar mi atención, me giro hacia ella.
──Oye… no seas abusadora. ──suelto, ríe divertida.
──Tio, tienes que cortar tu cabello. Tu corte es extraño.
──¿Extraño? Estoy a la moda Cassie… ¿Cuanto quieres apostar que si te llevo mañana al colegio causare impacto entre tus amigas? Todas querrán venir a tu casa para verme.
Poso mi dedo en su nariz y está voltea sus ojos.
──¿Rhett seguimos? ──pregunta Alex. ──. Hay mucho que hacer.
──Si, lo siento.
──Tenemos proveedores a los cuales se les debe mucho dinero.
──¿Y porque es eso? ──tomo las facturas que me extiende.
──Tu padre las dejo acumular. La verdad es que no entiendo el porqué. Tenemos maquinaria que necesitan servicio, algunas están por detenerse y eso implicaría.
Cuando dice; Tu padre. Mi piel se eriza.
──Perdidas… ──susurro. ──. ¿De cuánto estamos hablando?
──De millones. Yo he logrado poner en orden algunas cosas pero sabes que esto no es lo mío. A mi ponme como jefe de alguna construcción pero la verdad Rhett es que llevar esta empresa no se hacerlo. Tome el control por Vivien…
Paso las facturas detallando todo lo que hay que hacer. Rogué mucho por tener está puesto, y aquí estoy años y años después teniéndolo y se siente tan agridulce que no se cómo expresarlo.
──Ok, veré esto hoy en la noche. El lunes me tendrás allá.
──Perfecto. ──mi cuñado se levanta relajado y feliz de escuchar esas palabras. ──. Todos estarán feliz de verte.
Asiento con parsimonia.
Este se acerca a mi hermana y deja un beso en su mejilla con dulzura y amor.
Cassie brinca frente a mí.
──Ese corte es de ninja. ──vuelve a insistir mostrándome su iPad con la fotografía de mi corte que consiguió en internet.
Hago movimientos ninja ante sus muy azules ojos y ríe soltando su iPad para correr por la casa.
──¡Cassie lávate las manos! ──grita mi hermana. ──. Es hora de comer. Y tú. ──me señala. ──. Ve a lavarte por lo menos la cara, das asco.
Tanto mi sobrina como yo bufamos.
Me levanto para ir al baño de visita, tomo una toalla y un poco de jabón para lavarme el rostro, estoy sudando y con el cabello hecho un desastre.
Lavo mi rostro con suficiente jabón y agua, para luego peinarme y recoger el cabello largo que tengo. Sonrío viéndome en el espejo con el recuerdo de ella en mi mente.
¿Qué tiene esta niña?
Saco mi teléfono, y río con fuerza al ver como se grabó en mi teléfono.
──¡Carajos!
──¿Rhett todo bien? ──inquiere mi hermana al escucharme.
──¡Si!
Tecleo un mensaje que espero sea de su agrado.
Se escribe Vandenberg “Arielle”
Ahora ya sé cómo escribirlo, pero tienes que enseñarme como pronunciarlo.
Guardo mi teléfono en el bolsillo de mi mono de ejercicios, y salgo del baño ganándome un rostro lleno de satisfacción de mi hermana.
Me señala mi puesto y me siento en el comedor con todos, no tengo hambre debido al Panini que comí con Arielle pero el olor a comida casera invade mis fosas nasales y hace agua mi boca.
Un delicioso pollo al horno es servido por mí hermana con una patatas.
──No tengo mucha hambre pero esto… no dejaré de comerlo.
──¿Y porque no tienes hambre?
──Me comí un delicioso Panini de rosbif con aderezo de mostaza y miel. ──describo el pan.
──¿De Elle’s café?
Asiento llevando un bocado a mi boca. Cassie me observa maravillada.
──Sabia que te gustarían…
──Si, pero en realidad me gusta otra cosa de allí. ──suelto sin darme cuenta.
Cuando elevo mi mirada tengo todos los ojos en mi.
──¿Qué? ──pregunto.
──¿Qué dijiste?
──Nada… no dije nada. ──resuelvo rápidamente al percatarme lo que salió de mi sin filtro.
Me gustan los apellidos extraños.
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Respira
RomanceA veces olvidamos que la vida consiste en tomar un largo respiro y continuar con el camino. Si algo he aprendido es eso... ha apreciar hasta esa pequeña bocanada de aire fresco que inhalas y expande tus pulmones haciéndote sentir vivo y pleno. Vol...