capítulo 18

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Capítulo 18
Rhett Owens
Calma.

Cierro mis ojos bajo el agua caliente que comienza a correr por mí cuerpo, ir al gimnasio me ayuda a quemar un poco de energía y sobre todo a mantenerme centrado. 

No puedo dejar de pensar en Arielle.

Salgo de la ducha luego de una jornada en gym, y escojo lo que me pondré rápidamente, recojo mi cabello con una pequeña cola que me deje Cassie cuando vino con Vivien.

Dejo todo arreglado en la habitación, llamo a la agente inmobiliaria mientras bajo las escaleras y concreto con ella donde vernos.

Un leve carraspeó me obliga a detenerme, la señora del hotel está en el recibir tejiendo. Eleva su mirada y me sonríe.

Tranco la llamada y me acerco a ella.

──¿Debo algo? ──inquiero.

Niega con desdén.

──Eres el mejor cliente que he tenido en años. ──murmura. ──. Te dije que conocía a todos en la ciudad. ¿Verdad?

──Si, lo dijo…

──Arielle Vandenberg. Ya decía yo que esa hermosa chica la había visto en algún lugar.

No digo nada, solo detallo como sigue tejiendo mientras habla.

──Su papá se fue hace años de la ciudad, por un escándalo. La pobre chica ha sufrido, no la hagas sufrir más. ──dice llamando mi atención.

Ladeo mi rostro al escucharla, es mi oportunidad de saber todo.

──Yo no la haré sufrir. ¿Por qué se fue? ──inquiero recargando mis codos en la recepción.

Deja de tejer y me observa.

──Tu padre era un miserable que no te merecía como hijo. ──me quedo impactado por lo que dice. ──. Siempre fue una basura de hombre, pensé miles de veces en decírselo a tu madre, pero la pobre estaba tan enamorada que veía en el un príncipe azul. Nada de lo que hiciéramos la haría cambiar de parecer.

Un frío recorre mi espalda.

──¿Conocías a mi madre?

──Oh si… Elisa era la más bella, la más cariñosa y la más bondadosa. Siempre tenía una sonrisa en sus labios, siempre estaba dispuesta a ayudar a quien fuera. Pero, esa escoria se atravesó en su camino. ──murmura volviendo a tejer.

Sé lo que sucedió. 

──No hagas lo mismos que él, no apagues esa luz.

──Yo jamás haría eso. ──digo. ──. ¿Por qué el papá de Arielle se fue? ──insisto desviando el tema de algo que me afecta.

Frunce sus labios y sigue con su labor.

──Eso es algo que ella debería decirte. No yo… hasta luego, niño rico.

Me ignora a partir de este momento, gruño encaminándome hacia donde se encuentra mi camioneta para ir en busca de Arielle.

En mi mente no se deja de reproducir todo lo que dijo la anciana… siempre ha sabido quién soy, incluso conoció a mi madre de cuál mis recuerdos son casi nulos.

No recuerdo nada de ella. Lo que sé, es por Vivien. Porque ni siquiera él llegó hablarme de ella en algún momento. Cuando preguntaba, gritaba colérico.

──¡Mierda! ──gruño aferrado al volante.

Aparco a una leve distancia de la casa de Arielle, relajo mi cuerpo y finalmente decido bajarme para ir en su búsqueda.
Paseo mis manos por mis rostro lleno de frustración, toco un par de veces la puerta sintiéndome casi derrotado pero cuando su rostro aparece todo cambia.

Mi corazón hace un fuerte golpeteo, lleva su cabello suelto, va vestida de negro…
Un top, una chaqueta de cuero y un pantalón ceñido a su cuerpo.

Un ligero maquillaje acentúa su belleza.

Sonríe al verme dejando todo atrás lo que me afectaba. Quedo sin aliento y debo recargar mis manos en el marco de la puerta.

──Necesito que me abraces, Arielle. ──susurro, ladea su rostro y no lo duda ni un segundo.

Rodea mi pecho con sus manos y esconde su rostro en mi cuello, siento el calor de su aliento en mi piel. Paseo mis manos por su espalda e inhalo el aroma de su cabello.

Cierro mis ojos y disfruto de este momento.

──Todo estará bien. Estamos juntos… ──musita, y esa frase es música para mis oídos, es alegría y calma.

Ella dándome fuerzas es todo lo que necesito. A pesar de toda la mierda que se acumula en su mente está dispuesta a estar para mí. Es justo lo que necesito…

──Si, estamos juntos. Eso es lo único que necesito. ──susurro, eleva su rostro y sonríe.

──¿Nos vamos?

──Si.

Entrelazo su mano con la mía, caminamos hacia la camioneta, no dejo de mirarla.

Esta bellísima.

──Estás hermosa. ──susurra, sus mejillas se sonrojan.

──Gracias. Hoy… mis ánimos están al máximo.

──Puedo notarlo, y eso me hace muy feliz. En serio.

Asiente cuando le abro la puerta. Detallo en la distancia que alguien se acerca, me tenso al notar quién es. Es la misma chica con la que salí cuando llegue a la ciudad, está paseando a su mascota. Detalla la camioneta posando su mirada en Arielle.

Yo la ignoro, he intento pasar a su lado pero busca interponerse.

──Hola, Rhett… ¿Cómo estás?

──Hola, bien. ¿Y tú? ──inquiero.

──Bien, no me has llamado. ──dice.

──He estado ocupado, con mi novia. ──aclaro. ──. Y antes de que pienses que cuando salí contigo estaba con ella, no. No es así. Ahora sí me disculpas… fue un placer verte.

Rodeo la camioneta dejándola parada en plena cera, subo y Arielle no dice nada, busco inmediatamente su mano, no quiero que esto dañe lo bien que se siente.

Ella se aferra a mi mano, me inclino hacia ella y hago que su rostro se acerque la mío.

──Eso no fue nada. ──susurro. ──. Tu eres todo. ¿Ok?

Asiente.

──Ok.

Poso ligeramente mis labios sobre los de ella, y se relaja ante el beso.

Enciendo el motor y nos alejamos de la urbanización mientras la rubia hermosa que va a mi lado cambia emisoras buscando algo que le guste.

──¿Ya viste algunos?

──No. Supuestamente tiene algunas opciones. Ya veremos. ¿Conoces esta dirección?

Le extiendo mi teléfono para que la detalle.

──Si, claro. Es una buena zona. Las edificaciones allí son nuevas.

Se sale del chat y se queda impactada con lo que ve de fondo de pantalla.

──Nuestra foto. ──susurra.

Nuestra foto, la del concierto… ella sonriendo y yo dejando un beso en su mejilla.

──Si. Nuestra foto… ──le guiño un ojo y aparco en el edificio donde la agente inmobiliaria nos espera. Apago el motor y Arielle no quita su mirada de mi. ──. ¿Qué pasó?

──Eres maravilloso. ──susurra.
Sonrío hacia ella.

──No más que tú, vamos… nos esperan, y me gusta ser puntual.

Nos encaminamos hacia la mujer que nos espera ansiosa con su maletín en sus manos.

──Mucho gusto, Rhett Owens. Es un placer… ella es mi novia, Arielle Vandenberg. ──musito ganando me una amplia sonrisa de quien me acompaña.

──Lissa Quinn. Es un placer. Bella pareja, veamos las opciones. ¿Les parece?

──Perfecto.

Nos guía hasta la edificación, es nueva y lo que me gusta es que esta en una buena zona, donde todo está cerca. De lo único que puedo quejarme es que el instituto está lejos…

Subimos al elevador. Arielle no suelta mi mano en ningún momento. Yo solo pienso en que si ella me necesita, tardaré en llegar a ella.

Entramos al apartamento que está para estrenar, todas sus paredes en blanco, y totalmente vacío con una vista increíble de la ciudad.

Camino con Arielle detallando cada espacio.

──Es lindo… imagina tus libros de Harry Potter en una biblioteca blanca en esa pared. ──dice dibujando una sonrisa en mis labios.

──Me gusta la idea pero no me gusta el lugar.

──¿Por qué?

──Porque estaré lejos de ti. Quiero algo más céntrico.

──Este es el primero apenas. ──susurra. ──. En auto llegas rápido a donde sea.

──Este no es. ──sentencio girándome hacia la mujer. ──. ¿Tiene alguna opción céntrica?

──Si, claro. Vamos…

──Vamos. ──Arielle ríe divertida por mí actitud. ──. ¿De que te ríes?

──De nada…

──¿De nada? Lo que dije es serio. No pienso estar mejor de ti.

La pego a mi cuerpo y dejó un beso en su cabeza.

──Sigamos buscando y viendo…

──Sigamos.

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